"But don't let my glad expression give you the wrong impression". Smokey Robinson.
Sorprende la euforia del Gobierno con la también curiosa revisión del PIB por parte del INE. Le ha faltado tiempo a toda la batería mediática gubernamental para difundir que "el INE revisa al alza el crecimiento de 2021". Un momento. ¿De verdad?
Rebotar no es crecer. El INE ha revisado a la baja cinco décimas el desplome de la economía en 2020, de un -10,8% a un -11,3% y ha revisado el rebote de 2021 de un 5,1% a un 5,5%.
2021 deja un PIB de 1.206.842 millones de euros comparado con 2019 de 1.245.513, una pérdida de 38.671 millones de euros tras aumentar la deuda pública en más de 203.000 millones en el mismo periodo (2019-21). "Crecimiento robusto".
España se queda en esta nueva cifra de 2021 en niveles de PIB similares a 2018 pero con un aumento de deuda superior a 218.000 millones de euros (2018 a 2021). No hay un desastre comparable en la Unión Europea, incluidos países con mayor exposición al turismo.
No hay un desastre comparable en la Unión Europea, incluidos países con mayor exposición al turismo
El INE explica que, como consecuencia de esta actualización de la serie contable, el crecimiento en volumen del PIB en 2019 también se revisa también una décima a la baja, hasta el 2,0% además de la variación correspondiente al año 2020 que se revisa cinco décimas a la baja, hasta el –11,3%.
Mirando al futuro, el escenario no es espectacular. Las estimaciones en tiempo real de la AIReF para el tercer trimestre de 2022, actualizadas a 9 de septiembre, muestran una caída del 0,3%, lo que significa que España retrasaría su recuperación del PIB de 2019 aún más mientras el sector público sigue endeudándose.
El Gobierno sigue expoliando a la clase media y se niega a deflactar los impuestos con la inflación, rechazando la propuesta de la oposición esta misma semana.
Los datos de recaudación muestran la falacia que repite constantemente el gobierno de que no van a subir los impuestos a la clase media y que ponen todo su trabajo para ayudar a las familias.
El Gobierno, que habla todos los días de "beneficios caídos del cielo" recauda un 18% más hasta julio gracias, en gran parte, a la inflación. Según muestra la Agencia Tributaria en su informe, 22.283 millones más de ingresos.
Teniendo en cuenta que la "bajada" del impuesto eléctrico ha "reducido" la recaudación en 4.268 millones, se vuelve a cumplir la evidencia que muestra que el principal beneficiario de la inflación es el Estado y que las ayudas que nos anuncian nos las han cobrado con creces y –en este caso- por adelantado.
[Las subidas de precio disparan la recaudación pública y los ignresos por impuestos crecen un 18%]
Nadie puede tomar estas cifras y considerarlas positivas. Ser la última economía de la Unión Europea en recuperar el PIB de 2019 y además tirando con pólvora del rey, disparando la deuda y el gasto como no se había visto en décadas.
España sufre elevada inflación, un 10,5%, pobre recuperación y alta deuda con la tasa de paro más alta de la Unión Europea.
En agosto de 2022, según USO, la duración media de los contratos se situó en mínimos: 39 días de media, 5 menos que hace un año, y 6 menos que en diciembre. Los contratos de menos de siete días (lunes a viernes) representan el mayor porcentaje de la contratación temporal. Un 20% sobre el total y un 33% sobre el total de temporales: 1 de cada tres contratos temporales es de menos de siete días, según el mismo informe.
Ahora toca pensar en soluciones y el gradualismo no va a funcionar.
Según USO, la duración media de los contratos se situó en mínimos: 39 días de media, 5 menos que hace un año
El mayor riesgo de la economía española no es el desastre actual, que ya conocemos, sino el riesgo de que posteriormente se tomen medidas cosméticas, tímidas e insuficientes.
España necesita un plan ambicioso y potente de reformas estructurales que desatasquen la burocracia y faciliten la atracción de inversiones y la creación de empleo real.
No vale deflactar parte de los impuestos temporalmente, hay que revertir las 42 subidas llevadas a cabo por este Gobierno y que han ralentizado la economía y empeorado las perspectivas más allá de los problemas comunes a nuestros socios europeos.
Hay que llevar a cabo una profunda revisión de las trabas burocráticas y normativas que entorpecen la inversión. Se va a tener que hacer un ejercicio serio de flexibilización del mercado laboral revirtiendo los errores intervencionistas impuestos en estos años y, desde luego, se deberá hacer un recorte estructural de gasto superfluo ya que este gobierno dejará más de 50.000 millones de euros anuales de déficit estructural.
Rebotar no es crecer.
Deflactar los impuestos no es bajarlos, pero no deflactarlos sí es subirlos.
Nota a futuros presidentes: El gradualismo y los cambios cosméticos no mejorarán una situación que ya era preocupante desde hace años.