La apuesta por derivar tráfico aéreo a las vías del ferrocarril cada vez es más férrea en Europa. Francia y Alemania han sido los últimos países en anunciar importantes medidas para limitar los viajes en avión y potenciar al ferrocarril como el medio estrella de los viajes domésticos.
Los planes de ambas potencias europeas persiguen el mismo objetivo: conseguir un drástico recorte en las emisiones de CO2. Una meta que tiene como fecha marcada en el calendario a 2030, año en el que los socios comunitarios se han comprometido a presentar los primeros logros en materia de sostenibilidad.
Aunque el fin de las medidas puestas en marcha por Francia y Alemania es compartido, los medios son bien distintos. Mientras en Francia se va a optar por una limitación de trayectos, en Alemania se están tejiendo alianzas para que el proceso sea más acompasado.
Francia eliminará las rutas aéreas de transporte de pasajeros de hasta dos horas y 30 minutos que puedan realizarse en tren. La ley del cambio climático que incluye esta medida ya cuenta con luz verde de la Asamblea Nacional del país. Ahora, sólo falta que el Senado también la refrende para que se convierta en realidad el próximo año.
Según marca el proyecto, el objetivo es que a finales de marzo de 2021 entre en vigor la nueva regulación. Una vez llegue esta fecha, importantes rutas ferroviarias se harán con los pasajeros que hasta ahora iban en avión. Entre ellas destacan el Lyon-Burdeos o el París-Nantes.
Cuatro millones de pasajeros al tren
En el caso de Alemania, este movimiento se está canalizando con acuerdos entre los distintos operadores involucrados. Tanto es así que el operador ferroviario público Deutsche Bahn ha mantenido contactos con compañías aéreas, como Lufthansa, para facilitar el traspaso de pasajeros de avión al tren.
En concreto, han acordado que un 20% de los viajeros que actualmente optan por el avión para las rutas domésticas pasen al ferrocarril. En el caso de este proyecto, la intención es que 4,3 usuarios aéreos opten por el tren.
Para que este proyecto llegue a buen puerto, el país pretende mejorar sustancialmente las conexiones entre sus corredores de alta velocidad y los principales aeropuertos. Y es que, la clave del acuerdo conseguido reside en los vuelos de conexión a rutas internacionales. Unos trayectos que las propias aerolíneas están deseando eliminar de su oferta por su baja rentabilidad.
Así las cosas, Francia y Alemania comienzan con estas decisiones a recorrer un camino que no tiene vuelta atrás. Una decisión que convertirá al ferrocarril en el medio de transporte clave para las conexiones domésticas, mientras los vuelos se centran en el largo radio.
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