La Comisión Europea ha firmado este miércoles con la farmacéutica Johnson & Johnson el tercer contrato para asegurarse el acceso a una posible vacuna contra la Covid-19. El contrato permitirá a todos los países de la UE adquirir hasta 400 millones de dosis del antídoto si los ensayos clínicos concluyen con éxito. Como viene siendo habitual, el importe del adelanto que ha pagado Bruselas -financiado con el presupuesto de la UE y que no se recuperará si la vacuna fracasa- no ha sido desvelado.
La vacuna de Johnson & Johnson, que está siendo desarrollada por su filial Janssen, se encuentra ya en la fase tres de ensayos clínicos.
La Comisión, que negocia en nombre de los 27 Gobiernos de la UE, ya ha firmado dos contratos similares con AstraZeneca y Sanofi y sigue negociando acuerdos similares con otros tres fabricantes de vacunas: CureVac, Moderna y BioNTech. El objetivo es construir una cartera diversificada y maximizar así las posibilidades de garantizarse al menos una vacuna que funcione.
"Mientras el coronavirus se propaga rápidamente por Europa, estamos garantizando dosis de futuras vacunas para proteger a los ciudadanos", ha destacado la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. "Un paso más para encontrar una solución eficaz y segura a largo plazo a la crisis para los ciudadanos de la UE y del resto del mundo", ha dicho la comisaria de Sanidad, la chipriota Stella Kyriakides, la responsable de firmar el contrato con J&J.
El dinero aportado por la UE en este contrato de adquisición anticipada se considera un pago a cuenta de las vacunas que los Estados miembros compren realmente. El objetivo es financiar parte de los costes iniciales de los fabricantes de vacunas y acelerar los preparativos para su fabricación masiva si los ensayos tienen éxito.
Las dosis llegarán simultáneamente a todos los Estados miembros según una clave de reparto basada en la población. La Comisión ha pedido ya a todos los Gobiernos que preparen una estrategia de vacunación con el fin de dar prioridad a los grupos más vulnerables, ya que al principio la disponibilidad de la vacuna será limitada. Para Bruselas, los mayores de 60 años y los trabajadores sanitarios deben ser los primeros.