Invertir es como conducir de noche: hay que llevar luces y tienen que ser, como mínimo, de carretera. El que conduce de noche con las luces de posición acaba teniendo un accidente. El accidente puede ser comprar demasiado caro en épocas de euforia o malvender en pleno pánico. No se puede invertir sin perspectiva.
Eso no implica que haya que tener una "bola de cristal", esa excusa que tanto usan quienes no quieren "mojarse". No hay que tener una bola de cristal: hay que realizar un buen cálculo de probabilidades en base a la información disponible.
Vamos a suponer por un momento y sin el prejuicio de tener que hacer lo mismo que la mayoría –recuerden, en los mercados la mayoría se equivoca más que acierta- que la guerra, al menos en su "formato" actual, no vaya a durar tanto. Y que una cosa es que las sanciones vayan a durar mucho tiempo y otra muy distinta que Putin necesite invadir y controlar toda Ucrania para conseguir sus objetivos. Además, visto lo que le está costando cada palmo, hay muchas probabilidades de que no sea esa su intención.
En el cálculo de probabilidades no podemos descartar que, una vez haya rodeado las principales ciudades y haya destruido gran parte de la capacidad militar de Ucrania, decida sentarse a negociar desde una posición de fuerza. Para entonces no solo habrá "desmilitarizado" Ucrania por las bravas, sino que, por el mismo método expeditivo, se habrá asegurado su "neutralidad". En cuanto a sus otros dos objetivos, la anexión de Crimea y el Donbás, en la práctica ya los tiene.
En el corto plazo ocurrirá lo que suele ocurrir en estas ocasiones: que lo que más cayó sea lo que más suba
En cuanto a los ucranianos, son admirablemente valerosos, pero ningún experto militar les dirá que pueden ganar esta guerra. Y encima están sujetos al chantaje de ver el sufrimiento de sus compatriotas, atrapados como rehenes en las principales ciudades, sin luz, agua o alimentos. Así que tampoco descartaríamos que pudieran preferir un mal acuerdo a la destrucción de su país.
Así que supongamos que entramos en un nuevo escenario, bien de guerra de guerrillas, bien de negociación, pero que llamaremos el del "día después" (de la guerra tal y como la conocemos ahora). ¿Cómo será ese escenario en los mercados?
Hay que distinguir a corto y a medio plazo. En el corto plazo ocurrirá lo que suele ocurrir en estas ocasiones: que lo que más cayó sea lo que más suba. Probablemente no todo, puesto que los inversores saben que hay activos, sectores y países a los que no les viene bien el nuevo escenario económico.
Y sobre todo, cuidado con los que ya venían tocados por la expectativa de subida de los tipos de interés, porque puede que pase la guerra, pero no la expectativa de subida de tipos. Ahora será mayor porque el problema de la inflación ha aumentado considerablemente.
Mirando a medio plazo, la clave son las sanciones y su consecuencia más importante, que no es otra que la inflación. Rusia no es un motor económico global y creo que se exagera el riesgo de estancamiento por su causa, pero no se exagera el efecto inflacionista de las sanciones.
Es muy probable que algún día acabe la guerra, pero es seguro que quedarán las sanciones. Y no se eliminarán rápidamente, porque formarán parte de cualquier negociación. Y las negociaciones son largas.
El día después de la guerra, los inversores se darán cuenta de que la clave está en detectar los activos, sectores y países que se benefician de la inflación
El día después de la guerra, los inversores se darán cuenta de que la clave está en detectar los activos, sectores y países que se benefician de la inflación. Y no me refiero a las materias primas, que ya han descontado el peor escenario, sino a, por ejemplo, apostar por la caída del precio de los bonos europeos.
Porque el día después de la guerra, el BCE tendrá que espabilar y redoblar sus esfuerzos para luchar contra la inflación. Y por supuesto dejar de comprar bonos. Y todo eso tiene obviamente un perdedor clarísimo: el precio de los bonos y, con ellos, la valoración de los fondos de renta fija.
El día después de la guerra los inversores también se darán cuenta de que los bonos no solo no dan un buen cupón, sino que además pierden valor. De hecho, es muy probable que el día después el alivio que se produzca en las bolsas coincida con una fuerte caída en los bonos. Es entonces cuando los inversores orientarán la mirada hacia los dividendos, que, además, tienen la ventaja de que son variables y pueden subir aunque suba la inflación.
Es habitual que las empresas incrementen el dividendo para paliar el efecto de la inflación y no baje la rentabilidad real de la inversión. Pero claro, habrá que ir allí donde los dividendos sean altos, estables y, a ser posible, crecientes.
El día después de la guerra, o a ser posible antes, habrá que analizar las economías que se benefician del aislamiento en el que decidió instalarse Rusia a cambio de invadir un Estado soberano. En los negocios, muchas veces la desgracia de uno es la alegría de otro. En este caso otros, porque son varios y algunos mucho menos evidente de lo que parece. Por cierto: hablaremos de todo ello el próximo jueves en una jornada abierta sobre las oportunidades que genera el actual escenario de mercado.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.