Ha pasado ya una semana desde que Gotham City Research acusase a la empresa española Grifols de manipular sus cuentas. Se abría entonces una crisis para la multinacional catalana de la que ahora otros gigantes del negocio de plasma, como son CSL y Takeda, podrían aprovecharse.
En 2022, el mercado de plasma sanguíneo alcanzó los 33.200 millones de dólares, según un informe elaborado por BCC Research. La organización espera que esta cifra crezca hasta los 45.700 millones de dólares para 2027, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 6,6% para el período comprendido entre 2022 y 2027.
Este aumento responde a la creciente demanda de inmunoglobulinas para diversas terapias y al incremento de las donaciones de sangre.
Principales actores del mercado
El negocio del plasma sanguíneo tiene tres principales actores: CSL, Takeda y Grifols. Estas tres empresas aglutinan más del 75% de la cuota de mercado, según los datos recopilados por BCC Research en su último informe, publicado en 2023, con datos correspondientes a 2021.
CSL es una empresa especializada en la fabricación de productos bioterapéuticos y tiene una importante presencia geográfica en Australia, Alemania, Suiza, China, Reino Unido y Estados Unidos. Acapara casi el 33% de la cuota del mercado y cuenta con más de 300 centros de recogida de plasma.
El segundo puesto lo ocupa la japonesa Takeda. Tiene más de 75 años de experiencia en la producción de terapias derivadas del plasma para diversas enfermedades raras y opera a través de más de 200 centros de recolección en todo el mundo. En 2021, su cuota de mercado era del 29,5% en 2021.
Y el 'top 3' lo cierra la española Grifols. En el año analizado por BCC Research, contaba con una cuota de mercado de cerca del 13%. A pesar de estar lejos de sus principales competidores, lo cierto es que la compañía catalana cuenta con más de 400 centros de recogida de plasma en todo el mundo, aunque la mayoría se sitúan principalmente en Estados Unidos.
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Pero estos no son los únicos actores en el negocio del plasma sanguíneo. Hay otras compañías que ahora podrían aprovechar la crisis de Grifols para acaparar más cuota de mercado. Es el caso de la suiza Octapharma. La empresa se dedica a la fabricación de proteínas terapéuticas y opera en hematología, inmunohematología y cuidados críticos. Con una participación de mercado del 8,3% en 2021, Octapharma gestiona más de 180 centros de recolección de plasma.
Kedrion es la quinta empresa del mercado, con un 2,3% de participación. Recoge y fracciona plasma humano para fabricar productos plasmáticos terapéuticos utilizados para tratar enfermedades crónicas. La empresa, fundada en 2001, trabaja en colaboración con el Sistema Nacional de Salud italiano para satisfacer la demanda de productos derivados del plasma y opera a través de 29 centros de recolección de plasma.
El ranking de las diez empresas más importantes del negocio del plasma sanguíneo lo completan otras grandes compañías como LFB, ADMA, China Biologic Products, Bio Products Laboratory y Sanquin, según la recopilación elaborada por BCC Research.
"Mientras que los pequeños actores operan a nivel regional, el mercado de productos de plasma sanguíneo se consolida en su mayor parte gracias al dominio de las grandes empresas globales", destaca la organización en su informe.
Estados Unidos
Estados Unidos alberga más del 80% de los centros de recolección de plasma del mundo y proporciona más del 70% del plasma utilizado para fabricar terapias, según los datos recopilados por el think tank Niskanen Center. De hecho, es la undécima industria más grande del país que preside Joe Biden y las exportaciones de terapias o plasma representaron alrededor del 1,9% del total.
Una de las razones por las que Estados Unidos es el mayor exportador de plasma del mundo es que paga por las donaciones. De hecho, según recoge Niskanen Center, "todo país que prohíbe la compensación a los donantes tiene déficits en la recolección de plasma".
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En la Unión Europea, se ha aprobado recientemente una ley por la que se permite el pago por donaciones, una medida que pretende hacer frente al déficit de plasma.
Se trata de una petición histórica de la española Grifols, que quería que la UE avanzase hacia un modelo de remuneración como el estadounidense, que compensa a sus donantes con entre 50 y 60 dólares. O el alemán, que cuenta con una tarifa fija de 25 euros. Sin embargo, la línea que seguirá España es la de no remunerar las donaciones de plasma, tal y como recoge El Economista.