La presentación de inauguración de Apple en su WorldWide Developers Conference (WWDC) de este año ha dejado, además del clásico repaso de todas sus plataformas una por una, una serie de anuncios sobre la posición de la compañía con respecto a la inteligencia artificial que parecen, como mínimo, interesantes.
Hablamos de la que fue la compañía más valiosa del mundo durante algún tiempo, para después pasar a ser superada primero por Microsoft, y hace pocos días, por el gran vendedor de palas en la fiebre de la inteligencia artificial, Nvidia. Obviamente, la compañía de la manzana no podía quedarse quieta y permitir que la inteligencia artificial le pasase por la derecha, mientras su Siri, pionera en su momento en este mundo de asistentes artificiales, nos iba pareciendo cada vez más y más tonta.
Sin embargo, reaccionar a este tipo de cambios descomunales en el entorno no ha sido nunca tarea fácil para las compañías grandes, y los problemas de Google para incorporarse a una ola que llevaba mucho tiempo viendo venir así lo prueban.
Eso convertía la presentación del pasado lunes en una cuestión profundamente estratégica para Apple, en la oportunidad para demostrar que no estaba quedándose atrás en la incorporación de la inteligencia artificial a sus productos y servicios, en la posibilidad de volver a ilusionar a unos clientes que, a pesar de ser muchos de ellos auténticos incondicionales de la marca y del ecosistema que genera, necesitan algún tipo de prueba para intuir por dónde va a ir el futuro.
¿Superó Apple la prueba? No con nota, pero posiblemente sí: nos dio una clase magistral sobre cómo explicar tecnologías complejas de manera sencilla, haciendo hincapié en lo que va a significar para el usuario. Las acciones de la compañía han caído tras la presentación, lo que indica que los analistas esperaban anuncios más importantes, pero a la espera de probar lo que han prometido que vendrá tras el verano, todo indica que los usuarios de Apple no van a irse a ningún sitio.
Las acciones de la compañía han caído tras la presentación, lo que indica que los analistas esperaban anuncios más importantes
¿Qué ha prometido Apple? Básicamente, practicidad. No cosas que cambian el mundo, pero sí funcionalidades aplicadas y útiles. Aplicaciones de la inteligencia artificial, AI en inglés, candorosamente rebautizada como Apple Intelligence, para todos los usuarios, en todos los momentos. Desarrollos personales, que mantienen una privacidad del usuario de la que la compañía lleva años haciendo bandera, y capaces de hacer desde tareas básicas como reescribir textos, editarlos o resumirlos, hasta generar imágenes de todo tipo, y de hacerlo a través de todas las apps que el usuario tenga instaladas, entendiendo el contexto en el que se lleva a cabo la petición.
No olvidemos ese detalle: hablamos del WWDC, que no es un evento de presentación de productos al uso, sino de la conferencia anual de Apple para desarrolladores. Es decir, para personas que no trabajan en Apple, sino en compañías que desarrollan apps, juegos, etc. para su plataforma.
Para Apple, los desarrolladores externos son fundamentales, y lo que la compañía les ha ofrecido es una plataforma en la que podrán beneficiarse de unas prestaciones de inteligencia artificial que podrán incorporar a sus propuestas de valor, a las funcionalidades que ofrecen a sus usuarios.
En muchos casos, las prestaciones de inteligencia artificial que nos ofrecerán nuestros dispositivos de Apple se procesarán en el propio dispositivo, lo que ofrece una garantía de privacidad muy superior a la que nos da el que se envíen a un asistente de tipo ChatGPT, Gemini u otros. Pero el dispositivo y su procesador, por mucho que Apple haga hincapié en la potencia de su Apple Silicon, da de sí lo que da de sí.
Así que para algunas peticiones deberán ser enviadas a la nube para su procesamiento. ¿Qué plantea en esos casos la compañía? Fundamentalmente, que esas peticiones se procesarán en sus propios servidores, con sus propios procesadores, y con las mismas garantías de privacidad que ofrecen todos sus productos: enviando sólo los datos que sean necesarios, y no almacenándolos tras su procesamiento.
El dispositivo y su procesador, por mucho que Apple haga hincapié en la potencia de su Apple Silicon, da de sí lo que da de sí.
¿Ambicioso? No. Usar tus propios chips en tu Private Cloud Compute mientras el resto del mundo recurre a los de Nvidia, más potentes, no augura nada especialmente revolucionario… pero podría sr suficiente para que el usuario disfrute de prestaciones prácticas, bien planteadas y que marquen una diferencia.
Sobre todo si a eso le acompañamos un muy necesario replanteamiento de Siri para hacerla más inteligente, más natural, más relevante y más personal, y si además, permitimos que el usuario pueda recurrir a ChatGPT 4o, el último modelo presentado por OpenAI (cuyo CEO, Sam Altman, estaba en el evento disfrutando de lo que fue todo un espaldarazo para el liderazgo de la compañía), de manera ágil y gratuita… eso sí, avisando al usuario de que esos datos no gozarán de la protección de privacidad estándar de Apple.
Un compromiso que costará dinero a la compañía, que además promete incorporar otros modelos más adelante, pero que posiblemente salve este primer asalto y evite que los usuarios de sus productos sientan que han sido, de alguna manera, “adelantados” por los de otras marcas. En eso va a consistir la dinámica competitiva a partir de ahora: en demostrar que los algoritmos que pones a disposición de tus usuarios son más inteligentes y ofrecen mejor funcionalidad que los de otras compañías.
Apple, claramente, ha elegido el pragmatismo y la practicidad. ¿Será suficiente? Es difícil saberlo, porque el mercado ya no se cree ningún anuncio hasta que tiene oportunidad de probarlo, y el evento del lunes pecó de ser “mucho anuncio y pocas nueces”. La respuesta, después del verano. Pero sin duda, nos ha demostrado algo: lo que está pasando ahora en el mundo de las big tech va a pasar en todas las industrias. Las empresas que no incorporen inteligencia artificial útil y eficiente a sus productos o servicios serán pronto desplazadas por competidores que sí lo hagan.
Si todavía no te has formado tú, y has formado a tus directivos y trabajadores en una inteligencia artificial que va a estar —que ya está— hasta en la sopa, vete pensando cómo vas a hacerlo.
***Enrique Dans es Profesor de Innovación en IE University.