El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha presentado este lunes las 35 medidas sociales que se incluirán en el programa electoral que el PSOE defenderá de cara a las elecciones del próximo 10 de noviembre. Entre esas medidas, se enmarcan las sanitarias, en las que se incluyen pocas novedades.
El ejecutivo vuelve a apostar por la eliminación de los copagos, una medida que ya publicó en el documento 'Propuesta abierta para un programa común progresista'. En esa propuesta presentada en septiembre, el PSOE ya cambiaba su lenguaje y apostaba por la eliminación progresiva, en lugar de la revisión, de los copagos.
En el documento, el PSOE insiste en que la eliminación de los copagos se produciría - si logran gobernar- de forma “progresiva” y “empezando por los pensionistas en situación de mayor vulnerabilidad”. Una medida que los socialistas han hecho suya y que acerca el programa de Sánchez al de Podemos.
En las promesas del 28-A se apuntaba a que “inicialmente” se eliminarían los copagos para los pensionistas con rentas anuales inferiores a los 11.200 euros así como de “los perceptores de prestaciones económicas de la Seguridad Social por hijo a cargo con rentas anuales inferiores a 12.300 euros y de aquellas familias con hijos con discapacidad”. En septiembre, el PSOE no solo contemplaba revisar esos copagos, sino que se comprometía a que, al final de la legislatura, se hubieran eliminado por completo.
Otro de los estandartes de la política sanitaria por la que aboga el PSOE es la inclusión de la atención bucodental a la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud. Bajo este punto, denominado 'Más necesidades sanitarias dentro del sistema público', los socialistas también garantizan “la máxima atención a las enfermedades raras, incluyendo adecuadamente su cobertura en la sanidad pública”.
En el ‘microprograma’ presentado este lunes, los de Sánchez prometen dedicar “más medios a combatir el cáncer infantil y adolescente, así como mejorar la atención a la salud mental”.
La España rural cuenta con un papel principal en este ámbito. Entre las propuestas socialistas se encuentra la de que “todas las poblaciones, sea cual sea su tamaño” cuenten “con servicio de transporte que comunique diariamente con la cabecera de la comarca y con atención sanitaria a domicilio”.
¿Y la privada?
El documento presentado por el partido socialista no hace ninguna mención a la sanidad privada. Precisamente este es uno de los aspectos que criticó el sector en septiembre, cuando el PSOE intentó desbloquear la investidura. En ese momento, la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE) solicitó a Sánchez que fuese “también presidente de la sanidad privada” y que fuese consecuente con “la revisión de los modelos de colaboración”.
También en septiembre ASPE solicitó que el PSOE dejase “de hacer un uso partidista de la sanidad con el objetivo de alcanzar la presidencia y que tome conciencia de la necesidad de garantizar la sostenibilidad de un Sistema Nacional de Salud flexible y eficaz”.
Por su parte, el presidente del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), Juan Abarca Cidón, pidió en abril al futuro ejecutivo que priorizase “al paciente por encima de cualquier cosa y, al menos, le dé el mismo valor que ha venido dando a los profesionales que se movilizan por concertar con la privada. Y, por supuesto, que tenga el sentido común necesario para tratar de incluir en su oferta a los ciudadanos todos los recursos disponibles, con independencia de cuál sea su titularidad”.
El sector espera que los socialistas presenten un programa más extenso para concurrir a las elecciones del 10-N, la sanidad privada tendrá que esperar hasta entonces para ver si Sánchez ha tomado en consideración a este sector “que supone alrededor del 3,3% del Producto Interior Bruto y da empleo a más de 265.000 profesionales”.