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La tribuna

Planificación financiera personal

12 junio, 2024 02:34

Parte del bienestar personal y familiar pasa por cuidar el bienestar financiero. El éxito de tus proyectos personales, familiares y profesionales dependerá en mayor o menor medida de una correcta planificación financiera. No hace falta ser un experto en finanzas, economía, inversión o fiscalidad para poder trazar un plan básico que te ayude a prever y anticipar todo lo que pueda afectar al bienestar financiero presente y futuro.

Y si no te ves capaz, pide asesoramiento profesional de empresas especializadas, asegurándote de que están registradas y autorizadas por la CNMV, el órgano supervisor de este tipo de entidades. 

Tener una hoja de ruta básica ayudará a tomar buenas decisiones evitando la improvisación con el objetivo de asegurar y dar respuesta a las necesidades financieras presentes y futuras. 

Es habitual que se vincule erróneamente planificación financiera con inversión y asunción de riesgos cuando abarca muchos más ámbitos. Para llevar a cabo una correcta planificación tendremos que realizar un análisis global de nuestras finanzas teniendo en cuenta, por lo menos, los siguientes elementos: ingresos y gastos (presentes y futuros), ahorro, colchón de seguridad, financiación, fiscalidad, inversión y aseguramiento. 

El primer paso es conocer la situación financiera de partida a nivel patrimonial y de ingresos y gastos. No es necesario analizar con el máximo detalle todos los gastos e ingresos, pero sí identificar aquellos más relevantes y tratar de estimar su evolución futura, aunque sea grosso modo. Con este ejercicio se tendrá una primera foto de la situación actual. 

El primer paso es conocer la situación financiera de partida a nivel patrimonial y de ingresos y gastos

Con todo lo anterior se obtiene la información más valiosa: la capacidad de ahorro. El ahorro es la clave de la planificación financiera al ser la fuente de recursos que permitirán trabajar los objetivos financieros. Es sobre este punto donde debemos detenernos y valorar si nuestra capacidad de ahorro es mejorable, en especial mediante el análisis de los gastos.

Para ello, es útil analizar los gastos, por ejemplo, del último año, clasificándolos en básicos y no básicos y detectar cuáles han sido imprevistos. El objetivo es ser consciente de los gastos y tener un consumo en productos y servicios no básicos (ocio, moda, hobbies, etc.) alineado con las necesidades de generación de ahorro para cumplir el resto de los objetivos: mantener un colchón de seguridad, previsión, protección, etc. 

Con una idea clara de los recursos que disponemos para trabajar los objetivos financieros personales, el siguiente paso es dibujar un cronograma de eventos patrimoniales. Todo el mundo sabe que ciertos eventos tendrán lugar en el futuro. Pero pocos se paran a ponerlo negro sobre blanco para tener una fotografía de cuándo ocurrirán ciertos hitos. Con esto identificaremos necesidades de capital futuras (los estudios de los hijos, reformar la casa, el cuidado de un familiar, complementar la jubilación, etc.) y gastos recurrentes que dejarán de serlo (amortización de la hipoteca, fin del ciclo de estudios de los hijos, etc.). 

El ahorro es la clave de la planificación financiera al ser la fuente de recursos que permitirán trabajar los objetivos financieros

Antes de comenzar a trabajar objetivos de medio y largo plazo, se debe pensar en contar siempre con un colchón de liquidez para hacer frente a escenarios adversos que puedan poner en peligro la consecución de las metas definidas. Pregúntate: ¿cuál es el colchón de seguridad con el que me siento cómodo y considero que es prudente dejar para hacer frente a eventos no previstos? Una de las maneras más habituales para determinar este colchón es calcularlo como número de meses de gastos básicos. 

Conseguir el capital futuro del que hoy no se dispone pasa por generar ahorro y rentabilizarlo, al menos para cubrir la pérdida de poder adquisitivo. Y solo se obtiene una rentabilidad asumiendo riesgos, pero estos pueden ser asumibles en la medida en que se seleccione el producto adecuado acorde al horizonte temporal del objetivo a cubrir y a la tolerancia al riesgo de cada uno. Existen dos instrumentos que, en nuestra opinión, son la mejor forma de canalizar las inversiones: los fondos de inversión y los seguros con características de producto de inversión (por ejemplo, el unit linked). 

En definitiva, dedica tiempo a tener una foto clara de tu situación financiera y traza un plan para conseguir tus objetivos futuros. Este esfuerzo te proporcionará tranquilidad por saber que no estás improvisando, que tienes un plan y que, si has detectado necesidades futuras no cubiertas, seguramente estés a tiempo para buscar una solución. 

*** Ignacio Astorqui Nebreda, profesor de Afi Escuela.

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