El metano es un gas de efecto invernadero (GEI) 86 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2) en un ciclo de veinte a ños, que representa ya casi una quinta parte de las emisiones mundiales de estos gases. La concentración atmosférica de metano está creciendo a un ritmo récord y es ahora un 260% superior al de los niveles preindustriales. Su aumento está causado en su inmensa mayoría por la actividad humana.
Por su elevado potencial de calentamiento atmosférico, la reducción de las emisiones de metano desempeña un papel fundamental en las medidas de mitigación del cambio climático de aquí a 2030, 2040 y 2050.
Según el Informe de Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero. Edición 2023 (1990-2021) del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), las emisiones totales de gases de efecto invernadero (GEI) en España en 2021 fueron 288.847,8 kilotoneladas (kt) de CO2-eq. Ese año, el sector “Agricultura” (que incluye también las actividades de la ganadería), fue responsable de unas emisiones de 34.326 kt de CO2-eq (el 11,9% del total).
Por gases, la contribución a las emisiones de GEI de ese año (en términos de CO2-eq, usando los potenciales de calentamiento atmosférico del 5º Assessment Report del IPCC), situó al metano (CH4) como el segundo mayor responsable de las mismas, con un 14,4% del total 41.492,5 kt de CO2-eq), por detrás del CO2 (79,7%) y por delante de las del óxido nitroso (4,1%) y los gases fluorados (1,8%).
En España, el metano se emite principalmente en los sectores de “Agricultura” que es responsable de un 62,7% de esas emisiones (sobre todo por la fermentación entérica del ganado, con un 41,5%, y la gestión de estiércoles, con un 20,1%) y “Residuos”, con un 31,1% de ellas (el depósito de residuos sólidos en vertedero supone un 25% del total de emisiones de CH4).
La apuesta por la adopción de dietas saludables (vegetarianas o con menor contenido en carne y lácteos) como una de las medidas eficaces para la reducción de las emisiones de metano del sector agropecuario.
Pese a la significativa contribución del metano al conjunto de las emisiones españolas de GEI, que, como hemos visto, provienen principalmente del sector agrícola-ganadero, el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030 (PNIEC) pasa de puntillas sobre esta cuestión y no plantea ninguna medida significativa para reducir estas emisiones.
Por ello, la organización no gubernamental Mighty Earth considera imprescindible la elaboración por parte del MITECO de un Plan Nacional de Reducción de Emisiones de Metano en todos los sectores emisores de este gas, fundamentalmente en los sectores “Agricultura” y “Residuos”. El objetivo de reducción de las emisiones netas de metano para cada uno de esos sectores debería situarse entre un 40% y un 45% con respecto a los niveles de 2020 de aquí a 2030, en consonancia con lo que reclama la Ciencia para hacer frente a la emergencia climática.
El Gobierno es consciente de que no puede quedarse de brazos cruzados sin hacer nada al respecto, si queremos que las emisiones de metano no pongan en riesgo que España pueda conseguir la neutralidad climática en 2050.
Como reconoce el Gobierno en su Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo (ELP 2050), aprobada por el Consejo de Ministros en 2020, las emisiones de GEI del sector de la agricultura y la ganadería (principalmente metano) representan una tendencia alcista desde el 2012 tanto a nivel de la UE como en España, aunque en España es proporcionalmente más acusada que la que se viene produciendo en UE. Además, según la ELP 2050, en un análisis más detallado se observa cómo España se encuentra entre los Estados miembros que genera más emisiones provenientes de este sector.
Desde el 1990 hasta el año 2021, en España, el vacuno no lechero ha ganado importancia en el total de la categoría de fermentación entérica, pasando del 37% en el año 1990 al 55% en 2021, a expensas de las emisionesde ovino (del 27% en 1990 al 19% en 2021) y vacuno de leche (del 23% al 16%). Estas tres cabañas contabilizan alrededor del 90% de las emisiones totales de la categoría “la fermentación entérica en ganado”.
En su Estrategia a Largo Plazo, el Gobierno admite que las emisiones de los sectores difusos (donde se enmarcan el sector agropecuario y el de los residuos) representarán en 2050 dos terceras partes de las emisiones totales de la economía española. La trayectoria perfilada en dicha Estrategia para el sector primario logra una importante reducción de las emisiones no energéticas de gases de efecto invernadero, concretamente el 53% respecto al año de referencia 1990. No obstante, según la modelización llevada a cabo, más de la mitad de las emisiones que permanecen en 2050 procederán del sector primario debido, según el citado informe, a sus especiales características, que hacen difícil su mitigación.
Pero sí hay medidas de mitigación de esas emisiones que se pueden tomar desde ahora mismo. En ese sentido, diversos estudios sobre el impacto climático de la agricultura y la ganadería demuestran que la reducción de metano podría conseguirse más fácilmente si los ciudadanos de la UE cambiaran su dieta por una con un menor consumo de carne y lácteos, que siga las directrices sanitarias nacionales. Esto llevaría a una reducción de los volúmenes de ganado en la UE y una reducción de entre el 29% y el 37% de las emisiones de metano del sector, y de entre el 15% y el 19% de las emisiones totales de la UE.
De hecho, diversos estudios sobre la dieta real de los europeos demuestran que los consumidores europeos consumen productos animales en exceso. En un informe reciente, la Alianza Europea para la Salud Pública (EPHA) informa de que el 50% de la ingesta de proteínas en la UE era de origen animal, y que los europeos consumían en promedio un 70% más de proteínas de las necesarias. Además, como reconoce la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), unas dietas más sanas también contribuirían a hacer más sostenibles las cadenas de suministro de alimentos.
La apuesta por la adopción de dietas saludables (vegetarianas o con menor contenido en carne y lácteos) como una de las medidas eficaces para la reducción de las emisiones de metano del sector agropecuario se recoge también en el informe “Global Methane Assessment: Benefits and Costs of Mitigating Methane Emissions”, documento conjunto del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Climate and Clean Air Coalition.
La apuesta por el “fomento de proteínas vegetales cultivadas en la UE” es una medida también asumida por la Comisión Europea tal y como se refleja en su comunicación COM(2020) 381 “Estrategia «de la granja a la mesa» para un sistema alimentario justo, saludable y respetuoso con el medio ambiente”.
Por todo ello, Mighty Earth recomienda que se incluyan entre las medidas del PNIEC y en el propuesto Plan Nacional de Reducción de Emisiones de Metano la aplicación de políticas que se traduzcan en cambios en la dieta con menores niveles de producción y consumo de carne y lácteos y en la adopción de medidas técnicas por parte de los ganaderos, dando prioridad a las medidas más probadas y con mayor potencial de reducción de emisiones.