"Victims of the moment future deep in doubt living in a whisper 'til we start to shout". Paul Stanley.
Llevamos varios meses alertando sobre la estrategia de maquillaje de las cifras del paro del Gobierno. Fedea, en un informe reciente, lo confirma. El paro registrado se situó en octubre en los 2,91 millones, pero si se tienen en cuenta los fijos discontinuos que están inactivos, asciende hasta los 3,35 millones. El "paro efectivo" en realidad incluye 441.000 personas que no están trabajando y no aparecen en las listas del paro.
El boletín de Fedea es contundente: "mientras que el paro registrado se mantiene prácticamente constante desde mayo hasta octubre, el paro efectivo ha aumentado en más de 200.000 efectivos durante el mismo período, lo que plantea algunas dudas sobre la situación real de nuestro mercado de trabajo".
Si observamos los últimos datos publicados por el Gobierno, los del mes de noviembre, también se puede comprobar cómo en el penúltimo mes del año, 3.364.710 personas estaban inscritas en el SEPE sin trabajar, además de 22.763 trabajadores en ERTE. Otro dato preocupante es que tan solo el 18% de los contratos son indefinidos a tiempo completo.
[La creación de empleo se estanca aunque el paro registra su mejor noviembre de la historia]
Las dificultades del mercado de trabajo también las constata Eurostat. España es el país con la tasa de paro más alta de la Unión Europea y también el que tiene un nivel superior de demandantes de empleo no ocupados y subempleados. La diferencia con el resto no es pequeña. Con esos datos, el paro y subempleo, incluyendo desocupados que no aparecen en el paro oficial, lo que se llama "holgura laboral" supera el 25%, muy superior a Italia, Grecia, Serbia o Portugal.
Es todavía más preocupante la política de esconder inflación.
Según Eurostat, en noviembre España registra una inflación subyacente del 6,3%, superior a la media de la Unión Europea, un 5%. Sin embargo, el dato de IPC total, 6,8%, aparece como inferior a la mayoría de los países. ¿Por qué? El Gobierno de España disfraza inflación pasando costes a otro lado, con el famoso tope del gas y la subvención a la gasolina y gasóleo que pagamos todos en más impuestos y más deuda. Eso no significa que el IPC esté mal calculado por el INE, sino que se ha cambiado por parte del Gobierno.
Lo más importante de todo esto es que el componente de electricidad del IPC ha "bajado" por el subterfugio del 'tope del gas' del que hemos hablado en muchas ocasiones, pero la tarifa que usted y yo pagamos no solo no baja, sino que sube.
La tarifa regulada -PVPC- ha sido una media de 369 euros/MWh desde julio. Pero el subterfugio del mal llamado 'tope del gas' ha supuesto un aumento de al menos 98 euros/MWh para el 80% de los consumidores. El 'tope del gas' es una subvención al gas natural que nos cuesta más de 13.000 millones de euros y envía más de 700 millones de euros a Francia que compra energía subvencionada y nosotros pagamos el coste.
¿Qué significa esto? Que se modera el componente de la electricidad en el IPC, pero nuestra tarifa no solo no baja, sino que sube.
"El 'tope al gas' modera el componente de la electricidad en el IPC, pero nuestra tarifa no solo no baja, sino que sube"
A nadie le sorprende que la medida tuviese como objetivo generar un impacto en el IPC inmediato, aunque la tarifa no haya caído.
El precio final anual de los comercializadores de referencia según OMIE ha pasado de 72 euro/MWh en enero 2021 a 175 euros/MWh en octubre 2022, mucho más del doble.
El cambio interanual de una tarifa media en España ha sido de más de 230% en 2021 y un 42% adicional en 2022 según datos de OMIE y todavía nos dicen que "bajan los precios".
No podemos olvidar que la inflación es acumulativa. Un 6,8% de aumento sobre una base, noviembre de 2021, que ya reflejaba un aumento del 5,5% no es ningún éxito. Es un fracaso sin precedentes con un aumento de casi un 13% en dos años.
Sin embargo, es muy revelador ver cómo el consumo en volumen no aumenta prácticamente, pero los ingresos por IVA se disparan más de un 19,8% a octubre, mostrando que la inflación que sufren las familias es mucho mayor a lo que registra el IPC.
Incluso si aceptamos los datos oficiales y decidiésemos no criticar el maquillaje, los datos son evidentes. El índice de Okun, o 'índice de miseria' de España -paro e inflación- se ha disparado un 45% desde 2019 y es uno de los más elevados de la Unión Europea.
El Gobierno de España ya ha lanzado unos Presupuestos cuyo cuadro macro ha sido desmontado por todas las agencias e instituciones internacionales y la última revisión de consenso asume un rebote del PIB insuficiente en 2023 de 0,8% con una deuda que no bajaría del 113%.
Sí, tenemos que estar preocupados porque España se enfrenta a una década perdida tras despilfarrar el mayor estímulo fiscal y monetario de la historia.