"Peaceful lives will not deliver freedom, fighting we know", Jon Anderson.
La invasión de Ucrania es la culminación de un largo periodo en el que Rusia ha estado poniendo a prueba la fortaleza o debilidad de la Unión Europea y Occidente. Tras constatar la posición dubitativa de Alemania, se ha lanzado una ofensiva que casi todos pensaban que era improbable. Y esa ofensiva tiene importantes costes económicos, sin olvidar las decenas de muertos, y teniendo muy presente la catástrofe humanitaria.
Las sanciones y la inevitable caída del comercio han demostrado generar un impacto negativo muy significativo en las diferentes economías involucradas. Sabemos por la crisis de Ucrania de 2014 que el impacto económico es severo y persistente.
Y esto no es una anexión de una región. Es una invasión.
Debemos entender el peso de Rusia en la economía global. Es una economía débil pero estratégica. Tiene un PIB casi parecido al de España, pero una enorme relevancia en cuanto a recursos naturales, al contrario que España.
Las sanciones y la caída del comercio han demostrado generar un impacto negativo en las economías involucradas
Si analizamos las exportaciones rusas comparado con el suministro global, Rusia supone el 45,6% de las exportaciones de paladio, el 15,1% de platino, el 8,4% del petróleo, el 6,2% de gas natural, el 5,3% del niquel, el 5% del trigo y el 4,2% del aluminio, según JPMorgan.
El impacto económico de las sanciones es, sin duda, devastador para Rusia, pero no podemos olvidar que también Moscú va a imponer fuertes sanciones a la Unión Europea "en sus áreas más débiles", según IFX.
¿Y cuáles son esas áreas? La energía y la tecnología.
La decisión de Alemania de eliminar sus centrales nucleares ha demostrado ser un error histórico que deja al país mucho más expuesto al gas ruso. Once países de la Unión europea reciben más del 50% de su suministro de gas procedente de Rusia. En Alemania, la parte rusa de abastecimiento gasista ha aumentado desde el 40 hasta el 55 por ciento desde 2012 y la de petróleo ruso ha aumentado en ese periodo desde el 38 hasta el 42 por ciento.
Once países de la Unión europea reciben más del 50% de su suministro de gas procedente de Rusia
La falta de liderazgo tecnológico de Europa es también un factor de debilidad. La Unión Europea es especialmente vulnerable a ciberataques y está muy por detrás de China y Rusia en armamento tecnológico.
La exposición total de total de los bancos mundiales a Rusia es de menos de 30.000 millones de dólares, pero si incluimos los intereses de empresas y gobiernos llega a unos 100.000 millones de dólares. Es por ello por lo que Alemania, Italia o Estados Unidos hayan retrasado la sanción más severa, que es prohibir a Rusia usar el sistema de pagos SWIFT.
Expulsar a Rusia del sistema SWIFT sería el mayor golpe a la economía rusa de la historia, dejándola efectivamente sin liquidez, y Occidente se guarda esa carta como golpe final, pero no podemos olvidar que el efecto que tendría sobre las economías y las empresas europeas sería muy importante.
Rusia sabe que si los precios del gas natural y el petróleo se mantienen en los niveles actuales durante un año, hablaríamos de pegar un hachazo del 2% anualizado al PIB global y ligeramente superior en el caso de la Unión Europea. Supondría un recorte de casi el 2,5%, además de elevar la inflación anualizada un 1,5% más, según Capital Economics.
Expulsar a Rusia del sistema SWIFT sería el mayor golpe a la economía rusa de la historia.
El riesgo de una recesión en Europa con elevada inflación es importante.
España sufriría por el aumento de precios de la energía y los alimentos, además de los metales, el turismo y el comercio internacional. También por el efecto de la ralentización o la recesión de Alemania y Francia.
Cerca de 15.000 empresas españolas tienen relación comercial con Rusia y Ucrania, con un comercio de 11.300 millones. La inversión española acumulada en ambos países alcanza los 2.000 millones, según el ICEX. Es decir, es muy poca exposición directa, pero alta de manera indirecta (vía Alemania y Francia).
El mayor impacto negativo para España de la crisis de Ucrania y las sanciones viene por segunda derivada al sufrir si la economía alemana y francesa entrasen en recesión, ya que son nuestros principales socios comerciales.
