De la internacionalización a la gestión del caos de las averías: estos son los retos del futuro presidente de Renfe
- El próximo 14 de enero se hará efectiva la salida de Raül Blanco, que ha decidido abandonar la compañía por motivos personales.
- Más información: La guerra del tren en Europa: por qué Hungría, República Checa y Polonia necesitan a la española Talgo.
El inesperado anuncio de Raül Blanco de abandonar la presidencia de Renfe por “motivos personales” ha dejado un importante hueco por cubrir en la empresa pública. El Ministerio de Transportes tiene hasta el 14 de enero de tiempo para encontrar un sustituto, aunque suena con fuerza el nombre de Álvaro Fernández Heredia, actual secretario general de Movilidad Sostenible, según avanzó Expansión.
Sea quien sea, el sustituto deberá coger las riendas de una compañía que vive un momento histórico con la liberalización y la internacionalización de su negocio a la vez que atraviesa una crisis reputacional por el elevado número de incidencias en su operativa.
Y es que Renfe empezó el año con el pie torcido. El 1 de enero un fallo informático dejó inmovilizados todos los trenes Avril de Talgo afectando a más de 19.000 usuarios.
Aunque la incidencia se resolvió de forma rápida reubicando a los pasajeros, lo cierto es que este episodio supuso otro golpe reputacional para Renfe y engordó la lista de incidentes relacionados con este modelo de tren del que aún está esperando recibir siete convoyes más. En total, se encargaron 30 trenes Avril que llegaron con dos años de retraso, lo que abrió deterioró las relaciones entre operador y fabricante.
Además, el descarrilamiento en octubre del año pasado de un tren en el túnel entre Atocha y Chamartín o los robos de cobre en Rodalies también provocaron cancelaciones de trenes afectando a miles de pasajeros.
A esto hay que sumarle también un aumento del uso de las vías como consecuencia de la entrada de otros operadores (Ouigo e Iryo) a competir en la alta velocidad y, por tanto, un aumento de los retrasos y averías.
Todo un cóctel de incidencias con el que probablemente tendrá que lidiar el nuevo presidente de Renfe durante 2025. Y no será fácil, puesto que Renfe sigue siendo el operador principal en alta velocidad y el único en servicios como Cercanías. Algo que le coloca como el blanco de muchas críticas.
En la parte de Cercanías le ayudará al menos la renovación de flota de trenes. El ministro de Transportes, Óscar Puente, avanzó que a principios de 2025 empezarían a recibir los primeros trenes de Cercanías de gran capacidad del pedido de 201 unidades realizado a Alstom por 1.800 millones de euros, así como los primeros convoyes de Stadler Rail (de un pedido de 79 trenes por 1.306 millones de euros).
Toda una actualización de flota con la que Puente indicó que “es esperable que, cuando se complete la renovación, las incidencias en el material rodante se reduzcan, al igual que las relacionadas con la infraestructura, a medida que avancemos en las obras (de las estaciones de Atocha y Chamartín)”.
Internacionalización
Y mientras tenga que lidiar con todo tipo de incidencias, el futuro presidente de Renfe llegará justo a la vez que el operador entra en otro país. En concreto, en Italia, donde ha comprado el 33% del capital de Longitude Holding, empresa privada italiana que opera con el nombre comercial Arenaways.
El primer proyecto de este holding será la reapertura y operación de un servicio regional de viajeros en la región de Piamonte a partir del mes de enero. También ha obtenido la autorización para poner en marcha conexiones de larga distancia.
Este proyecto no es una incursión cualquiera, sino que es la consolidación del compromiso de la empresa pública que en 2023 creó Renfe Proyectos Internacionales. El objetivo es acercarse cada vez más a conseguir que el 10% de sus ingresos totales procedan del extranjero en 2028.
Un objetivo en el que también entra el sueño de Renfe: llegar a París con el AVE, donde le está costando por las trabas de Francia. Y eso que la compañía española ya está presente en el país vecino desde el verano de 2023 con la ruta Barcelona-Lyon y el trayecto Madrid-Marsella. Así que el nuevo gestor de Renfe también tendrá como deberes el de llegar a la capital parisina.
De las trabas en Francia se quejó mucho el ministro de Transportes el pasado año, atacando directamente a Ouigo y acusándola de arrastrar a Renfe a pérdidas. Y lo cierto es que la empresa pública sigue sin ser rentable.
En los dos años transcurridos desde la incorporación de Raül Blanco en febrero de 2023, las cuentas de Renfe han pasado de unas pérdidas de 123,4 millones de euros en 2023 a unos números rojos de 20 millones en 2024. Eso quiere decir que el nuevo presidente del operador ferroviario tendrá la tarea de llevar a la compañía a beneficios.
Segunda liberalización
Y mientras Adif ya ha lanzado la segunda fase de liberalización. El plan es abrir a la competencia tres nuevos corredores: Madrid-Galicia, Madrid-Asturias/Cantabria y Madrid-Cádiz/Huelva.
Eso quiere decir que en los corredores donde compite el AVE de Renfe entrarán otras empresas, como Ouigo e Iryo lo han hecho en las rutas a Madrid, Barcelona o Valencia.
Por lo que la guerra de precios parece que seguirá estando a la orden del día en el apartado ferroviario. Y ahí, el papel del tren low cost de Renfe (Avlo) será fundamental para no perder cuota.