La falta de turismo nacional e internacional en las ciudades españolas por el coronovarius ha provocado que muchos propietarios de pisos turísticos los destinen, al menos temporalmente, al alquiler residencial.
En el caso de Barcelona, unas 3.900 viviendas de uso turístico (HUT) dejarán de prestar servicios al turismo de corta duración este 2020 y se convertirán al alquiler residencial, según un estudio elaborado por la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur). En marzo, el sector hablaba de comenzar la temporada en junio. Ahora parece casi imposible.
Se trata del 40,6% del 9.600 pisos turísticos censados en la ciudad. Los 5.700 HUT restantes buscarán dar respuesta al turismo que llegue a la capital catalana en los próximos meses, cuando se pueda reabrir definitivamente el mercado, señala Apartur.
Cuando esto ocurra, el sector confía en que las viviendas de uso turístico serán los preferidos por los viajeros. El presidente de Apartur, Enrique Alcántara, afirma que en los próximos meses "se espera que predomine el turismo familiar y los pisos turísticos garantizan el distanciamiento social mejor que cualquier otra modalidad de alojamiento".
Uno de los objetivos de la patronal es mantener los 5.000 puestos de trabajo directos y los miles de indirectos que genera el sector de los pisos turísticos en Barcelona. Por este motivo, Apartur reclama que la respuesta a la demanda de este tipo de alojamiento se haga siempre desde la oferta reglada, evitando así la proliferación de nuevos alojamientos ilegales que tanto ha costado erradicar en los últimos años.
Precios de 2008
Tras el viraje del alquiler turístico, Apartur entiende que el reto pasa ahora por incorporar al parque de viviendas de la ciudad la gran cantidad de locales comerciales en planta baja y las oficinas ubicadas en bloques de pisos que quedarán vacías raíz de la crisis sanitaria, además de los 10.000 viviendas vacías que ya hay actualmente en Barcelona.
En este sentido, la patronal augura que la actual crisis hará disminuir los precios del alquiler a niveles similares a los de la crisis de 2008, cuando el alquiler cayó alrededor del 17%. Este año, con la cancelación del MWC calculan que perdieron en torno a 14 millones de euros.
Además, según Apartur, "la lucha por la sostenibilidad, el trabajo remoto y los riesgos sanitarios en las grandes ciudades invertirán, a medio plazo, la tendencia de concentración de población en las ciudades, trasladando la presión sobre los precios en la periferia".