Dos hechos aparentemente inconexos han sucedido en las últimas semanas en la Audiencia Nacional. Con el sumario del 'caso Cenyt-BBVA' ya abierto, el juez Manuel García-Castellón ha seguido avanzando en sus interrogatorios y ha podido escuchar, entre otras, la versión de los responsables del 'forensic' que Carlos Torres Vila encargó a PwC en enero de 2019.
Cuentan fuentes conocedoras de esa declaración que uno de los abogados que más incisivo estuvo en sus preguntas a Javier López Andreo (socio responsable de Forensic en la big four) y su equipo fue Carlos Gómez-Jara.
El conocido letrado en el mundo financiero -también participó como experto a petición de Deloitte en el juicio sobre Bankia, sobre el que está a punto de dictarse sentencia- representa en esta pieza a Luis del Rivero.
El expresidente de Sacyr está personado en la causa como víctima de los seguimientos supuestamente encargados por directivos del banco a Villarejo y ha sido una de las voces más beligerantes en prensa y televisión contra el banco y Francisco González por este caso.
Casi coincidiendo en el tiempo, otro de los jueces de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, se ocupaba de un caso muy diferente y enviaba a prisión incondicional al exdirector general de Pemex, Emilio Lozoya.
El ejecutivo mexicano se había fugado y fue detenido el pasado 12 de febrero en una lujosa urbanización de la Costa del Sol por una Orden Internacional de Detención emitida en México. Lozoya está acusado en el país de los aztecas de un delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita dentro de una de las ramas del conocido 'caso Odebrecth'.
Como avanzaba al principio, se trata de un hecho aparentemente inconexo con el 'caso BBVA'. Pero hay algo que enlaza las dos tramas: Lozoya fue el socio de Luis del Rivero en otro asalto que también está bajo la lupa de la Justicia por la aparición de Villarejo en escena: el de Repsol.
La memoria es frágil, pero la vuelta a escena de Lozoya como detenido, ha despertado los viejos fantasmas de lo que representó Del Rivero en los años de los 'juegos de espías' del Ibex 35 y grandes mariscadas en el mundo de la construcción.
El ingeniero madridista encarnó la figura de un constructor con un poder inexplicable para muchos al frente de una Sacyr que aspiró a controlar dos de las empresas españolas más importantes del selectivo, pero que acabó topándose con la realidad al tener que abandonar el club de los 35 mayores de la Bolsa española arrastrada por la deuda de esos excesos en los años del 'boom'.
Lozoya fue director general de Pemex entre los años 2012 y 2016 y en 2013, con tan solo 39 años, estuvo a punto de arrebatar la presidencia de Repsol a Antonio Brufau, de la mano de Del Rivero.
Con una ambición desmedida, el expresidente de Sacyr no solo intentó dar el pelotazo del BBVA en 2004. También probó suerte en Francia con un intento de asalto a Eiffage en 2006, cuando la burbuja en España estaba a punto de estallar.
En aquella operación, también entró en escena una empresa de detectives conocida por el banco de Francisco González, Kroll. Pero el regulador francés intervino y obligó a Del Rivero a lanzar una OPA sobre la empresa de infraestructuras. La aventura se saldó con una operación sin plusvalías para Sacyr, ni el control del grupo galo.
Su tercer intento de asalto, el de Repsol con el mexicano Lozoya como socio, fue más sonado en España y acabó con una bochornosa destitución de Del Rivero como presidente de Sacyr en 2011.
El pez chico quiso comerse al grande y hay quien se pregunta qué hubiera sido de BBVA o de Repsol de haber triunfado alguno de los asaltos de un hombre que el Financial Times ha descrito como "uno de los constructores más controvertidos" de la escena española.
Un exdirectivo que llegó a aparecer en el 'caso Bárcenas' junto a otros grandes de la época del ladrillo, como Juan Miguel Villar Mir (OHL).
Con todo el escepticismo con el que se debe seguir a FG, hay una parte de su declaración ante el juez que no se ha puesto en cuestión: Del Rivero no desistió de su intento de hacerse con el control de BBVA por la intervención de Villarejo. La operación cayó por no convencer al Banco de España y por falta de pulmón para que triunfara el rocambolesco asalto.
Francisco González contó al magistrado y al fiscal cómo durante un viaje a México su entonces número dos, José Ignacio Goirigolzarri, le llamó para informarle de las compras de acciones e intenciones de Sacyr en BBVA; cómo después recibió la llamada de Pedro Solbes para informarle de que el asalto contaba con el visto bueno del Gobierno; cómo su ya exjefe de Seguridad, Julio Corrochano, sugirió contratar a una empresa de detectives para estudiar esos movimientos; y cómo Luis del Rivero le llamó por teléfono para dejar caer que desistía de un intento de asalto que no debía haber iniciado sin acercarse antes al presidente.
La seriedad del plan que Del Rivero urdió para tomar el control del gran banco español quedó plasmada en una servilleta. Un paño de papel sirvió al expresidente de Sacyr para escribir los nombres y apellidos de su futuro consejo de administración.
Para sumar apoyos, el asaltante paseó aquella pieza doméstica por despachos, restaurantes y medios de comunicación. Recuerda el director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, cómo Del Rivero le esperó un día en el vestíbulo de la Cadena Cope para mostrarle los nombres de su servilleta. Quería saber si Unidad Editorial (editora de El Mundo) se sentiría más representada con alguno de los consejeros en los que había pensado.
Quién sabe si por remordimiento -y esto no se lo contó FG al juez y el fiscal-, el empresario de Murcia quiso limar asperezas con el entonces presidente del BBVA y en pleno asalto al banco azul, le mandó una caja de suculentas naranjas, que el banquero gallego le devolvió.
Una trama que el propio FG tildó en la Audiencia Nacional de "gran chapuza" y que, leído el sumario, con el idioma chusco de sus expolicías, recuerda a la tosquedad de lo cotidiano que Santiago Segura trató de plasmar en las películas de Torrente.
Antes de llegar a las citaciones de los juzgados, Manuel Conthe acusó a Del Rivero de "montarse películas partiendo de informaciones fragmentarias" en su cruzada contra el banco en los medios de comunicación. El expresidente de la CNMV ilustró esa idea como el "síndrome de Almodóvar".
Y Del Rivero se defendió con la música de Ketama: "No estamos locos, que sabemos lo que queremos". Insisto, Torrente.
ATENTOS A...
El sector de los seguros tiene que renovar su convenio colectivo en un año en el que sindicatos y patronal también se han sentado a hablar de otros convenios como el del sector financiero o el de la banca.
Si el sindicato con más presencia en la mesa será el de Unai Sordo (CCOO), en el lado de la empresa, la organización de Pilar González de Frutos (UNESPA) será la que más se escuche.
Dicen con discreción los representantes de los trabajadores, que el de las aseguradoras es el mundo idílico para los sindicatos que negociarán en una mesa en la que además de UNESPA (Asociación de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras), estarán AMAT (Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo), CEM (Confederación Española de Mutualidades de Previsión Social) y ASECORE (Asociación de Corredores de Reaseguros).