Se acercan las elecciones a la presidencia de Italia, que se celebrarán el domingo 25 de septiembre, y como todo proceso electoral generan nerviosismo sobre los candidatos y votantes, pero también en los mercados. Además, la inestabilidad política a la que se enfrenta el país hace aumentar la incertidumbre y el nerviosismo.
Dado que Italia es un país perteneciente a la eurozona, la huella del resultado electoral no se limitará solo a dicho país y podría tener un impacto potencial sobre el euro y las acciones del Banco Central Europeo. Por ende, además, afectará al resto de países que componen la eurozona. Por tanto, la celebración de las elecciones italianas supone un riesgo adicional para la economía de la zona euro, en un momento en el que la incertidumbre es muy elevada.
[Editorial: Inestabilidad institucional en Italia]
Los últimos sondeos permitidos en Italia antes de la cita electoral muestran una clara ventaja de la alianza de centro-derecha, encabezada por Fratelli d'Italia, la formación ultraderechista de Giorgia Meloni. A dos semanas de las elecciones, la alianza contaría con cerca de un 45% de los apoyos. La abultada victoria de Fratelli d'Italia sería todo un giro de guion en la política italiana para una formación que no llegó al 5% de los votos en las últimas elecciones generales.
El nuevo Gobierno se enfrentará a importantes retos, como aprobar una ley presupuestaria antes de fin de año, afrontar una posible escasez de energía este invierno o introducir las reformas necesarias para asegurar el siguiente tramo de los fondos de ayuda de la Unión Europea.
El nuevo Gobierno se enfrentará a importantes retos, como aprobar una ley presupuestaria antes de fin de año y una posible escasez de energía
La sola celebración de elecciones va a retrasar la elaboración de los presupuestos y complica así la implementación de las inversiones en Italia del fondo europeo de recuperación, cruciales para la segunda economía más endeudada de la zona euro (alrededor del 150% del PIB), lo que apunta a ser un elemento de presión para la prima de riesgo italiana, que en este momento se sitúa por encima de los 220 puntos.
Además, Meloni es muy crítica con la Unión Europea, lo que podría generar tensiones y poner en riesgo el plan de recuperación europeo, por el que Italia ya se ha asegurado fondos por 190.000 millones de euros entre préstamos y subsidios. Por ello, habrá que estar muy atentos a la evolución de la prima de riesgo, al igual que a la reacción del Gobierno italiano y del BCE en el caso de que se dispare.
[La problemática relación de Italia con la Unión Europea]
En cuanto a la política fiscal, la alianza de derecha tiene una visión liberal de la economía, y proponen introducir un impuesto único, suprimir la renta básica e introducir la preferencia nacional en el acceso al empleo y la vivienda.
Al tiempo que proponen reducir impuestos, abogan por aumentar el gasto en pensiones e infraestructuras
Sin embargo, al tiempo que proponen reducir impuestos, abogan por aumentar el gasto en pensiones e infraestructuras, lo que podría llevar a un aumento del déficit público. Por ello, conocer los detalles del paquete de gasto será muy importante, ya que un aumento del déficit podría provocar un enfrentamiento con el BCE.
En suma, pues, el simple hecho de la celebración de las elecciones, en un momento de gran incertidumbre política, económica y social, generará volatilidad en los mercados y es posible que los inversores se muestren más aversión al riesgo en cuanto a Italia y la eurozona se refiere, perjudicando al euro.
Además, todos los sondeos apuntan a una victoria de la coalición de derechas, lo que cambiaría por completo el entorno político del país. En general, cuando hablamos de elecciones, cuanto más se alejan los resultados del statu quo, más nerviosos se ponen los mercados, lo que podría implicar una caída de la moneda común.
Sin embargo, el valor de la moneda común ya refleja, en parte, la inestabilidad política a la que se enfrenta el país y los resultados de las elecciones. Por ello, en tanto que no asistiremos a una votación ajustada, según los pronósticos actuales, es también previsible que el efecto en el euro sea limitado.
En cuanto a las políticas y medidas, sobre todo económicas, que adopte el nuevo Gobierno, el mayor riesgo para el euro podría derivarse de las ya comentadas tensiones que se puedan generar entre el Gobierno italiano y los organismos de la Unión Europea, tanto por la implementación de las inversiones en Italia del fondo europeo de recuperación como por la evolución del déficit público del país.
Asimismo, la evolución de la prima de riesgo será clave, al igual que la reacción del gobierno italiano y del BCE en el caso de que se dispare. Un fuerte aumento de la prima de riesgo podría conducir a una depreciación del euro, debido a un aumento en el riesgo de fragmentación en el mercado de bonos de la eurozona.
*** Itsaso Apezteguía, analista de mercado en Ebury.
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