En plena efervescencia por la Eurocopa, que culmina este domingo con la esperada final España-Inglaterra, surge un fenómeno del fútbol que, curiosamente, ofrece lecciones valiosas para el mundo de las inversiones: el que conocemos como "síndrome del portero". Este concepto, observado en los comportamientos de los porteros durante los penaltis, revela insights sorprendentes sobre cómo manejar nuestras decisiones financieras en tiempos de incertidumbre.

El "síndrome del portero" se basa en el análisis del comportamiento de los guardametas durante la tanda de penaltis. Algunos estudios han demostrado que los porteros tienden a lanzarse a la izquierda o a la derecha con mayor frecuencia, aunque estadísticamente tienen una probabilidad ligeramente superior de detener el balón si permanecen en el centro. Este impulso de actuar, de moverse, responde a una necesidad psicológica de hacer algo, cualquier cosa, en lugar de quedarse parados y ser percibidos como pasivos.

Esta reacción tiene paralelismos claros en el mundo de las inversiones. En momentos de volatilidad del mercado, muchos inversores sienten una presión intensa para actuar. La sensación de incertidumbre puede llevar a movimientos apresurados y decisiones impulsivas, similares al portero que se lanza a un lado durante un penalti. Sin embargo, a menudo, la mejor estrategia puede ser la paciencia y la inacción deliberada.

Al igual que en el fútbol, donde el portero que se queda en el centro puede detener más penaltis, en la inversión, mantener la calma y resistir la tentación de movimientos bruscos puede resultar en una gestión de cartera más exitosa. Tomemos, por ejemplo, la turbulencia de los mercados durante la pandemia de Covid-19. Aquellos inversores que resistieron la tentación de vender en pánico y mantuvieron sus posiciones o aprovecharon para comprar activos infravalorados, vieron recompensas significativas cuando los mercados se recuperaron.

Como en el fútbol, donde los entrenadores estudian patrones y estadísticas para tomar decisiones más acertadas, los inversores deben basarse en análisis y datos sólidos, evitando actuar únicamente por la presión del momento

El fútbol y las inversiones comparten una característica esencial: ambos son impredecibles y están sujetos a variables externas. En la final de la Eurocopa, los equipos no solo dependerán de su talento y estrategia, sino también de la gestión de la presión y la incertidumbre. De igual manera, los inversores deben gestionar no solo su conocimiento y análisis financiero, sino también sus emociones y respuestas a eventos imprevistos.

La lección del "síndrome del portero" es clara: la paciencia y la inacción estratégica pueden ser tan importantes como la acción. Esto no significa abogar por la inactividad total en la gestión de inversiones, sino por la importancia de tomar decisiones informadas y no impulsivas. Como en el fútbol, donde los entrenadores estudian patrones y estadísticas para tomar decisiones más acertadas, los inversores deben basarse en análisis y datos sólidos, evitando actuar únicamente por la presión del momento.

Este domingo, mientras observamos a los porteros en la final de la Eurocopa, recordemos que su capacidad para manejar la presión y tomar decisiones estratégicas en milisegundos tiene mucho en común con la forma en que deberíamos abordar nuestras inversiones. La clave está en equilibrar la acción y la inacción, en saber cuándo es mejor moverse y cuándo es más sabio esperar.

La inversión, como el fútbol, es un juego de estrategia, paciencia y, a menudo, de saber quedarse en el centro.

*** John Plassard es senior asset specialist de Mirabaud.