Todo empieza con una elección personal. El camino que tomemos va a determinar y condicionar nuestra capacidad de éxito, pero a veces se nos obliga a elegir demasiado temprano. Hay que estar preparados para ello, y preparar también a quienes influyen y participan en esa elección.
Por encima de cualquier otra variable, la formación que elijamos va a determinar nuestro éxito profesional. Hay carreras mejor valoradas que otras y que abren todo un mundo de posibilidades a quienes quieran acceder a los más altos niveles de dirección y responsabilidad en organismos públicos o privados.
El informe Closing GAP, elaborado por PWC, analiza la llamada brecha de género en cinco variables: Conciliación, Empleo, Salud, Educación y Digitalización, y solo en una retrocedemos. Aunque queda mucho camino para llegar a la paridad total, en casi todas las variables, incluida la conciliación, hemos avanzado en los últimos cinco años. Pero hemos retrocedido en Educación.
Esto es así porque aunque las mujeres cuentan con mayor educación universitaria que los hombres, tienen un acceso muy bajo a las carreras de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM), que son el presente y futuro del mundo laboral.
En el sector tecnológico, el salario medio de las mujeres es un 22,1% superior al de otras ocupaciones. Además, existen 10.000 puestos de trabajo digitales que no se pueden cubrir por la falta de perfiles cualificados. Es, junto al de las energías renovables, el sector que más va a crecer en los próximos años. Pero a pesar de todo ello, las mujeres en empleos digitales sólo suponen el 2% del total del empleo femenino en España.
De las cinco variables de la brecha de género solo hemos retrocedido en una: Educación
Está claro que promover las vocaciones STEM supone un reto de país. En lo social y en lo económico. Debe ser una prioridad para gobiernos, empresas y las propias familias, que tienen una responsabilidad muy alta en la orientación de estudios. Hay que preparar a todos los que influyen a la hora de tomar decisiones académicas: los padres, los profesores y los propios alumnos.
Un estudio de DigitalES revelaba que el porcentaje medio en Europa de padres que esperan que sus hijos estudien carreras técnicas es un 27,4% mayor cuando son chicos que cuando son chicas.
Debemos acabar con los sesgos inconscientes que nos hacen ver las ciencias como una carrera de chicos y las letras como una opción de chicas. Nunca ha sido así, pero en los últimos tiempos los datos indican que, lejos de cerrarse esta tendencia, se acentúa. Y eso nos perjudica a todos. Nos hace ser más pobres como sociedad.
¿Cómo solucionarlo?
En cualquier caso, impulsar la igualdad de las mujeres en el ámbito digital pasa por trabajar el cambio de estereotipos, promover una educación basada en habilidades tecnológicas y conocimientos STEM, y abogar por un ecosistema empresarial diverso donde la mujer pueda emprender y ocupar cada vez más puestos de responsabilidad, de acuerdo a su representación en la sociedad.
No debería ser tan complicado. El 72% de los directores de colegio considera necesario un cambio para que las asignaturas relacionadas con Tecnología y TIC adquieran mayor importancia y se consideren asignaturas obligatorias. Un 47% de los profesores de primaria considera que las ciencias computacionales deberían ser una materia transversal y estarían dispuestos a integrarla en sus asignaturas.
Todos ganamos un 20% más
Debemos juzgar a la sociedad por sus méritos y eso implica una mayor participación de la mujer en las profesiones más valoradas. Pero además eso nos beneficia a todos. Si se superase la brecha de género en España, el PIB aumentaría un 18,5%, según datos del mismo informe Closing GAP elaborado por PwC.
Cifra arriba, cifra abajo, lo cierto es que acabar con las diferencias entre hombres y mujeres no es solo moral y legítimo, sino también lucrativo. De conseguirlo, las economías europeas crecerían una quinta parte de su volumen actual y… ¿a quién no le gustaría ganar un 20% más?
Cierto que la traslación no es tan sencilla. Subir el 20% el PIB de un país no implica que todos vayamos a ingresar un 20% más en nuestra nómina de forma inmediata. Pero sí es una forma de entenderlo, de explicarlo de manera sencilla para que todo el mundo entienda los beneficios que comporta acabar de una vez por todas con la brecha de género. Y además, pone las bases para que eso –cobrar todos un 20% más- pueda ocurrir algún día.
Habrá que hacer cambios en la educación, promover modelos femeninos y facilitar la inclusión, pero, sobre todo, tener una cosa bien clara. El cambio nos conviene a todos. Salimos ganando.
*** Alicia Richart es directora general para España y Portugal de la empresa de Inteligencia Artificial Afiniti y fue fundadora de Digitales.