Viví intensamente la burbuja tecnológica que se creó en el año 2000. Con una ingenuidad infantil, grandes y sesudos inversores, mentes preclaras llegaron a creer que en un año, a lo sumo en dos, el mundo iba a dar una vuelco tecnológico impresionante que iba a revolucionar toda nuestra vida.
Recuerdo que de pequeño veía unos dibujos animados en blanco y negro que hablaban del año 2000 y, por supuesto, estaban pintados en Estados Unidos. Los coches volaban, la gente vivía en las nubes, tenían unos trajes muy bonitos y ajustados con hombreras redondeadas. Pero lo más llamativo era el robot que recogía la mesa y, por supuesto, limpiaba los platos. Comías, apretabas el botón¿ y listo. Eran el contrapunto a los Picapiedra y me encantaban.
También creía yo, como después esos inversores de la burbuja tecnológica, que simplemente por traspasar el umbral del milenio el mundo se iba a convertir en toda esa maravilla de avances: robots familiares, coches voladores¿ No había que hacer nada, sólo dejar pasar la hoja del calendario.
La ingenuidad de 2000 repartió ruinas y fortunas. Se cuenta solo lo malo como pasa ahora con el tema del ahorro. Sin embargo, mucha gente ganó muchísimo dinero y otra tuvo esa plusvalía latente y lo acabó perdiendo todo.
Pero aquel mundo imaginado en los dibujos animados y recreados por mí, ya no es una burbuja, sino una auténtica realidad. ¿Hay algo tan impresionante como el cansino uso del móvil que hacemos todos desde todos los sitios sin importar siquiera la clase social? ¿Hace 10 años alguien podía imaginar algo tan maravilloso para comunicarse como el watshapp, con mensajes de voz, imágenes¿ aquí y con el extranjero con tener una red wifi o alguna G?Los coches se conducen solos. Ayer BMW presentó su modelo en donde el habitáculo se dispone como un saloncito en el que tomar anís y rosquillas. Más del 20% de la energía que consumimos es renovable y nuestras ciudades se empiezan a llenar de coches eléctricos e híbridos (que se lo digan a los taxistas madrileños) como primer paso al desarrollo de nuevas baterías de grafito que prometen revolucionarlo todo. Hoy se ha anunciado el lanzamiento de un coche de hidrógeno¿. Ahora una prueba genética en tu médico es tan habitual como recetarte un paracetamol.
Viene también el Internet de las Cosas, las impresoras 3D se venden en El Corte Inglés, y con la lavadora puedes hacer la compra o hablar con tu primo el del pueblo. No son sueños infantiles, dibujos animados o calentones de especuladores bursátiles. Es la realidad que está a nuestro alrededor.
Espero una gran eclosión de las tecnológicas en los mercados financieros, esta vez sin burbuja, sino con los argumentos de la realidad. En estos años, la revolución tecnológica ha dado paso a la creación de monopolios, a un injusto reparto de las cargas. Cosas lógicas, errores de lo nuevo que se irán corrigiendo. Estamos en pleno burbujón tecnológico y no nos estamos dando cuenta.