El presidente ruso, Vladimir Putin.

El presidente ruso, Vladimir Putin.

La tribuna

Política y economía en la invasión de Ucrania: el error de cálculo del Kremlin

Las sanciones destrozarán la economía rusa incluso en el caso de que no afecten a la exportación del gas. El objetivo político de Putin también fracasa.

3 marzo, 2022 02:30

La guerra es la continuación de la política por otros medios. La invasión militar del ejército ruso de Putin en Ucrania encaja plenamente en la clásica definición de Clausewitz de lo que es una guerra convencional. Eso significa que esta invasión no sólo es una gravísima violación de la seguridad colectiva y del derecho internacional, sino que también perseguía un objetivo político. Este objetivo no podía ser otro sino el derrocamiento del Gobierno ucraniano y la ampliación de la esfera de influencia rusa.

Putin no ha conseguido su principal objetivo político, y el coste que Rusia está soportando supera las previsiones del Kremlin. No existe veneno intelectual más potente que las mentiras que nos contamos a nosotros mismos. Está claro que Putin y sus generales se creyeron su propia propaganda, que se basaba en tres creencias, que se han demostrado completamente erróneas: el Gobierno ucraniano iba a huir, el pueblo ucraniano no tenía voluntad de resistencia, y el ejército ucraniano no tenía capacidad militar frente a las tropas rusas. Aunque, si Zelenski hubiese aceptado la oferta norteamericana de salir corriendo, como, por ejemplo, sucedió en el caso del primer ministro afgano hace unos meses, es muy probable que la historia de esta invasión hubiese cambiado radicalmente.

Los precedentes de la ocupación de Crimea en 2014 o del expresidente ucraniano Yanukóvich, huyendo en el maletero de un coche, invitaban a otro desenlace. Sin embargo, el ejército ucraniano estaba más preparado y armado que en 2014, y sobre todo, el Gobierno y el pueblo ucraniano han tenido voluntad de resistir.

Putin no ha conseguido su principal objetivo político, y el coste que Rusia está soportando supera las previsiones del Kremlin

Una vez fracasada la guerra relámpago, el principal problema para Rusia es que, no solo está sufriendo costes económicos y bajas militares, sino que Putin no tiene claro cuál puede ser el objetivo. Y aunque Putin lo tuviese claro, los que no saben muy bien qué hacer es el ejército ruso. Porque, un objetivo no es una fantasía sino algo que puede hacerse.

El ejército ruso quiere hacerse con el control de las principales ciudades ucranianas, que, además, no están lejos de la frontera, como Járkov que está muy cerca de Rusia, y por encima de todo, Kiev. Sin embargo, hasta el momento en que escribo estas líneas, no parece estar dispuesto a destruir completamente ambas ciudades para poder entrar. Y tampoco parece estar dispuesto a perder decenas de miles de combatientes, entrando con tropas de infantería hasta el centro de ambas ciudades.

El planteamiento era que las dos principales ciudades de Ucrania se rindiesen o que la resistencia fuese limitada. Si no es así, solo hay dos alternativas, entrar a sangre y fuego, o un asedio, como poco de varias semanas. El principal problema para los rusos es que un asalto completo, incluso si tiene éxito, implica demasiadas bajas, y sobre todo, aumentar los costes políticos y económicos, que Europa y Estados Unidos, junto con otros países están haciendo pagar al régimen de Putin.

Aunque hay datos espectaculares, las sanciones económicas tardarán en tener consecuencias reales para la población rusa. Es cierto que hay enormes colas en los cajeros, pero eso es una incomodidad y un efecto financiero. Cualquier mercado financiero, y las cuentas bancarias no son una excepción, anticipa el futuro. Cuando usted cree que su dinero no está seguro en el banco, lo intenta sacar. Si hay mucha gente que quiere sacar el dinero del banco al mismo tiempo, el banco quiebra. La razón es que un banco tiene activos como créditos o hipotecas que no puede recuperar para atender a los depositantes que exigen su dinero ya. 

Si hay mucha gente que quiere sacar el dinero del banco al mismo tiempo, el banco quiebra

Por otra parte, si todo el mundo cree que a Rusia le va a ir peor económicamente en el futuro, lo lógico es intentar mantener la riqueza en cualquier otro activo distinto de su moneda, el rublo, por ejemplo, dólares. Por eso, la cotización del rublo ha caído. Este efecto se ve acentuado por la congelación de activos del Banco Central Ruso en el extranjero.

Esto ha limitado la capacidad del Banco Central Ruso de comprar los rublos que los particulares quieren vender, a cambio de dólares, yenes o euros. Esto deprecia aún más la moneda y lleva a importaciones mucho más caras, es decir, inflación. Las respuestas a esto son los corralitos (o corralones como dicen los argentinos), no dejar hacer operaciones o sacar el dinero del banco, o bien la subida de los tipos de interés. Y estas dos 'medicinas' tienen efectos negativos muy importantes.

Todo esto acabará destrozando a la economía rusa, incluso aunque las sanciones, o la respuesta rusa, no acaben afectando al principal recurso ruso, las exportaciones de gas y petróleo. Un inciso, otro riesgo del que nadie habla, es que los principales gasoductos por los que fluye el gas ruso hasta Europa Central, especialmente Alemania, pasan por Ucrania.

Si la guerra continúa y se extiende, puede haber cortes de suministro, provocados o accidentales. Pero, incluso aunque esto no fuese así, en unos meses, la crisis económica en Rusia será brutal. Y por supuesto, el coste económico para Europa, menor, aunque no precisamente despreciable, también se hará visible en forma de subidas de precios energéticos, inflación y menor crecimiento económico.

Todo esto acabará destrozando a la economía rusa, incluso aunque las sanciones no acaben afectando a las exportaciones de gas y petróleo

Pero todo esto no va a ser inmediato. Ni siquiera los envíos de armas a Ucrania van a tener un efecto inmediato. Los soldados ucranianos deben aprender a manejar esas armas, y por encima de todo, tienen que llegar a los teatros de operaciones. Eso sí, lo previsible, es que cuando eso ocurra, la ventaja en blindados, y sobre todo en aviación, del ejército ruso, quedará en entredicho.

Por muchas razones, el tiempo corre contra todos, combatientes, civiles, e incluso terceros países. Por eso, ya hay negociaciones entre los gobiernos ruso y ucraniano, mientras los combates continúan. Tristemente, es previsible que los combates en torno a las principales ciudades de Ucrania, Kiev y Járkov se intensifiquen, precisamente porque Rusia necesita tener alguna baza que ceder en las negociaciones, e intentar evitar una humillación.

En cualquier caso, el mero hecho de negociar con un Gobierno de un país al que se ha invadido, y que se consideraba nazi (literalmente), ya es un indicativo de que, al Kremlin, al menos políticamente, no le están yendo nada bien las cosas.

Esta es la situación cuando no ha pasado ni una semana desde el inicio de la guerra de agresión de la Rusia de Putin a otro Estado soberano, Ucrania. Hoy, no solo Ucrania, sino Rusia y el mundo son un lugar mucho menos seguro que hace unos días. Habría que intentar dar una oportunidad a las negociaciones para poder parar la guerra, pero el inicio de la desescalada sólo puede hacerlo el responsable de la invasión.

*** Francisco de la Torre Díaz es economista e inspector de Hacienda.

Marta del Amo (1)

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