Se queja Pedro Sánchez de haber sufrido una pandemia y la erupción de un volcán, pero los inversores tienen muchos más motivos para quejarse: a la pandemia han tenido que añadir una fuerte subida de tipos de interés y una guerra.
Pero recordemos que una de las características de los mercados financieros es que los precios descuentan de forma casi inmediata las noticias, lo que nos lleva a una cuestión fundamental para los inversores: ¿están ya descontadas todas las desgracias o se nos escapa alguna?
La respuesta no es baladí. Si las desgracias están ya descontadas queda poco margen de bajada en los precios y todos sabemos – o deberíamos saber - que este negocio va de comprar barato y vender caro.
[El secreto está en los mínimos, por Víctor Alvargonzález]
Por eso, es también el tema central de la primera jornada que celebramos a la vuelta de vacaciones, concretamente el próximo jueves: al igual que los incendios se “apagan” en invierno, la rentabilidad se genera en los mercados bajistas. Y quien no siembra, tampoco recoge (si les interesa el tema tienen más información en nuestra web).
En realidad la jornada se llama Dónde invertir cuando el miedo cambie de puerta, porque esa es la clave para detectar el fondo del mercado. ¿Cuándo desaparecerá el miedo a la inflación? ¿Y cuando pasará el miedo de la puerta europea a la puerta rusa porque Europa ya no dependa del chantaje de Putin? Para responder a lo anterior primero hay que saber si todo lo que genera miedo está o no descontado.
Lo que más miedo les da a los mercados es la inflación. En Europa también da mucho miedo la guerra de Ucrania, o mejor dicho el efecto rebote de las sanciones, ya sean por daño auto infligido al haber estrangulado la oferta de petróleo y materias primas que venía de Rusia (y que ahora o falta o compramos mucho más caras a través de terceros países que se llevan su “margen comercial”), ya sea el que nos inflige directamente Putin (cierre del grifo del gas). Pero al final, el resultado es el mismo: inflación galopante (que nos llevará a una recesión).
En el caso estadounidense, el origen de la inflación tiene más que ver con una alta demanda postpandemia, que se juntó con una enorme oferta monetaria, cuellos de botella en la distribución y pleno empleo. Es decir, la mezcla perfecta para que los estadounidenses compren de todo y sin mirar el precio.
Es importante saber si una inflación 'pegajosa' ya está descontada en los precios.
Es importante saber si una inflación 'pegajosa' ya está descontada en los precios. Porque si lo estuviera, como dice el refrán, "agua pasada no mueve molino". Si se mantuviera “pegajosamente” alta en los niveles actuales sería una sorpresa que no está descontada en los precios.
La buena noticia es que bastará con que un mes la inflación sea negativa para que el mercado de por confirmado el techo de la misma. Tengamos en cuenta que en Estados Unidos las últimas lecturas ya muestran ese techo, solo falta que se confirme con una caída mensual.
Y es muy importante, porque, en nuestra opinión, una confirmación del techo de la inflación confirmaría a su vez el suelo del mercado. Y no lo olviden: quien mueve todas las bolsas es Wall Street. A Wall Street le mueve la Reserva Federal y a la Fed la mueve la inflación.
Si alguien tiene dudas de que la inflación es la fuerza que mueve actualmente los mercados, solo tiene que ver qué ocurre los días en los que hay un buen o mal dato de inflación y compararlo con los días en que la noticia son los resultados empresariales o la guerra en Ucrania.
Y no lo olviden: quien mueve todas las bolsas es Wall Street. A Wall Street le mueve la Reserva Federal y a la Fed la mueve la inflación
Centrándonos en Europa, la cuestión es establecer cuándo cambiará el miedo de puerta y pasará de la europea a la rusa. En realidad, no se trata de saber si ocurrirá, sino cuándo se acabará liberando Europa del chantaje ruso. Como dice otro refrán, “a la fuerza ahorcan”.
Nos costará mucho más y se financiará con deuda, que es la forma que los políticos "solucionan" todos los problemas, pero al final tendremos energía, solo que la pagaremos carísima y vendrá de Estados Unidos, Catar, Argelia o Azerbaiyán.
A nuestros efectos, que vemos lo barata que está la bolsa europea y la oportunidad que supone a medio y largo plazo, el problema energético parece que ya está descontado en los precios.
Todo el mundo sabe que el "papelón" que han realizado los políticos europeos poniéndose en manos de Rusia en cuestiones energéticas y, iniciada la invasión, el coste de poner antes los bueyes que el carro a la hora de aplicar sanciones.
Un cúmulo de errores estratégicos con terribles consecuencias, pero que todo el mundo sabe cuáles son y, por lo tanto, lo más probable es que ya estén descontados en los precios. La mala noticia es que todavía no sabemos cómo va a evolucionar la guerra, por lo tanto, es algo que no está descontado, ni para bien ni para mal.
Putin no se va a ir por las buenas y Ucrania - que ve la posibilidad de recuperar su territorio - y Norteamérica - que no paga el coste de las sanciones y le interesa debilitar a Rusia - va a ser difícil que estén por la labor de negociar, lo que podría llevar algún tipo de acción desesperada por parte del mandatario ruso.
La única sorpresa positiva que podrían tener los mercados europeos, y que no está en absoluto descontada, sería que los políticos fuercen, con ayuda de China, una solución negociada, ahora que probablemente Putin está más 'por la labor' al comprobar que el ejército que le dijeron que tenía no es para tanto.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.