Si algo llamaba la atención de Regina Múzquiz cuando se la conocía era su sonrisa. Era su carta de presentación. Siempre la tenía disponible, incluso cuando la larga enfermedad, que finalmente se la ha llevado, hizo su primera aparición.
Tenía esa sonrisa cuando la conocí hace más de 10 años. Este periodista comenzaba en el mundillo de la prensa sanitaria y Francisco Fernández, por entonces director de Correo Farmacéutico, me envió a entrevistarla para un especial que estábamos preparando.
Por aquel entonces yo ignoraba el pedigrí con el que contaba Regina. Como directora general de Relaciones Institucionales y Alta Inspección y subdirectora general de la Secretaría del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS) en el Ministerio de Sanidad, fue una de las responsables de cerrar los traspasos de competencias sanitarias a todas las comunidades autónomas y de liquidar el Insalud. Casi nada.
Su periodo en el sector público ya había pasado y era la directora de Relaciones Institucionales de PharmaMar. Me perdonó la gran torpeza que supone llevar una entrevista mal preparada y me puso al día no solo sobre ella sino sobre el sector en el que iba a trabajar.
Con una franqueza vasca que nadie sabía esgrimir como ella, me describió cómo funcionaba, y funciona la compleja maquinaria del sector sanitario, las diferentes y necesarias conexiones que hay entre lo público y lo privado, en las que era erudita como pocos.
Y no lo hizo solo entonces. Múzquiz, una brillante e incansable máquina de trabajar (siempre pegada a un teléfono móvil), era una habitual de los eventos y encuentros del sector farmacéutico, donde siempre ha sido una figura respetada y admirada. Relatadora de historias sectoriales impagables, me abrió la puerta a asistir a divertidas cenas con otros veteranos de la industria del medicamento, fuentes de anécdotas para animar unas cuantas veladas.
Su elección como directora general de Biosim en 2016 fue fundamental para hacer que esta patronal y este producto se consolidaran. Figura de consenso de los laboratorios de los laboratorios que forman esta empresarial, en estos años ha logrado que el medicamento biosimilar haya pasado de ser el ‘gran desconocido’ a un recurso cada vez más empleado por el sistema nacional de salud (SNS) y conocido por los pacientes.
Con el paso de los años, y alguna entrevista que otra, fui aprendiendo más cosas sobre ella. Por ejemplo, que era una rockera nata. No se perdía un concierto de Loquillo y era amiga de Sabino Méndez, uno de los compositores con los que contaba el ‘troglodita’.
Fue de las primeras personas en felicitarme cuando fiché por EL ESPAÑOL / Invertia, y más cuando le conté el proyecto. Acordamos que, cuando ambos tuviéramos un hueco libre, nos veríamos para tomar un café y ponernos al día.
La última vez que hablamos fue hace justo un mes, el 23 de marzo. Nos intercambiamos unos mensajes a cuenta del coronavirus. Nos mandamos abrazos y suerte para estos días. Nos volvimos a emplazar a un café que ya no podremos tomar.