A principios de octubre, EL ESPAÑOL-Invertia organizó el IV Simposio del Observatorio de la Sanidad, en el que participaron más de 150 ponentes con el objetivo diagnosticar los problemas del Sistema Nacional de Salud (SNS) y aportar soluciones para reformarlo. Estas intervenciones se han traducido en un documento, Los cambios que necesita la sanidad actual, que aporta 143 medidas para que transformar la sanidad española en un sistema eficiente e integral volcado en el paciente.
Se trata de un texto que ha contado con la colaboración y aprobación de los miembros del Observatorio de la Sanidad de EL ESPAÑOL-Invertia y que está redactado por Ignacio Riesgo, médico, gestor hospitalario y consultor en asuntos de sanidad.
Las 143 medidas están planteadas para resolver los retos a los que se enfrenta el SNS y sus agentes. Para ello, el texto recoge también nueve bases estratégicas fundamentales para poder renovar la hoja de ruta de nuestra sanidad.
Bases estratégicas
Entre ellas están el diálogo y el acuerdo entre los agentes sanitarios y políticos. También la orientación del sistema sanitario hacia la salud, tanto en prevención como en los propios tratamientos.
A esto se suma avanzar en el camino de la medicina de precisión, con una mejor financiación para la sanidad pero con una eficiencia de costes que permita que cada euro sume.
Las políticas de recursos humanos deben ser un elemento fundamental de la nueva sanidad. También debe serlo una asistencia sanitaria híbrida y colaborativa, presencial y basada en la tecnológica, en la que el servicio público haga uso de todos los recursos necesarios, tanto públicos como privados.
Todo ello potenciando España como hub de innovación en biomedicina para España y haciendo énfasis en la búsqueda de ampliar la autonomía estratégica de nuestro país en el territorio sanitario.
Más Europa
Precisamente en esta dirección, la propuesta del Observatorio de la Sanidad recoge entre sus medidas un nuevo papel ampliado para la Unión Europea en salud, con especial hincapié en una autonomía estratégica ampliada y la necesidad de crear reservas estratégicas de productos sanitarios y medicamentos.
El modelo sanitario, además, debe pasar de tratar enfermos (aunque esa atención se debe mantener) a pensar más en la prevención, incentivando cambios en los hábitos de vida de la población que permitan disminuir la carga de enfermedades. En esta línea, se propone que el Ministerio de Sanidad pase a denominarse Ministerio de Salud y que actúe como catalizador de todas estas políticas.
Autocuidado
El autocuidado debe ganar mayor relevancia. Se apuesta por que las administraciones sanitarias creen, en colaboración con las sociedades científicas, guías con indicaciones precisas para dicho autocuidado. El consenso del Observatorio de la Sanidad también recomienda que medicamentos de prescripción para dolencias menores (como lágrimas artificiales o laxantes) dejen de requerir receta, para facilitar su acceso.
Se reclama abordar, cuanto antes, la constitución la Agencia de Salud Pública y sacar todo el provecho posible a los fondos Next Generation en sanidad (también a los préstamos vinculados a la adenda del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia).
Demanda
La hoja de ruta que el Observatorio de la Sanidad plantea para el sistema sanitario plantea, también, conocerlo mejor. Es necesario conocer la influencia de los determinantes sociales en salud y estratificar la población para tener datos de demanda asistencial.
Conocer la demanda asistencia es clave, además, para poder planificar los recursos humanos de profesionales sanitarios en los próximos años. Una estrategia que se debe abordar en el Consejo Interterritorial del SNS, entre Ministerio y comunidades autónomas.
Profesionales
Se proponen fórmulas para hacer más atractivas las plazas de difícil cobertura, generar bases para tener una auténtica política de personal en el SNS, mejorar la compatibilidad de la actividad en el sector público y en el privado y aprovechar la capacidad docente del sector privado.
En el campo de formación, se deben dar pasos adelante dando un tratamiento especial, sobre todo, al campo de la Atención Primaria. Además, es fundamental dar paso a nuevos contenidos en las facultades de Medicina, como la comunicación médico-médico-paciente.
Respecto a la gestión de la sanidad pública, es necesario pasar a un modelo menos administrativo, que aborde un conocimiento completo de sus costes y de sus resultados, midiendo su eficiencia y operativizando indicadores. También es preciso avanzar en la colaboración público-privada y hacia un formato de recursos humanos que no esté basado en ofertas públicas de empleo, que consolidan un régimen funcionarial inadecuado para el sector sanitario.
De nuevo, en el caso de la Atención Primaria hay que abordar soluciones inmediatas, quitando burocracia, facilitando la autogestión y dando incentivos económicos, entre otras medidas.
Farmacia
Por otro lado, las oficinas de farmacia deben jugar un rol mucho más activo dentro del SNS, con mayor integración que permita, incluso, una dispensación colaborativa y una ampliación de sus servicios asistenciales.
También hay que buscar fórmulas para que la distribución farmacéutica tenga un papel más activo en la cadena del medicamento, especialmente en la lucha contra los desabastecimientos de fármacos.
Sanidad privada
En definitiva, es necesario que el abordaje del paciente sea cada vez más multidisciplinar, también desde la perspectiva social, que permita una continuidad entre la atención sanitaria y los servicios sociales y sociosanitarios.
En el caso de la sanidad privada, la colaboración de la sanidad pública con este sector en listas de espera debe disponer de un planteamiento a largo plazo, que permita planificar futuras inversiones.
Mutualismos
En este caso, es importante replantear lo concerniente al mutualismo administrativo. Es necesario un acuerdo político que fundamente la continuidad del modelo, abordar el problema de la financiación y replantear su gobernanza. Todo ello, dando la posibilidad a las aseguradoras de participar, de forma real, en la negociación de contratos.
Una nueva Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento es clave para que la política farmacéutica española avance. Debe ser más flexible, reconocer la innovación incremental y abordar la situación de los medicamentos estratégicos, entre otras cuestiones.
Innovación
Además, hay que acortar el plazo de decisión de precio y financiación pública de los medicamentos innovadores. España está en el vagón de cola en esta cuestión.
En este sentido, es necesario reforzar los incentivos a la innovación e impulsar la actividad investigadora en los centros sanitarios.
La hoja de ruta del Observatorio de la Sanidad también poner sobre la mesa la necesidad de abordar políticas concretas en adherencia terapéutica.
En el campo de la tecnología médica y sanitaria, es necesario avanzar hacia una compra pública, basada en el valor. También actualizar y renovar los equipos del sistema sanitario y aborda un plan de reindustrialización de las tecnologías médicas.
Digitalización
El impulso de la digitalización es clave. Y para ello es necesario hacer efectiva una Estrategia Nacional de Salud y la historia clínica interoperable, tanto entre comunidades autónomas como entre sanidad pública y privada.
Además, hay que hacer una apuesta hay un data lake compartido por todos los atores sanitarios y una digitalización de los procesos clínicos. Impulsar los cambios para el empleo de la inteligencia artificial será, también, clave.
El documento completo de Los cambios que necesita la sanidad actual se hará llegar al Ministerio de Sanidad y a todos los stakeholders del sector sanitario.