Ya se sabe que la Reforma de las Pensiones va a ser la Reforma de las Cotizaciones. El ministro José Luis Escrivá tenía que encontrar dinero para cubrir el agujero de la Seguridad Social por las jubilaciones o, por el contrario, bajar los gastos.
Al final ha optado, como siempre hace este Gobierno, por exprimir más al ciudadano: aumentar las cotizaciones.
En mis clases con estudiantes jóvenes, les explico que su vida laboral será larga y están de acuerdo. Creen que será así porque no habrá dinero para jubilarlos y trabajarán hasta los 75 o más años. Entonces yo les contraargumento: no es verdad. Las pensiones públicas no desaparecerán porque tienen dos componentes. Uno económico y otro político.
Las pensiones públicas no desaparecerán porque tienen dos componentes. Uno económico y otro político
Dada la pirámide de la población española, cada vez un cotizante trabajador soporta más pensionistas. Por eso el déficit es cada vez mayor. Es la componente económica. Precisamente por eso, una solución es alargar la edad de jubilación. Entonces habría más personas cotizando y menos cobrando.
Pero eso tiene mala venta política. Como si el trabajo fuera una maldición bíblica. Además: ¿cómo un político va a enfrentarse a un 25% o más de la población entre jubilados y los que están esperando serlo? ¿Cómo decirles que les bajarán la pensión o que tienen que esperar más para cobrarla? Se juegan las elecciones. La razón política prima sobre la económica.
Sin embargo, para muchas personas es satisfactorio aportar a la sociedad a través de profesión y ser remunerado por ello. El síndrome de depresión postjubilación es un hecho.
Además, la medicina ha evolucionado de tal forma que la esperanza de vida en condiciones saludables ha aumentado considerablemente. Se dice que, desde el punto de vista vital, los 70 de ahora son los 60 de hace veinte años, los 60 actuales, los 50 de entonces y así sucesivamente.
De manera que muchos querrían alargar sus años de actividad profesional. Pero los sindicatos y Unidas Podemos encerrados en su concepción maniquea del trabajo se oponen. Un error. Algunos trabajos requieren una jubilación más temprana; por ejemplo, los que exigen esfuerzo físico. Pero esa jubilación se podría combinar con ejercicios profesionales de otro estilo siempre que la jubilación activa no fuera tan cicatera como la actual, que te obliga a renunciar al 50% de la pensión (¡Demasiado!).
Con Sánchez hay que olvidarse de todo lo que sea reducir el gasto. Solo piensa en gastar y, por tanto, necesita recaudar como sea. Lo que no se entiende es por qué se empeña en exprimir a los menos, cuando podría ingresar más, cobrando menos por persona y ampliando el número de los que pagan.
Con Sánchez hay que olvidarse de todo lo que sea reducir el gasto. Solo piensa en gastar y, por tanto, necesita recaudar
Lo ha dicho la CEOE: el aumento de las cotizaciones 0,6% (0,2% aporta el trabajador y 0,4% la empresa) puede reducir el número de cotizantes por exceso de coste salarial. Se calcula que cada año se crearán 30.000 de puestos de trabajo menos por esta causa. Es decir, que lo que ingresa la Seguridad Social por exprimir a los que ahora trabajan, lo puede dejar de hacer porque otros, que podrían, dejarán cotizar.
Si sube el coste del factor trabajo, el empleador lo puede sustituir por máquinas que además no se sindican. Si los costes salariales suben el empleador tiene que subir los precios para compensar. Entonces, puede ser menos competitivo a nivel mundial, no exportará y sus competidores extranjeros venderán sus productos más competitivos en España. Por tanto, menos puestos de trabajo creados.
Esa subida de costes salariales, cebará la inflación actual y nos hará más difícil la recuperación. Los inversores extranjeros que ven un Gobierno que exprime a las empresas dejarán de venir pensando que también lo puede hacer en el futuro, cuando estén instalados los activos derivados de sus inversiones.
Por todas estas razones la CEOE ha dicho: NO.
Ahora el Gobierno y sus voceros van a iniciar una campaña de descrédito de los empresarios españoles diciendo que si van a Bruselas y se quejan son unos traidores a la patria, porque dificultan que vengan las ayudas de los fondos Next Generation. Aquí el que no se pliega al dúo Sánchez-Díaz, o mejor Díaz -Sánchez, ya se sabe: traidor. Tenga o no razones para llamar la atención y oponerse a las insensateces gubernamentales.