Parece que hay consenso en que esta reforma laboral tiene que intentar resolver, sobre todo, el problema de las elevadas tasas de desempleo y temporalidad de nuestro mercado de trabajo. Y a nadie se le escapa que detrás de estas necesidades también hay otras tantas, si es que queremos reconducir los -cada vez más menguantes- indicadores de recuperación económica: mayor flexibilidad, que permita la necesaria competitividad de las empresas y el crecimiento de un empleo más sostenible y de calidad, la lucha contra la economía sumergida y el necesario equilibrio presupuestario y control de gastos para mantener los servicios públicos y garantizar prestaciones a futuro.

Las iniciativas para limitar la temporalidad injustificada han tenido diversos enfoques en nuestra historia reciente, haciendo más rígida la causalidad, penalizando económicamente la contratación (recargo de cotizaciones e indemnizaciones por fin de contrato), o limitando el encadenamiento de los contratos. Hasta la fecha, ninguna de las medidas planteadas para corregir la temporalidad ha tenido éxito y no parece que con "más de lo mismo" se vaya a resolver el problema.

Las últimas propuestas del Gobierno de limitar al 15% la contratación temporal de todos los sectores, suprimir modalidades de contratación, forzar hasta máximos el uso de los fijos discontinuos o la última de triplicar las cotizaciones de las contingencias profesionales por la extinción de cualquier tipo de contrato de duración determinada, no parece que vayan a tener otro resultado que el de una indeseable guadaña para el empleo existente, y para las posibilidades de creación de nuevos puestos de trabajo.

Hay por tanto que "resetear" el planteamiento de las posibles soluciones, ser más disruptivos, y sobre todo, aprender de lo que ya funciona con éxito en otros países de la Unión Europea. En este sentido, una fórmula no explorada debería ser la de dar más protagonismo a las agencias privadas de empleo.

Una fórmula no explorada debería ser la de dar más protagonismo a las agencias privadas de empleo

En efecto, este sector es un actor clave en las economías europeas, ayudando a igualar la oferta y la demanda de empleo y fomentando mercados laborales más inclusivos y dinámicos. Las garantías de solvencia en nuestro país se basan en haber sido pioneros entre los estados de la Unión en aspectos esenciales como la igualdad de trato, tanto en condiciones retributivas como en garantías en materia de seguridad y salud, donde ya sus indicadores de siniestralidad mejoran a los del resto de la contratación temporal.

Las cifras son contundentes: las empresas de trabajo temporal no sólo vienen demostrando una mayor capacidad de orientación y contratación para la inserción de desempleados, sino que uno de cada tres trabajadores acaba con un contrato indefinido en las empresas usuarias. Pero en la Europa a la que doblamos en tasas de desempleo y temporalidad, paradójicamente, la participación de las agencias privadas de empleo en la contratación temporal triplica las cifras de nuestro país.

En Europa, la participación de las agencias privadas de empleo en la contratación temporal triplica las cifras de nuestro país

Ante la evidencia de los hechos, el sector de empresas de trabajo temporal ya se ha postulado como parte de la solución. Posibilitando que puedan contratar trabajadores de forma indefinida por una renovada agencia de empleo para cesiones de carácter estable, participando en la contratación de fijos discontinuos para puestas a disposición fijas discontinuas, facilitando que los contratos de corta duración -incluyendo aquellos en su modalidad a tiempo parcial- se realicen preferentemente a través de agencias, y permitiendo que se puedan realizar contratos formativos para la puesta a disposición en diferentes empresas usuarias.

Estas propuestas darían mayor estabilidad en la contratación, ayudarían a ajustar la temporalidad a necesidades reales y de verdadero de carácter temporal, reducirían el coste de las arcas públicas en términos de prestación por desempleo y políticas activas y evitarían el fraude y la precarización de -veteranas y nuevas - formas de trabajo, facilitando el tránsito al empleo estable y mejorando la empleabilidad de los trabajadores, a través de la formación y orientación continuas.

A medida que Europa sale de la crisis de la Covid-19, las acciones que respaldarán la recuperación son críticas. Permitir que el sector de agencias privadas de empleo cobre protagonismo para el fomento de mercados laborales más dinámicos, inclusivos y adaptables, es una oportunidad para favorecer la recuperación de la economía, y para mejorar nuestro mercado de trabajo y hacerlo más resiliente de cara a la "nueva normalidad".

*** Francisco Javier Blasco de Luna es director de Adecco Group Institute.