La escasez en los mercados internacionales de productos sanitarios, particularmente en China (que es uno de los principales fabricantes), ha llevado al Gobierno de España a optar por una estrategia cuanto menos peculiar para importarlos.
Como ya ha contado Invertia, el Ejecutivo ha decidido ignorar las propuestas de proveedores habituales de la industria de la salud para intermediar en un mercado tan complejo como el chino y se ha entregado a los círculos de confianza del Ministerio de Exteriores.
Así lo indican fuentes cercanas al comercio internacional y particularmente al mercado chino. Concretamente, la gestión de estas compras estaría recayendo en personas de confianza del departamento que desde hace unos meses dirige Arancha González Laya y las oficinas de comercio exterior aunque tengan escasa o nula experiencia en el campo sanitario.
Esto no es precisamente positivo. La buena relación que existe entre los gobiernos de España y China (plasmada además en los acuerdos comerciales pactados durante la visita a Madrid de Xi Jin Ping, presidente chino, a finales de 2018) no se ha trasladado al campo comercial del mercado chino.
Y es que las fuentes consultadas denuncian que las diferentes instituciones españolas presentes en China, tales como las oficinas relacionadas con el ICEX (radicadas en Pekín, Shanghái, Cantón y Hong Kong) o la propia embajada, que deben facilitar las relaciones comerciales con las empresas locales están lejos de cumplir su objetivo.
La denuncia se fundamenta en que los comerciantes locales no confían en los representantes españoles, muy poco integrados en la cultura y nulos conocedores del idioma chino, aspectos clave para hacer negocios en el país asiático.
De hecho, la confianza y el conocimiento de los proveedores en estos momentos, con un mercado tensionado al límite por la ingente demanda internacional por la pandemia del coronavirus, es clave. Cabe recordar que, ahora, el Gobierno chino pide garantías adicionales en la aduana antes de permitir la exportación de productos médicos a otros países. Y esto abre un espacio de oportunidad para los ‘carroñeros’.
Ya ha ocurrido en estas semanas que un país le ‘ha birlado’ a otro un cargamento sanitario aprovechando el tiempo concedido por el trámite de aduanas, previo acuerdo con la empresa suministradora y cumplimentando toda la burocracia. De ahí que sea tan importante ganarse el favor de las empresas vendedoras chinas, así como conocer la reputación de cada una de ellas.
Representación escasa
Sin embargo, la falta de integración en las costumbres comerciales chinas no es el mayor de los obstáculos. Las diferentes instituciones presentes en China y que representan a España desconfían entre sí y están enfrentadas. A esto se suma una coordinación que es nula. Es decir, que la representación comercial española es escasa y además está mal avenida.
Esto limita mucho los proveedores y la capacidad de movimientos que puede tener España a la hora de lograr suministradores de productos sanitarios. Así, ‘amigos’, colaboradores o personas de confianza cercanas a estos servicios exteriores y del Ministerio estarían siendo los encargados de gestionar estas compras, que normalmente no entran dentro de su campo de acción, ya sea por el tipo de producto o por las dimensiones de la adquisición.
Es más: si bien, en unas circunstancias normales, los suministradores de productos sanitarios en España suelen ser empresas especializadas, en este caso están siendo importadores con licencias multiuso. Es decir, que se pueden dedicar a importar tanto estropajos como mascarillas, aunque hasta ahora solo hayan importado estropajos.
Sin contar con los canales oficiales
Como ya ha contado Invertia, el Gobierno está ignorando los canales oficiales. A pesar de que numerosas empresas del sector sanitario se han ofrecido a sí mismas y a sus intermediarios para apoyar las operaciones en China (país en el que el que estas compañías tienen amplia experiencia), el Ejecutivo, o en su caso el Ministerio de Sanidad, ha decidido ignorarlas. Y eso a pesar del éxito que están demostrando iniciativas como el corredor aéreo organizado por Fenin, Oesía e Iberia.
Algo parecido ha ocurrido también en China. Según ha podido saber este medio, el Gobierno no ha recurrido en ningún momento a la intermediación de las cámaras de Comercio instituidas por las empresas españolas en China.
Mientras, las operaciones de compra continúan. Para finales de esta semana, el Gobierno confía en nutrir de mascarillas las más de 20.000 farmacias que hay en España.
Hasta ahora, el Ministerio de Sanidad ha repartido entre las comunidades autónomas casi 43 millones de mascarillas, 23,4 millones de guantes, más de 287.500 batas y 294.000 buzos, así como más de 193.000 gafas de protección, 1.610 unidades de ventilación no invasivas y 262.000 soluciones de geles hidroalcohólicos. Asimismo, Salvador Illa ha informado de que se han adquirido cinco millones de test rápidos de anticuerpos, de los cuales un millón ya se ha repartido entre las regiones.