Conversación entre personas significativas del PP:

-“Bien lo de Feijóo al aceptar la distribución de menas (menores extranjeros no acompañados).  Sobre 340 no son muchos y demuestra humanidad”.

-“La verdad es que nuestros votantes puede que no lo entiendan muy bien”.

De manera que en esa decisión hay una mezcla de microdecisiones, macrovalores y política.

Microdecisiones porque la cifra no parece excesiva ni la edad de los protagonistas tampoco. A los 18 años salen de la tutela administrativa. Ya “son mayores de edad” y como tales, independientes responsables de sus actos. Mientras tanto, son responsabilidad de la Administración que los acoge (la Comunidad Autónoma). 

Microdecisiones porque hay sobre 50.000 menas acogidas en residencias. El coste que supone es de unos 200.000 euros semanales: unos 10 millones de euros al año. Otros cálculos (PP) sitúan el coste por mena en 55.000 euros/año. Unos pocos cientos de millones (parece un poco exagerado, pero…).

En todo caso, dividido entre las diferentes administraciones responsables son cifras muy asequibles. Sobre todo, si, como ha anunciado la ministra, el Estado abonará ayudas por cada mena acogido.

Macrovalores porque la acogida de menas corresponde al deber de solidaridad con personas desfavorecidas. Personitas qué junto a sus familiares, o enviados por ellos, se desarraigan de sus lugares de nacimiento por la esperanza de una vida mejor.

La cultura europea, se quiera o no, se basa en el cristianismo. Un cristianismo que defiende la solidaridad humana como uno de sus pilares. Recordemos la parábola del “buen samaritano” y aquello de “amar al prójimo como a ti mismo” ¿Cómo abandonar a su suerte a un prójimo niño/a o adolescente ¡Por sólo unos millones de euros!

La cultura europea, se quiera o no, se basa en el cristianismo

Si los valores son altos y los costes pequeños, es decir, si el balance económico es favorable ¿por qué es tan complicado el acuerdo con la distribución de menas?

Aquí entra la política. Vox ha visto en la inmigración una baza electoral. Si se añade la inseguridad ciudadana se tienen dos ingredientes que parecen aupar a partidos semejantes en Europa. Su ecuación es:

                                         Inmigración + inseguridad = votos 

Dado que los valores tradicionales (por ejemplo, defensa de la vida contra el aborto) no mueven más votos, incluso en la España profunda católica, hay que recurrir al miedo. 

Ya lo dijo Erich Fromm en su libro: “El miedo a la libertad” (1941): el ser humano delega su responsabilidad en quienes le ofrecen soluciones rápidas y simples, aunque no se puedan aplicar; o si se aplican sea “peor el remedio que la enfermedad”. Fromm analizó los hechos que dieron paso a la segunda guerra mundial y lo que ocurrió en ella. Aprender de la historia es sensato. 

No sólo Vox quiere sacar partido electoral de esa pareja de inmigración-inseguridad. El PSOE ha visto en el tema una manera de desestabilizar el espectro electoral a su derecha. La división del voto en ese espacio llevó a la formación del Gobierno Sánchez. Los restos de la ley D’Hont restaron unos escaños a esa zona, lo que le permitió al PSOE alcanzar el poder ejecutivo con minoría en el legislativo. Poner al PP frente a la decisión de aceptar, o no, el reparto de menas, ha sido una estrategia para profundizar en esa división. Por eso las declaraciones retadoras de sus portavoces pidiendo al PP que rompa con Vox.

Poner al PP frente a la decisión de aceptar, o no, el reparto de menas, ha sido una estrategia para profundizar en esa división

Así que Vox y el PSOE han jugado en la misma liga política. Cada uno de ellos ha querido instrumentalizar la tragedia de estos niños/adolescentes. No hay que engañarse, la ruindad está en todas partes.

Feijóo sabe que parte de su electorado también tiene “miedo” a que la inmigración ilegal que produzca inseguridad. A la vez que la solidaridad es uno de los valores del Partido Popular, del español y el europeo.

Ante el cálculo electoral a corto plazo y el macrovalor de la solidaridad humana, se ha decantado por el segundo ¿Qué haría hecho usted? 

Como diputado constituyente (en el grupo de UCD) sé que a largo plazo los valores son lo importante. Aunque electoralmente se pierdan opciones, se gana libertad, democracia y bienestar económico para todos.    

** J. R. Pin Arboledas es profesor del IESE.