La única buena noticia (para los inversores)
En una guerra la única buena noticia es que se acabe. Dicho esto, nuestra única misión como asesores financieros no es otra que ayudar a los inversores y, en este sentido, sí que tenemos una buena noticia: la estrategia que planteamos en su día de rotar las carteras hacia activos, sectores y países que funcionen bien en un entorno de mayor inflación, sirve también como contrapeso a la invasión de Ucrania.
Evidentemente, cuando hace ya más de un año establecimos la estrategia de la Gran Rotación ni se nos pasaba por la cabeza que Putin atacara Ucrania. Lo que sí se nos pasó por la cabeza es que la salida de una pandemia mundial sería parecida a la salida de una guerra mundial. Y en ambas se ha salió con un incremento importante de la inflación.
No salíamos de una guerra, sino de un confinamiento, pero el resultado pensamos que sería parecido: incremento del consumo e incremento de la inflación. Y mucho más en esta ocasión, que se había inundado el sistema de liquidez y que se iban a poner en práctica programas de estímulo económico de una magnitud desconocida hasta la fecha.
Cuando empezaron las amenazas de Putin a Ucrania nos dimos cuenta de que donde más impacto podía tener esta situación era precisamente en la inflación
Cuando empezaron las amenazas de Putin a Ucrania nos dimos cuenta de que donde más impacto podía tener esta situación era precisamente en la inflación, dado que Rusia es uno de los mayores productores de gas, petróleo y materias primas del mundo. En medio de tanta tensión, la única buena noticia fue que las carteras adaptadas a la Gran Rotación tenían posiciones en muchos fondos que se benefician o cuentan con cierta protección frente a un incremento de la inflación.
En el caso de las materias primas ha sido y es evidente, pero podría ponerse en duda en las apuestas contra el precio de los bonos, que son también parte de dicha estrategia. Es cierto que, mientras dure el conflicto, el Banco Central Europeo seguirá comprando bonos a mansalva, pero, una vez se restablezca algún tipo de equilibrio geopolítico, tendrá que modificar su política monetaria de forma mucho más rápida y más agresiva que antes. Porque las expectativas de inflación no sólo no habrán bajado sino que de hecho habrán subido.
También podría argumentarse que los bancos -otro sector que se beneficia de mayor inflación y subida de los tipos de interés- van a sufrir como consecuencia del conflicto. Eso es cierto, sobre todo los bancos franceses e italianos (curiosamente no tanto a los alemanes), pero no olvidemos, ya sea hablando de bancos o de comercio en general, que lo que de verdad afecta a la economía europea no es lo que ocurra con la economía rusa, sino lo que ocurra con la economía europea.
Rusia no es ni de lejos el principal socio comercial o financiero de la eurozona. El primero es el comercio intracomunitario, luego EE.UU., Reino Unido y Asia. Rusia ocupa un lugar bastante más abajo.
En otras palabras, cuando se recupere el equilibrio geopolítico, lo que va a quedar en Europa es la misma inundación de liquidez, los mismos planes de estímulo económico y las mismas ganas de consumir que había antes de la invasión de Ucrania. Puede que la inflación afecte, pero desde luego hasta ahora no ha sido suficiente para quitarle a la gente las ganas de salir y consumir. Y no se podrá decir que no ha habido inflación.
El BCE seguirá comprando bonos a mansalva, pero, una vez se restablezca algún tipo de equilibrio geopolítico, tendrá que modificar su política monetaria
Salvo en lo relativo a la inflación, lo que de verdad afecta a Europa es el crecimiento europeo y el crecimiento global, no el crecimiento en Rusia o su comercio con la UE.
Para finalizar, en ocasiones como esta conviene recordar la frase del barón de Rothschild, que explicaba que, para ganar en los mercados "hay que comprar cuando suenan los cañones y vender cuando suenan los violines".
Evidentemente en una situación tan volátil como esta hay que medir el timing con cuidado, pero qué duda cabe de que el ruido de los cañones ha generado una segunda oportunidad para subirse al carro de la Gran Rotación. Con la ventaja de que no sólo no es incompatible con el riesgo de que la inflación aumente, sino que, de hecho, es una estrategia totalmente complementaria y, mejor todavía: es también sinérgica.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance