Una de las disrupciones más profundas que han llegado a las ciudades españolas en los últimos años ha sido la generada por la movilidad compartida. La digitalización ha permitido que lo que hasta hace poco era un producto pueda transformarse en un servicio de la noche a la mañana.
Un ejemplo claro de este fenómeno lo podemos observar en el carsharing. Hace unos años, quien necesitaba un coche debía comprarlo o alquilarlo por días a precios elevados. Hoy es posible utilizar unos minutos un vehículo y pagar sólo por el tiempo que ha durado el desplazamiento.
Nuestro invitado de hoy a En Movimiento, Carlos Blanco, CEO de Wible, ha vivido en primera línea la puesta en marcha de un servicio que ya está teniendo un impacto importante en el mix de la movilidad de una ciudad como Madrid, que seguramente sea a día de hoy, es una de las capitales mundiales de la conocida como sharing mobility.
Tras un periodo de fuerte crecimiento, Wible como muchos operadores de movilidad se vieron obligados a parar sus operaciones debido a la llegada de la pandemia de Coronavirus. Su CEO repasa en nuestra conversación los retos a los que la empresa se está enfrentando en esta vuelta a la actividad en la que tanto ha cambiado el tablero de juego.
¿En qué momento está Wible tras el impacto de la Covid-19?
Somos una empresa que ya operamos en Madrid con 500 vehículos cero emisiones. Nacimos de la unión entre Repsol y Kia que decidieron unirse en una alianza estratégica en 2018. Desde nuestro arranque hemos pasado por diferentes fases. La primera fue una especie de línea recta en la que corrimos y aprendimos mucho.
Luego llego la Covid-19 y entramos en una carretera con mucha niebla, llena de incertidumbre. El reto ha sido entender qué iban a pensar de nosotros los usuarios, cómo volver a activarlos después de que, como todos los operadores de carsharing, nos viéramos obligados a parar las operaciones.
Ahora estamos en un momento de recuperación. Una carretera con muchas curvas, pero por la que estamos avanzando mientras nos adaptamos al nuevo contexto. Hemos dialogado con nuestros usuarios y hemos visto que el 85% de ellos nos consideraba un modo de transporte seguro.
Con el relanzamiento, pusimos en marcha un nuevo servicio con el que nuestros usuarios pueden alquilar nuestros coches por periodos de 3 a 30 días. Con el valor adicional de que te entregamos el coche en tu domicilio totalmente desinfectado. Creemos que es un servicio que se adapta muy bien a las nuevas necesidades del consumidor.
Parece que el boom de la movilidad compartida no para de crecer, ¿en qué dirección se dirige el sector?
Han pasado cuatro cinco años desde que llegó el primer operador de carsharing a una ciudad española. Ahora mismo ya estamos muy consolidados en las grandes ciudades. Seguramente falta camino por recorrer en las más pequeñas. Pero ya estamos en la agenda de las administraciones. Algo tenemos que estar haciendo bien para que, siendo tan jóvenes, ya se nos tenga en cuenta.
Ahora más que nunca tenemos el mayor apoyo de distintas Administraciones públicas. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid ha habilitado plazas exclusivas para vehículos de carsharing. Del mismo modo, la Comunidad de Madrid ha puesto en marcha los bonos ambientales que permiten que, tras achatarrar un coche, puede obtener un bono de 1.200 euros para usar en servicios de sharing. Además, la DGT nos ha habilitado las etiquetas identificativas de nuestro servicio. Esto nos da mucha relevancia y credibilidad.
Ahora mismo, nuestro gran reto es recuperar la demanda previa a la Covid-19. Estamos en el buen camino. Estoy convencido de que, a corto plazo, todos los participantes de la movilidad compartida vamos a desempeñar un papel fundamental en las ciudades a corto plazo.
La utilización del coche particular se está recuperando mucho más rápido que la del transporte público, ¿esto es sostenible en el tiempo?
El transporte público tiene que ser el eje vertebrado de la movilidad en cualquier ciudad. Es fundamental. Estamos viendo datos y analíticas de mucho uso de coche antiguo. Este es el camino equivocado. Cuanto más se usa el transporte público, más se utiliza el carsharing.
Estoy convencido de que la situación se va a normalizar con el paso de los meses. Pero es que el mundo está cambiando más rápido que nunca. La reforma de los sistemas de movilidad es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos como sociedad. Las proyecciones indican que las necesidades en este campo se van a duplicar para el 2050. La cooperación público-privada va a ser clave para poder poder ofrecer soluciones a todos los casos de uso.
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