Sidenor sigue los pasos de Magyar Vagon en el asalto a Talgo y se espera una oferta rápida por su gran respaldo
- El grupo vasco asegura que seguirán “trabajando con discreción”.
- Más información: Talgo se sienta a negociar con Sidenor las condiciones de la oferta lanzada por el grupo.
El asalto a Talgo por parte de Sidenor va cogiendo color. El fabricante de trenes ha comunicado que ha iniciado las negociaciones con el grupo vasco para “analizar una posible transacción” para comprar una parte o la totalidad de la empresa. Un movimiento que está en línea con la misma operativa que hizo Magyar Vagon con la diferencia de que Sidenor cuenta con el respaldo político que los húngaros nunca llegaron a tener.
De ahí que se prevé que todo se desarrolle de forma ágil. “Se espera que se presente una oferta rápida”, señalan fuentes cercanas a este periódico. De momento, la operativa es la siguiente. Una vez que el Consejo de Talgo aceptó iniciar conversaciones y traspasar información al interesado el pasado viernes 18 de octubre, ahora la pelota está en el tejado de Sidenor.
Es decir, es el grupo siderúrgico el que tiene que formular la oferta y en ella detallar qué porcentaje está dispuesto a comprar y a qué precio. Algo parecido a lo que hizo el consorcio húngaro pero en un espacio temporal más amplio.
Para la compañía vasca, la decisión de sentarse a negociar del Consejo de Administración de Talgo “es un paso más”, señalan fuentes de la empresa a este periódico, que aseguran que seguirán “trabajando con discreción”, característica que define la trayectoria empresarial del presidente del grupo industrial vasco, José Antonio Jainaga.
Su entrada en el accionariado permitiría la salida del fondo Trilantic, que controla un 40% a través de la sociedad Pegaso Transportation International y lleva tiempo interesado en vender su participación. En este caso sería dar salida a un inversor financiero para dar entrada al industrial que necesita Talgo para cumplir con los pedidos que tiene.
Apoyos
El Gobierno vasco también podría entrar en la operación a través del fondo Finkatuz, un instrumento financiero gestionado por el Instituto Vasco de Finanzas (IVF) y que se creó en la época de Iñigo Urkullu para mantener el arraigo de las empresas vascas.
Un arraigo que también se traduce en empleo y prosperidad económica. No hay que olvidar que Talgo cuenta con una fábrica en Rivabellosa (Álava) que da trabajo a 700 personas.
De momento sólo se sabe que respalda oficialmente la operación, pero no está confirmado si entrará y, si lo hace, con qué participación. En otras operaciones empresariales ha participado con porcentajes de entre el 3% y el 5%, pero podrían alcanzar hasta el 10%, señalan fuentes del sector. La ecuación la completaría la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI).
Es decir, el interés de Sidenor ya cuenta con más respaldo empresarial y político del que llegó a tener Magyar Vagon. Cabe recordar que su opa se dirigía al 100% del capital de Talgo por un importe total de 619,3 millones de euros, a un precio de 5 euros por acción. Precio que no disgustaba al accionista principal y que tendrá que tener en cuenta Sidenor a la hora de formular su oferta.
A quien no gustó la oferta fue al Gobierno de Pedro Sánchez que en reiteradas ocasiones mostró su rechazo de forma pública. Y a finales de agosto, vetó la opa alegando razones de seguridad nacional.
Tras esto, llegó la oferta de fusión de Skoda a la que los accionistas de Talgo se opusieron. Por lo que diferentes fuentes del mercado consultadas por este periódico reconocen que la de Sidenor podría ser la “oferta buena” por dos razones.
La primera es que cuenta con el beneplácito de Moncloa que necesita justificar su decisión de vetar la opa de los húngaros para proteger a una empresa española estratégica. Y la segunda es que Sidenor tiene la capacidad industrial que necesita el fabricante español.
Una capacidad necesaria para hacer frente a una cartera de pedidos que supera los 4.000 millones de euros. De ellos, el 80% son para proyectos internacionales. En concreto, más de 2.100 millones corresponden a los exigentes mercados de Alemania, con los proyectos Intercity desarrollados para Deutsche Bahn, y Dinamarca, para DSB.