¿Cómo evitar las "sombras" que ponen en riesgo el crecimiento de la energía solar fotovoltaica en España?
Tras unos meses en los que las sucesivas citas electorales han acaparado las agendas y esfuerzos de la clase política, es necesario volver a poner de manifiesto algunos datos y hechos que configuran, y no precisamente de manera positiva, la realidad del sector de la energía fotovoltaica en España.
Como primer dato, se debe destacar que las energías renovables aportaron 19.484 millones de euros al Producto Interior Bruto (PIB) de España en 2022 lo que supone un incremento de un 16,7% respecto a 2021, según los datos del “Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España 2022” siendo la energía solar fotovoltaica la que más aportó al PIB nacional, 6.398 millones de euros, un 32,8% de toda la contribución renovable.
Además, en 2023, la energía solar fotovoltaica se convirtió en la tecnología renovable que mayor crecimiento experimentó, con una potencia instalada de casi 26.000 MW, más del 20 % de la potencia total.
Unos datos muy positivos que no pueden ocultar las “sombras”, las nubes, que acechan a los parques fotovoltaicos españoles poniendo en riesgo el despliegue de este tipo de energía.
Unas nubes que no se llaman “cirros” o “nimbos” sino “hundimiento de los precios de la electricidad”, “elevada carga impositiva”, “penalización a la rentabilidad del sector”, “estancamiento de la demanda eléctrica” y “lentitud en el despliegue de sistemas de almacenamiento/baterías”.
La energía solar fotovoltaica se convirtió en la tecnología renovable que mayor crecimiento experimentó en 2023
En 2023 el consumo de energía eléctrica en nuestro país se situó en 244.000 gigavatios-hora (GWh), un 2,6% menos que en el 2022, un 5% menor que en 2021 e incluso un 2,5% menor a la demanda del año 2020, año en el que nuestra industria y nuestra actividad económica en general se pararon por la pandemia de la Covid. Una cifra, la de 2023, que nos obliga a retroceder 20 años en el calendario para encontrar un registró más bajo, 237.329 GWh en el año 2003.
En 2024, aunque se ha producido una débil recuperación de la demanda este incremento no compensa los descensos de años precedentes.
En paralelo, en 2022 se superaron los 90.000 millones de importaciones fósiles y, según datos facilitados por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos de España (Cores) entre el 1 de enero y el 31 de octubre de 2023 nuestro país ha importado desde Rusia hasta 60.770 GWh de gas natural, un 36,2% que en el mismo periodo del año anterior.
Por otro lado, los precios medios de la electricidad en el año 2024 son inferiores a los del año 2023 y a los de 2022, 30-35 €/MWh entre enero y marzo de 2024 frente a los 87,10 €/MWh de 2023 (media) y los 167,23 €/MWh de 2022(media).
Un descenso de los precios que es provocado, entre otros factores, por el descenso de la demanda eléctrica ya mencionado.
Los precios medios de la electricidad en el año 2024 son inferiores a los del año 2023 y a los de 2022
A estas realidades hay que añadir que en 2024 una planta solar fotovoltaica estándar paga más de 10 tributos municipales, regionales y estatales y que este año se ha reactivado el impuesto el impuesto sobre el Valor de la Producción de Energía Eléctrica (del 7%) que penaliza, de manera muy especial, a las empresas especializadas en energías renovables cuyas instalaciones, a diferencia de las nucleares, las hidroeléctricas o los ciclos combinados, están aún siendo construidas o iniciando sus primeras fases de amortización. Medidas regulatorias y fiscales que, por un lado, reducen la competitividad de las empresas dedicadas a la producción de energía solar fotovoltaica y, por otro, su capacidad de reinversión en proyectos renovables.
Todos estos factores suponen un freno al despliegue de la energía solar fotovoltaica en nuestro país y amenazan la posición de liderazgo de España como productor de energías renovables, así como la transición a un sistema económico más sostenible y menos dependiente de los combustibles fósiles.
Además de exigir a las administraciones una regulación y una fiscalidad que no sólo no penalice al sector solar fotovoltaico, sino que cree incentivos positivos para que siga su expansión, reclamamos una apuesta clara del sector público por la electrificación de nuestra economía.
Para cumplir los objetivos de descarbonización y reducir las importaciones energéticas contaminantes es necesario impulsar el uso de bombas de calor y vehículos eléctricos, entre otras vías.
España es el quinto país con la tasa más baja de ventas de bombas de calor en Europa, con 9,8 bombas de calor por cada mil hogares. Y también se encuentra en el furgón de cola europeo en cuanto a la penetración del vehículo eléctrico, produciéndose la paradoja de que en la actualidad la antigüedad del parque de turismos español supera los 14 años de media cuando en 2008 era de unos 8 años, lo que implica un parque móvil poco eficiente y contaminante.
Mejores incentivos a la compra de vehículos eléctricos, así como asegurar la existencia de una red de punto de recarga fiable en todo el territorio español son asignaturas pendientes en nuestro país.
Por otra parte, es conveniente introducir incentivos a la sustitución de sistemas de climatización en edificaciones basados en energías fósiles por otros basados en energía de origen renovable e impulsar el apoyo público para que se realicen inversiones en sistemas de almacenamiento y baterías, y en la mejora tecnológica de los mismos, que permitan almacenar las energías renovables y una mejor adaptación de oferta y demanda
Y finalmente, consideramos que es imprescindible modificar el sistema tarifario por el que se incentiva el consumo en horas nocturnas frente a las diurnas para incentivar el uso de la energía eléctrica en las horas de máxima producción solar, al mínimo coste.
*** Antonio González Terol es director de Relaciones Institucionales e Internacionales de Solaria.