El próximo miércoles tendremos una buena pista de hasta dónde van a llegar los tentáculos en el nuevo Gobierno de la nueva vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Su ascenso ha sido una gran noticia para Antonio Garamendi después de que el pasado jueves el equipo negociador de la patronal en la mesa del diálogo social saliera del Ministerio de Trabajo con una sensación de hastío y agotamiento sin precedentes.
En cuestión de año y medio, la contrarreforma laboral ha pasado de ser un acuerdo entre dos partidos para formar un Gobierno de coalición a presentarse como un compromiso de España con la Unión Europea para acceder a los fondos europeos.
Si algo ha aprendido Pedro Sánchez de su ya 'ex mano derecha', Iván Redondo, es a construir relatos. Pero en este caso la estrategia ha sido tan burda que es difícil que cuele. Un punto a favor de los empresarios... y de Calviño.
El pasado jueves empezaba a hacer el calor habitual de los meses de julio en Madrid, cuando a las 15:00 horas salían del Ministerio de Trabajo los equipos de los sindicatos y los empresarios que negocian la reforma laboral.
La mañana de reuniones había sido muy tensa y la CEOE y Cepyme no tardaron en plasmarlo en un duro comunicado en el que venían a decir al Gobierno: "así no".
En la sede de Diego de León se acusa ya la fatiga de 15 meses sin prácticamente descanso negociando acuerdos con un Gobierno legítimo, pero hostil para las empresas. Un Ejecutivo al que le gusta hacerse fotos con los agentes sociales para ningunear aún más al líder de la oposición y que, como ha mostrado Sánchez con su reciente remodelación, va a dar mucho protagonismo a la economía y a la agenda europea en los próximos dos años.
A pesar de ese cansancio, Yolanda Díaz tiene poco tiempo de aquí a las elecciones para consolidar su liderazgo dentro de una coalición que ha renovado solo a una de sus almas y no tiene intención de dar tregua al diálogo social. El próximo miércoles, CEOE, Cepyme, CCOO y UGT volverán al Ministerio para ver si es posible acercar posturas. Parece difícil, aunque el refuerzo de Calviño es un punto a favor de que acabe siendo posible algún tipo de acuerdo antes de final de año.
El Gobierno se la ha jugado a Garamendi al enviar un Plan de Recuperación a Bruselas en el que se compromete a abordar una serie de retoques en la reforma laboral este año para reducir la "temporalidad" y la "precariedad". Es un tema que preocupa a la Comisión Europea y también a los empresarios, aunque con un planteamiento radicalmente distinto al del Ministerio de Trabajo.
Con el documento de reformas aprobado, Sánchez se encargó después de convencer a Ursula von der Leyen de que los acuerdos en España serán plasmados en una gran foto con sindicatos y empresarios para mostrar el consenso social en temas que, por su calado, deberían sellarse con la imagen de Sánchez y Pablo Casado juntos en el Congreso.
La primera fase de la reforma de las pensiones de José Luis Escrivá ha sido un aperitivo. El plato fuerte lo ha estado cocinando Yolanda Díaz que hace unas semanas presentó a los agentes sociales su contrarreforma laboral, una propuesta que la patronal no imaginaba ni en su peor pesadilla.
Estas son las lentejas que los socios de la coalición han ofrecido a los empresarios: "si queréis fondos, firmar la contrarreforma" -o algo similar que permita salvar los muebles ante su electorado-.
La patronal ha sido muy clara explicando que no va a pasar por este aro. Su equipo de Empleo, que dirige Rosa Santos, ha trasladado a Díaz el cierre de filas total que hay entre los empresarios en torno a esta idea: los acuerdos de Gobierno de coalición no comprometen a los empresarios.
La CEOE no va a presentar una propuesta para derogar la reforma laboral porque, como es lógico, no va a proponer algo que no quiere hacer. Y el nuevo tiempo político es un balón de oxígeno para los intereses de las empresas.
Hasta ahora, Nadia Calviño ha asistido resignada a un desencuentro en el que con matices, está más cerca de los postulados de los empresarios -que en última instancia, son también los de Bruselas- que de los de su compañera en el Consejo de Ministros.
El famoso gesto de hartazgo de la vicepresidenta económica que captaron las cámaras el pasado mayo mientras Díaz prometía en las Cortes -una vez más- derogar la reforma laboral da fe de ello.
Su ascenso debería servir de cortafuegos ante la propuesta de Díaz, aunque nadie debe olvidar que Unidas Podemos sigue teniendo la llave de la supervivencia de este Gobierno. Y Pepe Álvarez y Unai Sordo pueden ayudar a la ministra a hacer mucho ruido en la calle.
Unidas Podemos sigue teniendo la llave de la supervivencia de este Gobierno. Y Pepe Álvarez y Unai Sordo pueden ayudar a la Díaz a hacer mucho ruido en la calle
Entonces habrá que echar la culpa a Bruselas de que no sea posible aprobar la 'contrarreforma' porque que el relato no nos haga perder la perspectiva. La Comisión Europea quiere que España adopte reformas en el ámbito de la contratación para reducir la temporalidad y también quiere medidas contra la precariedad, como defiende Díaz. Pero si en algún sitio se ha alabado la reforma de Fátima Báñez ha sido en la capital comunitaria.
Será difícil que el comité evaluador de los fondos pase por buena una contrarreforma que espante a los empresarios y al mundo de la inversión. Y la vicepresidenta primera no se va a jugar su prestigio internacional en defender una contrarreforma que ha sido calificada de "marxista" e "ideológica" por quienes tienen que crear empleo.
Sánchez ha renovado muchas caras dentro de su Gobierno, pero la debilidad de la coalición es hoy la misma que el pasado viernes. Y el presidente no puede hacer recaer el cumplimiento de sus compromisos con Unidas Podemos sobre los empresarios. No está claro que Calviño vaya a ser capaz de poner orden en un asunto en el que nos jugamos hasta 140.000 millones.
ATENTOS A...
Los datos de IPC (Índice de Precios al Consumo) que se publican esta semana en Estados Unidos y en la Eurozona van a dar muchas pistas sobre las decisiones que tendrán que tomar Jerome Powell y Christine Lagarde en los próximos meses.
Si la inflación sigue al alza, todo indica a que la Reserva Federal empezará a subir tipos y a retirar estímulos en las próximas semanas, lo que podría provocar una importante caída de los mercados financieros que forzara al Banco Central Europeo a reforzar sus compras de activos. La nueva estrategia del BCE dota a Lagarde de herramientas para ello, pero sería un varapalo para la normalización de la política monetaria en la zona euro.
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