Para España, un conflicto prolongado puede suponer caer en un estancamiento que derive una subida del paro y tener una inflación superior al 7,5%, según Capital Economics.
Rusia sabe que las sanciones son muy negativas para su economía… pero también para la europea.
15.000 empresas españolas tienen relación comercial con Rusia y Ucrania.
La Unión Europea (UE) tiene mucho más que perder que Estados Unidos en un conflicto con Rusia. Según Eurostat, Rusia es el quinto mayor socio comercial de la Unión Europea, con importaciones por 177.900 millones de dólares y exportaciones por 104.100 millones de dólares.
Además, la dependencia del gas natural es muy alta, particularmente en países como Alemania y la República Checa. Once países de la UE importan más del 50 % de sus necesidades de gas natural de Rusia. Para muchos sería imposible compensar el flujo de gas ruso con gas natural licuado incluso utilizando camiones si estuvieran dispuestos a aceptar precios prohibitivos.
El impacto en Ucrania es enorme. En El efecto económico de las guerras híbridas, un estudio de las profesoras Bluszcz y Valente, se demuestra que "los efectos causales se estiman calculando la diferencia anual en el PIB per cápita entre Ucrania y su contraparte sintética después del estallido de la guerra. Los resultados indican que el PIB per cápita perdido de Ucrania debido a la guerra de Donbass asciende al 15,1% en promedio en los años 2013-2017".
El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó en 2015 que "las sanciones occidentales y las contra-sanciones rusas redujeron inicialmente el producto interno bruto (PIB) real de Rusia entre un 1% y un 1,5% y que las sanciones prolongadas conducirían a una pérdida de producción acumulada aún mayor. En 2019, el FMI estimó que las sanciones redujeron la tasa de crecimiento de Rusia en 0,2 puntos porcentuales cada año entre 2014 y 2018", según The New Atlanticist.
El impacto en los ciudadanos rusos es enorme incluso cuando estas sanciones están dirigidas a individuos y bancos estatales. El efecto más evidente es la pérdida de poder adquisitivo de la moneda local, que se ha desplomado frente al dólar estadounidense, lo que reduce salarios y ahorros en términos reales.
Estados Unidos no sufre un impacto relevante por las sanciones a Rusia. Importó alrededor de 30 mil millones de dólares de Rusia en los primeros once meses de 2021 y exportó 13.2'00 millones, según Bloomberg. Sin embargo, sufre pequeños daños colaterales a medida que los precios al consumidor se disparan debido al aumento de los precios de la energía y los alimentos.
Estados Unidos no sufre un impacto relevante por las sanciones a Rusia.
Estados Unidos es independiente en producción de gas y ya está acudiendo a ayudar a Europa con barcos de gas natural licuado. Ironías de la vida, el mismo "fracking" que se ha prohibido en Europa está salvando al Viejo Continente de un gran apagón.
Estados Unidos, con Canadá y México, es también casi independiente en petróleo. El país ya está en producción de petróleo récord y supera a Rusia y Arabia Saudí en suministro. Pero Estados Unidos no "gana" por una guerra en Ucrania ya que es el país que más contribuye a la defensa de Occidente y un conflicto armado supondría un enorme coste neto y un agujero aún mayor en las maltrechas cuentas públicas, tras dos años con el mayor déficit de la historia.
No podemos olvidar el impacto indirecto en la economía global. Las tensiones en Ucrania muestran las crecientes diferencias entre los países occidentales y las naciones influenciadas por Rusia y China. Esto va más allá de Ucrania o de los flujos de gas natural.
Occidente está perdiendo influencia en África y América Latina a favor de China y, en menor medida, de Rusia. América Latina está cambiando lentamente hacia China y Rusia, como lo demuestran los mensajes del presidente de Argentina y el recién nombrado primer ministro de Chile.
La guerra en Ucrania pone en relieve la debilidad relativa de la Unión Europea en energía y tecnología y la falta de unidad en la respuesta. En términos económicos, nadie gana, pero puede ser una oportunidad para que la Unión Europea demuestre liderazgo y unidad.
No esperemos milagros. Los efectos negativos a medio y largo plazo de las sanciones serán relevantes para todos.