“Si naciste pobre, no es tu culpa; pero si mueres pobre, sí es tu culpa” (Bill Gates).
La desigualdad fue un tema de debate durante la pandemia, ya que los ultrarricos se beneficiaron del aumento del valor de los activos a pesar de la situación económica mundial (justo al contrario que el año pasado).
El Informe sobre la desigualdad en el mundo se sumergió en los datos y concluyó que el 50% más pobre de la población del planeta sólo gana el 8,5% de los ingresos globales y posee solamente el 2% de la riqueza mundial.
Por el contrario, el 10% más rico obtuvo el 52% de los ingresos mundiales y posee el 76% de la riqueza global:
El 1% más rico del mundo posee el 38% de la riqueza mundial y genera el 19% de la renta del planeta:
Entre las 10 personas más ricas del mundo, sólo hay dos que no son estadounidenses: el más rico del mundo (el francés Bernard Arnault, dueño de Louis Vuitton) y el noveno (el mexicano Carlos Slim). Nuestro Amancio Ortega se sitúa en el puesto 20. Veamos en este sencillo mapa de Carbon Finance los más ricos de cada continente:
En esta infografía de Visual Capitalist (que utiliza información del Informe de ciudadanos globales de Henley en asociación con New World Wealth), podemos comprobar que las metrópolis con más millonarios (personas con un patrimonio neto superior al millón de dólares) son Nueva York, Tokio, San Francisco, Londres, Singapur, Los Ángeles, Chicago y Houston. Es decir, dentro del top 8, hay cinco urbes de EEUU.
No es sólo una cuestión de naciones ricas versus naciones pobres, existen grandes disparidades dentro de todos los países entre los más acomodados y el resto.
Vemos que el caso de Estados Unidos es extremo: el 10% más rico posee el 79% de la riqueza del país. España está casi en línea con la media de la OCDE: el 10% más rico ostenta algo más de la mitad de la riqueza nacional:
El estatus socioeconómico también da forma a las ambiciones de un niño. En los países de la OCDE, sólo alrededor de la mitad de los jóvenes de 15 años de los hogares de nivel bajo esperan completar la educación superior, en comparación con más de cuatro de cada cinco en los hogares de nivel alto.
El camino hacia la riqueza depende del trabajo y del ahorro. Ya lo decía Epicuro de Samos: “¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia”.