El precio de la vivienda de alquiler continúa con su particular cuesta arriba. Así, y durante el mes de septiembre, subió un 0,3% respecto a agosto, y un 9,3% en términos interanuales, según Idealista. De esta manera, el precio del metro cuadrado alcanza los 11,8 euros. Una cantidad inasumible para muchas personas.
“Las rentas siguen creciendo con fuerza en los principales mercados y más de 20 capitales marcan precios máximos desde que se tienen registros. La oferta se sigue drenando y los potenciales inquilinos cada vez tienen más complicado poder acceder a una vivienda de alquiler”, afirma Francisco Iñareta, portavoz de Idealista.
Por su parte, Ferrán Font, director de Estudios de pisos.com, apunta a que “a la creciente inflación, que eleva el coste de vida, hay que añadir los bajos salarios y el encarecimiento de los alquileres”. Un encarecimiento que viene impulsado, entre otros motivos, “por la nueva Ley de Vivienda y su impacto en una oferta cada vez más limitada”.
¿Por qué es difícil encontrar vivienda de alquiler?
Con todos los datos anteriormente expuestos por los expertos, el diagnóstico es claro: cada vez hay menos pisos y más gente buscando. Es decir, menor oferta y más demanda. Por tanto, la oferta existente no es capaz de cubrir la demanda.
Ante esta situación, “los propietarios eligen siempre a quien les ofrezca una mayor seguridad jurídica y frente a impagos”, expone Francisco Iñareta. “En realidad, no es nada que no se supiera con antelación y nada que no hubieran avisado ya los actores del mercado. Se han tomado como válidas medidas que en el pasado ya se habían visto sin efecto o negativas en otros mercados donde se habían implementado”.
¿Qué carrera de obstáculos tienen por delante los inquilinos?
Ante esta situación, una de las soluciones está clara. “Muchos ciudadanos se han visto obligados a mudarse a otras capitales o municipios de la misma provincia ante la imposibilidad de encontrar pisos que se adapten a su situación económica”, indica Ferrán Font.
Además, el hecho de que se haya encarecido el crédito hipotecario ha supuesto que esa otra posible salida (la de intentar ser propietarios) se haya atascado. Un dato: según Sociedad de Tasación, el acceso a la vivienda se ha desplomado un 25% durante el último año.
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Por tanto, quienes quieren vivir de alquiler se encuentran ante una auténtica carrera de obstáculos que pone trabajas a poder llegar a la meta del alquiler. Porque, junto a los elevados precios, y una oferta cada vez menor, hay más trabas que no allanan el camino.
Una de ellas son los requisitos que ponen los propietarios. Trabas que buscan evitar fenómenos como el de la inquiocupación, es decir, inquilinos que firman el contrato, pagan las primeras mensualidades, pero luego desisten de hacerlo.
Y eso se traduce en un proceso de selección en el que el propietario convoca a varias personas al mismo tiempo para ver cuál se adapta mejor a sus expectativas. Por delante, un contrato de cinco años (como mínimo). De ahí que quiera dejarlo todo atado y bien atado.
La circunstancia de no haber suficiente oferta también se traduce en que, quienes ya viven de alquiler, prefieran no comunicar al propietario determinados desperfectos. Y todo para evitar que, una vez se acerque la finalización del contrato, el casero opte por no renovarlo, y tengan que verse en la tesitura de encontrar otra vivienda de alquiler.
¿Qué buscan los propietarios?
En este particular casting, los caseros buscan una serie de características en aquellas personas que van a acabar viviendo en su propiedad. Sin duda, uno de los aspectos prioritarios tiene que ver con la capacidad económica del futuro inquilino.
En este punto, conviene recordar que no debería dedicar más del 35% de sus ingresos al alquiler. Por tanto, deberá aspirar a aquellas viviendas que entren dentro de estos parámetros. Sin embargo, no está sucediendo así.
Según iAhorro, los españoles invierten, de media, un 42,67% de su sueldo en pagar un alquiler. “Los precios suben sin opción de abaratarse, a no ser que alquiles una casa más pequeña o en una zona más alejada del centro de la ciudad”, asegura su director de Hipotecas, Simone Colombelli.
Como muchos propietarios optan por inmobiliarias y empresas especializadas en la gestión de alquileres para ‘colocar’ su vivienda, estas usan la reputación crediticia del aspirante en los diferentes ficheros de morosidad existentes. Y, si aparece en uno de ellos, sus opciones se reducen a cero.
¿Qué puede hacer entonces el posible arrendatario? Lo aconsejable resolver el problema. Y, si es menester, que justifique el porqué de esa inclusión. Con todo lo expuesto anteriormente, y si sale victorioso, la documentación que le van a requerir al inquilino será la siguiente: contrato de trabajo y nómina (normalmente las tres últimas). Puede darse el caso que también se soliciten avales y movimientos bancarios.
¿Con qué fin? Buscar datos que desvelen su capacidad de ahorro y si ha devuelto no recibos. También si sus ingresos son regulares o no. En definitiva, que sea fiable y no una fuente de problemas.