Cómo va a servir la banca a sus clientes tras esta primera bajada de tipos
El Banco Central Europeo (BCE) acaba de promulgar la medida tan esperada de reducir los tipos de interés por primera vez en cinco años. Esta decisión pone fin a un periodo prolongado de subidas de tipos destinadas a combatir la inflación. El recorte de 25 puntos básicos se traduce en una tasa de depósito del 3,75%. Para el sector bancario esto significa el comienzo de una etapa nueva en la que mantener la rentabilidad a través de los ingresos por intereses será más difícil. Pero ¿cuáles podrían ser otras consecuencias de este cambio?
El ciclo de subidas de tipos a velocidad récord de la zona euro que concluyó el noviembre pasado da paso ahora a otro de recortes. El BCE fue uno de los últimos grandes bancos centrales en empezar a subir los tipos de interés, en reacción a la inflación impulsada por las perturbaciones económicas posteriores a la crisis de la Covid-19 y la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania.
El retraso del BCE en reaccionar tuvo su razón de ser. A diferencia de las economías “recalentadas”, la de la eurozona era relativamente débil y experimentaba principalmente un impacto en la oferta. La inflación de dos dígitos no se debía a una tensión económica excesiva, sino a impactos externos.
Aunque la inflación ha disminuido no ha alcanzado el objetivo del 2% (actualmente está en el 2,4%) y las previsiones son todavía inciertas. Además, esa reducción de la inflación no se produjo a través de los canales esperados. La grave recesión prevista en la eurozona no se materializó y las tasas de desempleo se mantuvieron en mínimos históricos. Las condiciones económicas durante la crisis del euro, la pandemia de la Covid-19 y el periodo de alta inflación y tipos de interés parecen sorprendentemente similares. Esto sugiere que la política monetaria puede haber perdido eficacia a la hora de dirigir la actividad económica.
De cara al futuro es poco probable que los recortes de tipos se produzcan tan rápidamente como lo hicieron las subidas. El BCE quiere acabar en un tipo neutral, que probablemente se situará en torno al 2%.
El ciclo de subidas de tipos a velocidad récord de la zona euro que concluyó el noviembre pasado da paso ahora a otro de recortes
A nivel macroeconómico, los efectos de estos cambios pueden parecer insignificantes, pero eso no significa que no haya cambios entre “ganadores y perdedores” en la economía. En general, los beneficios empresariales se han disparado mientras que muchas personas han visto disminuir sus salarios reales.
El sector bancario ha obtenido buenos resultados en los dos últimos años. Desde que comenzó el ciclo de subida de tipos, muchos, especialmente aquellos cuyos balances dependen de los márgenes de los tipos de interés, han celebrado el aumento de la rentabilidad que ha venido de la mano de la subida de los tipos de los préstamos hipotecarios y a las empresas de manera más rápida que los tipos de interés del ahorro.
Aunque la reciente bajada de tipos marca el inicio de un periodo nuevo, no hay que sobrestimar sus efectos en la reducción de la rentabilidad. No volvemos a un entorno de tipos de interés cero y es poco probable que el ciclo de recortes de tipos que se acaba de iniciarse sea a ritmo rápido.
Una cuestión más pertinente es si es socialmente adecuado que los bancos obtengan beneficios elevados si los tipos de interés se mantienen altos. Los beneficios bancarios en general no son problemáticos. Sin embargo, si son excesivos, como se ha debatido en países como Italia o España, podrían ser socialmente inadecuados.
El mayor impulsor de esos beneficios es la concentración creciente del sector bancario. En muchos países, sobre todo en España, la cuota de mercado de los cinco mayores bancos ha crecido desde la crisis financiera. Esta concentración podría deberse a la falta de competencia, impulsada por dos factores principales.
En muchos países, sobre todo en España, la cuota de mercado de los cinco mayores bancos ha crecido desde la crisis financiera
En primer lugar, como en otros sectores con gran peso de la tecnología, ésta ha transformado la banca en un “juego de escala”. Las economías de escala en las redes reducen los costes de las TIC por cliente, mientras que los datos más amplios sobre clientes mejoran los modelos de riesgo y el servicio. En segundo lugar, las cargas regulatorias han aumentado los gastos generales e impulsar aún más la necesidad de escala.
Si esos factores conducen a mayores barreras de entrada y a una menor competencia podrían sostener el exceso de beneficios bancarios.
Es posible que los tipos de interés no bajen como se espera y por eso es prudente abordar también el panorama bancario. Para frenar el exceso de beneficios se pueden considerar algunas estrategias.
En primer lugar, es esencial promover la diversidad dentro del sector. Aunque los grandes bancos pueden ser eficientes no aumentan necesariamente la resistencia del sector. Muchos son todavía “demasiado grandes para quebrar”, una situación que pretendíamos evitar con la normativa posterior a la crisis financiera. Esos grandes bancos disfrutan también de una prima de mercado porque quienes invierten perciben su financiación como segura. Fomentar el crecimiento de bancos más pequeños con estructuras de propiedad diversas que atiendan a distintos grupos de clientes podría promover una competencia mayor y ofrecer más valor a los clientes y clientas.
En segundo lugar, es crucial potenciar la competencia europea. Aunque tenemos una unión bancaria “de nombre” no es suficiente. A pesar de los esfuerzos de la regulación, la banca transfronteriza sigue limitada debido a las normativas nacionales y a las preferencias de las personas consumidoras. Lograr una banca europea auténtica requiere esfuerzos más importantes.
En tercer lugar, para que el sector sea realmente sostenible ha llegado el momento de diferenciar las actividades sostenibles de las que no lo son. Los bancos que financien la transición energética o actividades sociales que promuevan el bienestar obtendrán un beneficio relativamente mayor que los que no lo hagan.
Aunque la bajada de tipos del BCE marca un cambio significativo, su impacto más amplio en el sector bancario y en la economía merece un examen atento. Si promovemos la competencia y la diversidad dentro del sector bancario y fomentamos una banca sostenible lograremos un sistema financiero más sostenible y resistente. El camino que tenemos por delante puede ser incierto, pero con una consideración cuidadosa y acciones estratégicas es posible navegar por esos cambios en beneficio de todas las partes interesadas.
*** Hans Stegeman es economista jefe y de impacto de Triodos Bank.