Un equipo. Todos accionistas
El emprendimiento es un viaje solo apto para los más aventureros. Un entorno mucho menos predecible que el de las empresas ya asentadas y, por lo tanto, más arriesgado. Un punto adicional de riesgo que está justificado si se tiene en cuenta el potencial de crecimiento que puede tener el apostar por caminos no explorados: la ecuación alto riesgo / alta recompensa.
Sin embargo, para que los empleados se impliquen plenamente en todo el viaje de la empresa y para que sepan, de primera mano, el significado del riesgo, el rendimiento y la recompensa, es fundamental que ellos también puedan ser accionistas de la organización.
Por eso, apuesto por empresas en las que todos los trabajadores estén alineados con la ecuación riesgo/recompensa, y en las que estén cualificados para aprovechar el potencial de crecimiento que ellos mismos ayudan a generar.
Apuesto por empresas en las que todos los trabajadores estén alineados con la ecuación riesgo/recompensa
En Europa la participación de los empleados en el accionariado de las empresas es menos común que en Estados Unidos y, en general, la sociedad no conoce bien los beneficios financieros de este tipo de operaciones. Esto ha creado un círculo vicioso en el que, debido al desconocimiento, las compañías no suelen plantear esta opción y los trabajadores tampoco esperan dicha propuesta.
En los últimos diez años en BlaBlaCar he comprobado que 9 de cada 10 empleados que se han incorporado a la compañía procedentes de las mejores escuelas de Europa (Cambridge, Ecole Polytechnique, HEC, etc...) no han solicitado invertir en el capital de la empresa.
En torno a tres cuartas partes de ellos ni siquiera conocían esta opción. Estos porcentajes aumentan entre aquellos perfiles que no han tenido contacto con las finanzas durante su formación, como, por ejemplo, los ingenieros. Y siendo realistas, en la mayoría de las empresas: si no lo pides, no te lo dan.
En mi experiencia laboral he vivido de forma muy diferente mis años en Francia y los que pasé en Silicon Valley, lugar en el que trabajé durante 7 años.
En el año 2000, cuando conseguí mi primer empleo en la bahía de San Francisco, todos los ingenieros hablaban de su participación en el capital de la empresa, algo que formaba parte de sus peticiones básicas como empleados. Esto, probablemente, provenía de una cultura estadounidense más amante del riesgo y del hecho de que ya estábamos rodeados de trabajadores (financieramente) exitosos de empresas como Cisco, Intel y muchas otras que contribuyeron al éxito de Silicon Valley.
En cambio, en Europa, la falta de empleados que obtienen beneficios de empresas tecnológicas punteras, combinado con una relación más tabú del riesgo y el dinero, ha frenado el desarrollo de una cultura de liderazgo empresarial más transparente y alineada con los trabajadores.
Las compañías no suelen ofrecer participar en el capital y los trabajadores tampoco esperan dicha propuesta
Mientras tanto, en BlaBlaCar, he visto comportamientos drásticamente diferentes respecto al capital o al patrimonio de la compañía con algunos ejemplos que son interesantes y que abarcan desde el desconocimiento a la falta de interés.
Recuerdo el caso de un trabajador que, cuando le propusimos que participase en el accionariado de la compañía, rechazó la propuesta y pidió tener tickets restaurante, ya que se sentía más seguro ante una recompensa a corto plazo que ante una opción potencialmente mejor pero más arriesgada e incierta.
También fue sorprendente el ejemplo de un empleado que ayudó de manera destacable al crecimiento de la empresa pero que nunca pidió una participación a nivel de capital. Cuando llegó ese momento, tuvo la oportunidad de aprovechar ese rendimiento para comenzar su propio negocio.
Pero también se ha dado el caso de un empleado que ante dos ofertas de remuneración volvió a nosotros con una tercera propuesta: menos salario y más participación en acciones. Algo que me transmitió una sensación muy clara, la de la confianza a largo plazo en lo que podíamos construir juntos.
La mejor forma de romper el círculo vicioso en torno a este tipo de operaciones es educar a todos los empleados e incorporarlos a una política de capital inclusiva. Sin embargo, no todo el mundo tiene el mismo nivel de formación y conocimiento sobre este tema, por lo que, como empresas inclusivas, es clave que las organizaciones se aseguren de que todos los trabajadores tengan el mismo acceso a estos conocimientos, recursos y oportunidades para convertirse en titulares de acciones.
Hace años, solíamos ofrecer a los trabajadores la posibilidad de obtener una remuneración basada en acciones. Sin embargo, con el crecimiento de la empresa, comenzamos a ofrecer paquetes de acciones vinculados a la antigüedad y empezamos a tener en cuenta las solicitudes proactivas de los trabajadores interesados en este tipo de participación.
Como empresas inclusivas es clave asegurarse de que los trabajadores tienen el mismo acceso a conocimientos, recursos y oportunidades para convertirse en titulares de acciones
Esta primavera hemos decidido poner fin a esa situación y hemos pasado de un tercio del equipo propietario de acciones a un 100% de los empleados. Para ello, hemos hecho nuestra política de participaciones totalmente inclusiva de manera que todos los trabajadores que aún no eran propietarios de acciones han pasado a serlo, algo que también incluye a los nuevos empleados.
Cuando todos los accionistas, el equipo, los fundadores y los inversores están alineados en una empresa que se esfuerza por innovar, crecer y crear valor, este vínculo asegura una gran ejecución.
Además de políticas inclusivas para los empleados, lo fundamental para hacer real la creación de valor es ofrecer oportunidades para que los trabajadores con acciones vendan parte de estos títulos y conviertan, mediante transacciones y operaciones secundarias, ese valor en dinero efectivo.
Los empleados tienen la posibilidad de vender sus acciones aunque la empresa no cotice en bolsa, a través de una venta privada. En BlaBlaCar, a lo largo de la última década hemos orquestado cuatro oportunidades de este tipo a gran escala, utilizando rondas de financiación para dar la posibilidad a los empleados con acciones vender parte de éstas a los inversores.
En BlaBlaCar hemos pasado de un tercio del equipo propietario de acciones a un 100%
A través de estas oportunidades secundarias, un total de 15 millones de dólares fueron abonados a 86 trabajadores o ex trabajadores (sin incluir a los fundadores). 717 empleados y ex empleados son hoy accionistas, y esto es sólo el principio. Estamos comprometidos con una política de fondos propios que fomenta el impulso empresarial de todos.
Como fundador, considero que si se quiere que un miembro del equipo actúe como propietario de la empresa, que tenga ese impulso y pasión, ese sentido de pertenencia, sacrificio y dedicación, está en nuestra mano conseguirlo.
A los empleados, a ese talento que tenga un afán empresarial y aventurero, les recomiendo que pidan proactivamente formar parte de estos planes. Al menos, que consigan que forme parte de la conversación. No sólo es legítimo, puede resultar más que importante.
*** Nicolas Brusson, CEO y co-fundador de BlaBlaCar