Florentino Pérez, empresario donde los haya, parece haber cometido un error conceptual. No se ha dado cuenta de la naturaleza del futbol como negocio en una economía global. Intentaré explicarlo en este breve artículo.
Fue en 1997 (ya ha llovido mucho) cuando leí Grassroots Leaders for a New Economy un libro de tres profesores californianos del Silicon Valley (Henton, Melville y Walesh). Su tesis es muy sencilla y no por ello menos brillante.
Según ellos hoy en día compiten en la economía global las llamadas 'Comunidades Económicas'. Estas están compuestas por la conjunción en un territorio determinado de los tres sectores que colaboran entre sí: el privado (a través de sus clúster empresariales), el público y el tercero o 'sin ánimo de lucro'.
El privado produce riqueza, pero necesita de la colaboración de los otros dos para tener las competencias que le ayudan a crearla. Y viceversa, a cambio de proporcionar estas competencias la Administración Pública y el tercer sector reciben recursos para realizar sus funciones.
Los clúster empresariales son conjuntos de empresas con ánimo de lucro, que están situadas en un territorio determinado. Eso les ayuda a ser más eficientes dado que hay varias economías de escala.
Al estar unos cerca de otros pueden disponer de abundantes Recursos Humanos, que, por cierto, también forman los otros dos sectores, el público y el 'sin ánimo de lucro'. Sus clientes y proveedores tienen la ventaja de la concentración de la demanda y la oferta.
En los clúster se produce la 'coopetición'. Figura que consiste en que las empresas del clúster compiten entre sí a la vez que cooperan. Un ejemplo es el clúster futbolístico de España.
El Madrid compite con el Barcelona y viceversa. Pero por su pertenencia a la misma Liga cooperan. De hecho, como suelo decir en clase, la mayor desgracia de uno de ellos es que desaparezca el otro.
El Madrid compite con el Barcelona y viceversa. La mayor desgracia de uno de ellos es que desaparezca el otro
En este caso la 'Comunidad Económica' de la que hablan los profesores californianos es ese clúster empresarial del futbol español con la ayuda de la Administración Pública, por ejemplo, mediante infraestructuras de transporte, y el tercer sector (como son cientos de clubs deportivos juveniles o equipos de colegios. etc.).
Lo que no ha entendido Florentino, ni creo que nuestra Administración española es que esa 'Comunidad Económica' del fútbol español compite a nivel global con otras similares. Por ejemplo, la inglesa o la italiana, quizás la alemana, y quisiera hacerlo la francesa que, de momento, no puede porque a nivel global solo el PSG empieza a tener nombre.
La Administración española ha demostrado que no ha entendido esto con su persecución fiscal a jugadores estrella. Hay que tener saber que el fútbol español supone el 1,37% del PIB español y crea 184.000 empleos y más de 4.100 millones de euros de ingresos tributarios directos.
Atacar a sus estrellas es estrellar a los demás. Porque sin estrellas no se compite a nivel global. Por eso la 'Comunidad Económica' del futbol inglés está ganando la batalla en la competición global, desplazando en parte a la del futbol español que, aunque tiene territorios propios como Latinoamérica, está perdiendo la lucha en Asia, el gran mercado futuro.
Florentino se ha equivocado de 'campo de juego', no es Europa la que compite con Latinoamérica, el otro gran continente del futbol, su competidor es el futbol inglés. No es extraño que hayan sido los clubs británicos los primeros en desembarcarse del proyecto, con el impulso de su Gobierno.
A más inri, la Euroliga no ha contado con la UEFA, que es sólo una confederación de asociaciones. En realidad, un cascarón del que se lucran unos cuantos que no quieren perder su 'mamandurria' que diría un castizo. Por eso también se han opuesto al proyecto de la Superliga.
Así que, si no quiere ir a la ruina, que es el argumento con el que Florentino impulsó su proyecto, lo que debe hacer es conseguir que la 'Comunidad Económica' del futbol español vuelva a ser la 'Liga de las estrellas' y mucho más. Claro que para ello hay que contar con que tenemos una Administración incapaz de hacer números sensatos en materia fiscal, ávida de recaudar a corto, aunque eso sea matar a la 'gallina de los huevos de oro'.
*** J.R. Pin es profesor del IESE.