Nunca antes fue tan importante recurrir a la innovación como lo es ahora. Tampoco antes era condición sine qua non que el talento estuviera tan asociado a la tecnología como se ha podido comprobar durante la gestión de la crisis sanitaria provocada por la Covid-19.
Muchos han sido los ejemplos de desarrollos tecnológicos a nivel mundial, la mayoría basados en proyectos de robotización que, desde empresas e instituciones públicas, se han lanzado al mercado para luchar con las mejores herramientas contra el virus. Países como China y Corea del Norte han demostrado su gran capacidad innovadora y su liderazgo en el despliegue de soluciones tecnológicas de alto valor y efectividad.
Todos los proyectos impulsados para combatir el coronavirus y sus efectos han sido posibles gracias al binomio 'talento & tecnología'. Por una parte, han sido fundamentales los servicios de computación en la nube o cloud, que han permitido a muchas empresas continuar su actividad a través de sistemas de teletrabajo sin depender de una infraestructura en un lugar físico o en la oficina y, por otra, las tecnologías de big data que, junto a sistemas de inteligencia artificial y machine learning, han proporcionado a los robots autonomía y habilidad para interactuar con el medio.
Estas tecnologías, que están en la base de lo que se conoce como cuarta revolución industrial o Industria 4.0, son las que, junto a las personas que las han inspirado y creado, contribuirán a que nuestras empresas puedan superar la crisis económica y social derivada de la Covid-19.
Solo basta con mirar a los países que más han apostado e invertido en los últimos años en tecnología, I+D+i y desarrollo del talento para comprobar con facilidad que son precisamente dichos países los que están encarando esta crisis con más determinación y mayores niveles de éxito. Es el momento de que apostemos, no solo las compañías, sino también las administraciones públicas, por la tecnología y el talento para acortar distancias con los países líderes y convertirnos en un ecosistema para la innovación y la creación de valor.
"Es el momento de que apostemos, no solo las compañías, sino también las administraciones públicas, por la tecnología y el talento"
En un mundo poscovid, los perfiles profesionales que ya se venían demandando en el campo de la Industria 4.0, asociados a los ámbitos STEM, serán aún si cabe más claves en el proceso de digitalización que ahora muchas organizaciones tendrán que afrontar.
Perfiles como analistas de datos, especialistas inteligencia artificial y machine learning o expertos en big data, entre otros, serán imprescindibles. Sin embargo, no podemos olvidar que esos perfiles se han de hibridar con los que se denominan soft skills como la innovación, la creatividad, el trabajo en equipo, el pensamiento analítico, el aprendizaje a lo largo de la vida, la inteligencia emocional… Capacidades que, precisamente, no puede desarrollar un robot y sí un humano. Esto nos lleva a que la idea de que máquinas y personas deben trabajar juntas se consolidará poco a poco en la era posterior al coronavirus, desterrándose así viejos discursos contrarios a la automatización y robotización del empleo.
La idea de que máquinas y personas deben trabajar juntas se consolidará poco a poco en la era posterior al coronavirus
Cuando entremos en esa "nueva normalidad", las empresas tendremos que priorizar la importancia de la formación y de la educación en las áreas STEM. Tendremos que enfocarnos en actualizar los conocimientos y las capacidades de nuestros equipos, adaptándolos al nuevo escenario.
Es el momento de ser valientes y ajustar los planes de formación al desarrollo de las competencias antes citadas. Las organizaciones tenemos que pasar a la acción detectando el talento interno y externo para dotar a nuestros proyectos de los profesionales más y mejor cualificados del mercado. Todas estas acciones nos otorgarán la fuerza necesaria para estimular una economía y un tejido empresarial donde la robótica, el big data, la ciberseguridad o la inteligencia artificial, por poner solo algunos ejemplos, sean el timón para encarar los desafíos del futuro.
Sabemos que el panorama al que nos vamos a enfrentar a la vuelta de la pandemia, y que ya estamos divisando en plena desescalada, está lleno de incertidumbres y de incógnitas, pero también de aprendizajes en clave de oportunidad. Es, por ello, que hemos de ser conscientes de que esta crisis sanitaria, social y económica que vivimos ha sido el detonante para acelerar la dimensión y el valor que tienen los dos factores claves de la cuarta revolución industrial: la tecnología y el talento.
*** Verónica Pascual es consejera delegada de ASTI Mobile Robotics y consejera de Telefónica.