La penúltima semana de marzo comenzó con la nueva catástrofe del Boeing. Aparentemente, el avión de serie 737 de China Eastern se estrelló en una zona montañosa del condado de Teng, en el sur de China. Había 132 personas a bordo. En este contexto, China Eastern Airlines, una de las mayores compañías aéreas de China, ha suspendido la explotación de los aviones Boeing 737-800. En total, la aerolínea cuenta con un centenar de aviones Boeing 737-800.
Incluso antes de que se conocieran las posibles causas, las cotizaciones de Boeing han caído por encima de un 6%. El pesimismo de los inversores se explica por el mero hecho de que China es el principal mercado internacional de Boeing. Si otras compañías chinas siguen el ejemplo de China Eastern, más de 1.000 737-800 más surcarán temporalmente los cielos.
Cabe mencionar que anteriormente China había interrumpido previamente la operación del Boeing 737 MAX tras dos accidentes en 2018-2019. Solamente el año pasado el 737 MAX fue autorizado a volver a los cielos chinos tras completar la recertificación.
El futuro del Boeing tanto en China como en el resto del mundo dependerá del resultado de la investigación sobre el accidente. Si el regulador decide poner fin a las operaciones del 737-800 en China, las consecuencias para Boeing podrían ser mucho más desafortunadas que en el caso del 737 MAX.
Asimismo, la catástrofe podría poner en pausa las conversaciones con Delta Air Lines sobre la adquisición de hasta 100 aviones 737 MAX 10. A pesar de las posibles oportunidades que se abren ante Airbus, las acciones del competidor francés no se vieron empujadas al alza.
Hablando de las perspectivas del sector, las ventas de billetes de avión superan un hito en 2019. Con la esperanza de una mayor recuperación, Delta, Southwest y United Airlines Holdings Inc elevaron sus previsiones. La única preocupación es que el combustible caro podría presionar a las aerolíneas para que suban las tarifas, presionando así a la baja la demanda de viajes.
***Igor Kuchma es analista de Trading View