Los casos de Covid-19 aumentan y, con ellos, los nuevos datos económicos apuntan a un impacto negativo en la economía estadounidense. Los bonos se han ido apreciando, la Reserva Federal ha señalado que va a dejar de comprar activos pronto o que incluso puede subir tipos y, en las últimas semanas, los mercados han decidido dar un paso atrás y otro adelante.
Vamos, que no saben muy bien qué hacer (o qué creer) y qué quiere decir todo lo anterior para sus posiciones, para la evolución de los activos financieros y para la economía a medio plazo.
Para explicarlo, vayamos por partes. Voy a tratar de condensar en cuatro puntos clave:
En primer lugar, hablemos del aumento de casos de Covid-19. ¿Quiere decir en estos momentos lo mismo que hace 12 meses? Una nación que no tiene fama de imprudente como es Alemania, anunció el 23 de agosto que dejará de utilizar los niveles de incidencia a 7 días sobre 100.000 personas como la medida clave para determinar si imponer o levantar restricciones, dado que el número de personas vacunadas completamente sigue incrementándose.
En segundo punto, sí, hemos visto datos peores de lo esperado, tanto en EEUU como en China: una caída del 1,1% en ventas al por menor en EEUU en junio y producción industrial, y también ventas al por menor más débiles que lo estimado en China.
Pero ¿qué hay de malo en que la recuperación en ‘V’ tan agresiva que hemos experimentado hasta ahora haya llegado a su pico máximo y, a partir de ahora, el crecimiento siga siendo positivo pero normalizado? De hecho, eso es lo que esperamos algunos.
Otro factor a tener presente es que los bonos se aprecian. El dinero ha entrado en renta fija, pero más porque los tipos reales han vuelto a caer y no tanto porque la inflación vaya a ser tan problemática como parecía (algunos hablaban incluso de estanflación).
Más aún, los niveles de inflación que debemos contemplar para el medio plazo son los mismos que hemos visto, de media, en los últimos doce años (desde la gran crisis financiera).
Y, por último, en cuanto a las políticas monetarias de los principales bancos centrales, todo está ya escrito y comentado por los principales responsables, aunque se hayan dado análisis algo extremos: las políticas monetarias deberían permanecer estables, la inflación no parece que vaya a forzar a nadie a tomar soluciones de urgencia y el principal objetivo es no afectar negativamente al crecimiento económico.
Así que, con estos cuatro puntos sobre la mesa, cabe preguntarse, ¿quién encuentra razones para creer que cambiar su posicionamiento en este momento le va a dar buenos resultados?
Disfruten lo que queda de verano.