No son pocos los valencianos que se lamentan, nos lamentamos, de que València ha vivido y vive de espaldas al mar. En detrimento del puerto y su paseo marítimo, la ciudad ha tomado como referente el cauce de un río convertido hoy en uno de los mayores atractivos para turistas, deportistas y habitantes de la capital. Pero no para todos ha sido igual. A pesar del papel secundario que históricamente ha jugado la fachada litoral en el desarrollo urbanístico y social del ‘cap i casal’, nosotros, los empresarios, siempre hemos mirado al mar, nuestras empresas han vivido de cara al puerto. Y una vez más nos preguntamos ¿por qué no puede ser igual en el caso de la ciudad?, ¿por qué no somos capaces de cambiar esa relación puerto-ciudad? ¿por qué los políticos no ayudan a que ciudad y puerto se miren a la cara, en lugar de darse la espalda?
Ténganlo claro, darle la espalda al recinto del Grao es dársela al crecimiento de nuestra Comunitat. Si perdemos competitividad con el Puerto de València, pierde competitividad toda la economía, y sin la terminal norte eso es precisamente lo que pasará.
En marzo de 2022 Puertos del Estados aseguró que no hacía falta una nueva Declaración de Impacto Ambiental (DIA) diferente a la de 2007 para iniciar la construcción de la nueva terminal de contenedores en la ampliación norte del puerto. Es más, el Ministerio de Fomento calificó el proyecto de estratégico para que nuestro país pueda seguir compitiendo en el ámbito internacional de los contenedores.
Pues pese a ello la realidad es que hoy una inversión privada de más de 1.000 millones sigue en jaque por diferentes consignas de partidos políticos y bajo argumentos medioambientales. Argumentos que resultan cuanto menos curiosos hablando de un puerto referente europeo en temas de sostenibilidad y del transporte más eficiente y menos contaminante. El desarrollo económico responsable y sostenible no sólo es posible, sino que para nosotros además es obligado.
Mientras aquí se ponen diques al proyecto, territorios próximos como Barcelona —donde, por cierto, supieron reconciliar con los años ciudad y mar— abren los brazos para recibirlo sin cuestionamiento alguno.
Nosotros, los empresarios, siempre hemos mirado al mar, nuestras empresas han vivido de cara al puerto
¿Somos conscientes del riesgo que corremos si frenamos la nueva terminal o seguimos alargando en el tiempo su construcción? Puede que para algunos el mayor riesgo sea ganar o perder unos cuantos votos, pero nuestras empresas, nuestra economía y nuestra sociedad tienen bastante más que perder.
La empresa adjudicataria de las obras puede plantearse la inversión en otro puerto; las empresas también pueden empezar a buscar en otros puertos lo que el nuestro no ofrece; si se reducen los tráficos, si frena la actividad, se perderán puestos de trabajo y si todo esto ocurre no sólo el tejido empresarial y la economía de esta Comunidad saldrán perjudicadas, también nuestra sociedad.
Con la terminal en marcha el panorama sería bien distinto. Así lo confirma el estudio elaborado por la Universidad Politécnica de València (UPV) y promovido por la CEV, Cámara Valencia y Propeller Valencia. Con la nueva instalación de contenedores a pleno funcionamiento, el impacto económico del Puerto de València representará en términos de valor añadido el 2´27% del conjunto de la Comunitat. En términos de empleo superará los 44.000 puestos de trabajo y representará el 2,2% de todo el empleo de nuestro territorio, empleo estable y de calidad.
La ampliación ya está hecha; el comercio internacional va a seguir creciendo; el puerto es referencia de auto exigencia medioambiental, al servicio de las personas y las empresas valencianas y españolas; la terminal mejorará la competitividad del tejido empresarial de la Comunitat; se generará empleo cualificado… ¿Se necesitan más razones para apoyar la nueva terminal?
Un gobierno en funciones no ayuda a mejorar la situación, pero con la llegada de un nuevo gobierno local y autonómico en el que ya no está el principal opositor a la ampliación, es momento de empezar una nueva relación puerto-ciudad. Ayuntamiento y Consell deben hacer suyos los argumentos mencionados más arriba y desarmar con ellos a los que ponen palos en las ruedas a nivel nacional, porque con actitudes y posicionamientos como esos en lugar de Sumar, restamos.
***Salvador Navarro es presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV).