La inflación es la excusa, el mercado es la amenaza, el crecimiento es el miedo y la devaluación de la divisa, el objetivo oculto. El Banco Central Europeo ha puesto en marcha su maquinaria de estímulos como prometió en enero. Los cuatro factores se han puesto al servicio de una nueva oleada de estímulos monetarios que tiene un efecto marginal claramente decreciente. En otras palabras, cuantos más estímulos aprueba, menos efecto tienen.
La entidad ha sorprendido hoy a todos al bajar el tipo de interés de referencia hasta el 0%, esto es, dinero totalmente gratis para los bancos que acudan a la ventanilla de Fráncfort. La decisión es tan sorprendente porque el propio presidente del BCE, Mario Draghi, había advertido de que el 0,05% anterior era "el nivel mínimo".
Más liquidez
Por si esta decisión no fuese suficiente, el BCE ha decidido elevar en 20.000 millones su volumen mensual de compra de deuda. De este modo, ahora comprará 80.000 millones de euros cada mes en bonos. Esta era la medida que esperaba el mercado en diciembre y con la que Draghi decepcionó a los mercados. Esta vez no ha querido jugársela y por eso ha decidido ser tan contundente.
El problema que tenía el BCE era que no había suficiente deuda pública en el mercado como para cumplir todo este programa, por este motivo, ha decidido ampliar el abanico de activos también al sector privado. A partir de ahora también adquirirá bonos de empresas (no financieras) que tengan un rating de grado de inversión (esto es, excluyendo los bonos basura).
Además, crea un segundo programa de megasubastas de inyección de liquidez a la banca (el segundo TLTRO) que tendrá un periodo de vencimiento 4 años y que empezará en junio de 2016. El tipo de interés de estas operaciones a largo plazo para los bancos será el del tipo de interés, esto es, ahora el 0%. Sin embargo, en función de lo que pidan prestado, podrían llegar a tener un tipo de interés tan bajo como la facilidad de depósito, actualmente en el -0,4%. En otras palabras, el BCE pagará a los bancos por prestarles este dinero. Eso sí, las entidades tendrán que demostrar que dedican este dinero a conceder préstamos a los hogares y las empresas.
El coste del dinero ocioso
Además, la insitución ha decidido aumentar la penalización a los bancos por el dinero que dejan aparcado en el BCE, que entre la facilidad de depósito y la cuenta corriente (sin contabilizar las reservas mínimas y la facilidad de crédito) en algo más de 700.000 millones de euros. Esto es, el equivalente al 70% del PIB español está paralizado en las cuentas de Fráncfort.
Para movilizar este dinero, el BCE ha decidido aumentar el tipo de interés que cobra a los bancos desde el 0,3% hasta el 0,4%. Sin embargo, los bancos se han encontrado con un gran problema y es que no tienen demanda solvente para colocar todo este dinero en el mercado, por lo que lo atesoran en el BCE sea cual sea el tipo de interés que tengan que pagar. Además, rebaja el coste del tipo de interés de la facilidad de crédito, desde el 0,3% hasta el 0,25%.
El grave problema del crecimiento
El propio Draghi ha reconocido que tendrá que ver cuál es el impacto de todas estas medidas aprobadas a la vez, esto es, "las sinergias entre ellas". El objetivo es estimular el crédito a la economía real y así reactivar a una economía que cada día asusta más a los líderes de la entidad. "Este paquete de medidas no es una sobrereacción a la caída del petróleo, es la reacción justa a la caída de las previsiones de crecimiento y de inflación", ha alertado durante la rueda de prensa.
La entidad ha revisado a la baja sus expectativas de crecimiento para este año, y con una fuerza notable. Así, en comparación con las previsiones de diciembre, ahora espera un crecimiento en la eurozona del 1,4% frente al 1,7% previo para este año y del 1,7% desde el 1,9% para el próximo ejercicio.