¿Cuál es el mejor seguro de salud? Esta es, probablemente, la primera pregunta que se haga un usuario cuando quiere contratar este tipo de servicio. Y uno de los aspectos a tener en cuenta es la valoración que hacen de ellos los propios clientes.
En España, alrededor de 12 millones de personas tiene un seguro médico privado. A través de una encuesta realizada a finales de 2019, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) responde a la pregunta de cuáles son los seguros mejor valorados.
En conjunto, Mutua General Catalunya, Clinicum, ASC, Generali, Lagun Aro, FIATC y Cigna son los que mejores opiniones de los usuarios registran. Entre los aspectos que más gustan a los consumidores están a tranquilidad que da tener esa cobertura adicional, la atención presencial recibida y, sobre todo, la calidad de los servicios sanitarios.
En lo referente a las coberturas sanitarias más apreciadas y la calidad de los servicios sanitarios, los usuarios destacan ASC, FIATC, Clinicum y Generali.
En el lado contrario, entre las peores valoradas, se encuentran compañías como Aegon, Asefa y Divina Pastora.
¿Qué falla en los seguros de salud?
Según los resultados de la encuesta, el 14% de los usuarios se plantean cambiar de compañía de seguro de salud. Pero ¿cuál es la razón? El problema más frecuente que indican los clientes es encontrarse de manera inesperada con una falta de cobertura.
El 6% de los encuestados también señala como frecuente una subida en la prima porque su estado de salud ha empeorado. “Precisamente, uno de los principales problemas de este tipo de seguros es que se desconoce la prima de años futuros, va subiendo con la edad y el usuario no sabe si, cuando más lo va a necesitar, podrá o no afrontar el coste”, ha explicado OCU.
El tercer problema más habitual es que la compañía aseguradora no autorice un tratamiento que sí está cubierto en la póliza. Por último, el 4% de los encuestados tuvieron que pagar un servicio adicional que no estaba incluido.
Para acertar con la elección del seguro médico, OCU recomienda comparar precios y prestaciones y fijarse en las exclusiones y condiciones especiales, es decir, lo conocido como la “letra pequeña” en los contratos.