Los países ricos han alcanzado el hito de donar 1.000 millones de vacunas contra la Covid-19. Pero el éxito no es completo, ya que 'solo' se han administrado seis de cada diez de las dosis donadas (un 65%). Es decir, alrededor de 350 millones de vacunas están todavía almacenadas o se han desperdiciado.
Una cantidad que sería más que suficiente para inmunizar frente al coronavirus a 175 millones de personas, pero que todavía no ha llegado a sus brazos. E incluso algunas no lo harán porque han caducado por el camino.
Según datos recopilados por Airfinity, los países tampoco han cumplido aún las donaciones prometidas, que ascienden a 2.930 millones de dosis. Así, los 1.000 millones de vacunas donados hasta ahora solo suponen el 34% del total comprometido.
El análisis de Airfinity muestra que la vacuna desarrollada por Pfizer y BioNTech es la más donada, ya que representa el 31% del total. A esta le sigue AstraZeneca, con el 27%; y, en tercer y cuarto lugar, Moderna y Janssen, con el 15% cada una.
Por países, más del 80% de las dosis donadas (836 millones) las han enviado los países de la Unión Europea y el G7. Por ejemplo, Estados Unidos ha donado 424,6 millones y la UE 323,1 millones de vacunas.
En el caso de la UE, el antígeno más donado ha sido el de AstraZeneca. De hecho, casi el 97% son dosis de AstraZeneca, tal y como contamos en EL ESPAÑOL-Invertia.
La razón de que este antígeno no se haya quedado en suelo europeo se debe a que muchos países limitaron el uso de esta vacuna contra la Covid-19 por los efectos secundarios que produce en personas jóvenes. En España, por ejemplo, se ha inoculado solo a la población de entre 60 y 69 años.
La vía de Covax
La mayoría de las donaciones se han hecho a través de Covax, el mecanismo de acceso mundial a las vacunas contra la Covid-19. Según los datos que maneja Airfinity, el 68% ha sido a través de esta vía, mientras que el 32% restante ha sido mediante acuerdos bilaterales.
El objetivo de Covax era distribuir 2.000 millones de dosis para que, a finales de 2021, el 20% de la población de todos los países del planeta estuviera inmunizada frente al coronavirus. Sin embargo, hasta diciembre del pasado año, solo se repartió el 26% de las dosis prometidas.
Y son varias las razones que han impedido a este mecanismo de acceso cumplir con esta previsión, según los testimonios recogidos por la agencia SINC.
Virginia Rodríguez Bartolomé, responsable del proyecto de incidencia política del Instituto de Salud Global de Barcelona, señala a los países de rentas más altas por “haber acaparado el mercado comprando dosis para vacunar varias veces al conjunto de sus poblaciones”.
El acaparamiento de vacunas de los países de rentas altas “ha provocado también que Covax se quede el último de la fila en la recepción de vacunas producidas y por producir. A este ritmo, parece que no se alcanzará a tiempo el objetivo de vacunar a un 20% de la población para 2022”, añade por su parte Raquel González, responsable de Relaciones Institucionales de Médicos Sin Fronteras.
Además, avisan de que muchos envíos se hacen con muy poco margen de vida útil de las vacunas. "En ocasiones, las vacunas pueden llegar con menos de cuatro meses de vida útil, lo que significa que los sistemas logísticos deben trabajar con extrema rapidez para distribuir las vacunas, lo que resulta especialmente difícil en las zonas rurales y remotas”, expone la portavoz de Médicos Sin Fronteras.
Vacunas caducadas
Cabe recordar que el tiempo de vida útil de las vacunas contra la Covid oscila entre los seis y los nueve meses. De hecho, este periodo acabó para 61,5 millones de dosis en 2021 sin que llegasen a administrarse.
La mayor cantidad de antígenos frente al coronavirus caducados se le atribuye a los países miembros de la Unión Europea. En total, 25.228.965 dosis. Por detrás, Estados Unidos, donde se han desperdiciado 20,9 millones de vacunas. Por su parte, en Reino Unido y Canadá caducaron 7,9 y 7,3 millones de dosis, respectivamente.
Pero la situación puede empeorar en los próximos meses. Airfinity prevé que se alcanzarán los 240 millones de vacunas caducadas en marzo. El cofundador y director ejecutivo de Airfinity, Rasmus Bech Hansen, advierte de que "hay dosis excedentes disponibles que corren el riesgo de desperdiciarse si no se comparten pronto. La aparición de ómicron y la probabilidad de futuras variantes indican que no hay tiempo que perder".
Por su parte, Matt Linley, analista principal de Airfinity, recuerda que "los países necesitan que estas vacunas tengan una vida útil mínima de dos meses; de lo contrario, no hay tiempo suficiente para hacerlas llegar a las personas que las necesitan".