El Gobierno ha remitido a la Comisión Europea los dos textos de su estrategia para hacer frente a la recesión causada por el Covid-19: el Plan de Estabilidad (PdE) y el Plan Nacional de Reformas (PNR). Este tiene de reformista el título. Se limita a enumerar las medidas introducidas por el Gabinete para mitigar las consecuencias socio-económicas de la pandemia y afirma con negro sentido del humor que "han conseguido frenar la destrucción de empleo y mantener los ingresos de la población ocupada".
Si las reformas del Gobierno son las introducidas al amparo del estado de alarma, eso significa que no tiene intención de retirarlas una vez finalizada la crisis. En este caso se consolidará una injerencia del Estado en la economía sin precedentes, un aumento de las rigideces de los mercados y de los gastos estructurales y una severa restricción de la libertad de empresa y del ejercicio de derechos básicos como el de propiedad.
El PdE reproduce las medidas del PNR e incluye el cuadro macroeconómico para 2020 y 2021. Se contempla una fuerte caída del PIB en el II Trimestre de 2020 seguida por una rápida y vigorosa recuperación en los dos siguientes que se suaviza y prolonga a lo largo del año próximo. Esta V Asimétrica no proyecta cuándo se alcanzará el nivel de PIB previo a la crisis. Por añadidura, de acuerdo con la propia metodología gubernamental y traduciéndola a millones de euros, la caída del PIB en 2020 sería del 14,36% frente al 9,2% anunciado.
Se consolidará una injerencia del Estado en la economía sin precedentes, un aumento de las rigideces de los mercados y de los gastos estructurales
El dibujo de un ciclo en V es simple y mecanicista: cuanto más caiga la economía, más fuerte será la recuperación. Esto no ha ocurrido nunca en los ciclos recesivos experimentados por la economía española y este tiempo no es diferente. El PIB no retornará a los valores obtenidos en el cuarto trimestre de 2019 hasta finales de 2023. La reactivación será lenta y eso siempre y cuando no se produzca una segunda ola de la pandemia, que la caída de la economía real no provoque una crisis bancaria o cualquier otra perturbación de esa naturaleza.
¿Por qué no habrá reactivación en V? En el lado de la oferta, porque la rigidez o flexibilidad de una economía determina su capacidad de adaptación-respuesta a las crisis y la española es muy rígida; porque los distintos programas de protección de rentas existentes y programados (Ingreso Mínimo Vital) elevan el salario reserva de los parados y desincentivan la búsqueda de empleo, lo que reducirá la oferta laboral; porque se está produciendo una masiva destrucción de empresas y los elevados costes fiscales, sociales y regulatorios frenarán el nacimiento de otras nuevas.
En el de la demanda, el descenso de la riqueza financiera de los hogares, su endeudamiento, el incremento del paro, el temor a caer en él, les hará restringir su consumo. Por su parte, la desaparición de una parte sustancial del tejido empresarial reduce de manera inmediata la formación bruta de capital; la incertidumbre sobre la duración del ciclo recesivo resta incentivos a invertir y la escalada del binomio déficit-deuda anticipa incrementos de la fiscalidad para reducirlos.
España entra en la crisis con un endeudamiento del sector público muy alto que se incrementará de manera dramática. En su PdE, el Gobierno ni siquiera se molesta en sugerir cómo pretende corregir ese desequilibrio en el medio plazo. Es improbable que, ahora, los demás estados de la UE presten una atención prioritaria a esa situación, pero eso cambiará cuando la superen. En ese momento, condicionarán el suministro de soporte financiero a la implantación de un plan de estabilización y de reformas.
En su Plan de Estabilidad, el Gobierno ni siquiera se molesta en sugerir cómo pretende corregir ese desequilibrio en el medio plazo
Ante ese panorama, cualquier acción destinada a reducir el déficit mediante subidas de impuestos acentuaría la depresión de economía y la duración de la recesión. Los ajustes presupuestarios basados en alzas de la fiscalidad nunca han logrado reducir el binomio déficit-deuda como muestra la evidencia empírica disponible y aplicar esa terapia en un escenario recesivo sería letal.
Ni las condiciones macro ni las microeconómicas abonan una salida en V simétrica o asimétrica de la crisis y la política desplegada por el Gobierno no crea expectativa alguna de que eso sea posible. Se va a producir un empobrecimiento sin precedentes y España se encamina hacia un colapso de sus finanzas públicas que aboca a una intervención.