Los optimistas se enfocan en tener éxito y los pesimistas en tener la razón” (Zuckerberg).

Soy un firme creyente en la nueva era de la inteligencia artificial. Después de internet, considero que va a ser la mayor revolución que experimentemos. No obstante, es recomendable leer de vez en cuando contrapuntos, es decir, análisis que nos desafíen y nos ayuden a pensar en que lógicamente no va a ser un camino de rosas. Así evitamos pecar de exceso de sesgo de confirmación.

Para ello, quiero exponer hoy algunos gráficos de un reciente informe de Goldman Sachs titulado IA generativa: ¿demasiado gasto, muy poco beneficio?

Daron Acemoglu, profesor del MIT, estima que sólo una cuarta parte de las tareas expuestas a la IA serán rentables de automatizar en los próximos 10 años, lo que significa que la IA afectará a menos del 5% de todas las tareas y aumentará la productividad de EEUU en sólo un 0,5% y el crecimiento del PIB en un 0,9% acumulativamente durante la próxima década.

Los cambios verdaderamente transformadores no ocurrirán rápidamente y es probable que ocurran pocos en los próximos 10 años, dice Acemoglu. “La arquitectura actual de los grandes modelos lingüísticos ha demostrado ser más impresionante de lo que mucha gente hubiera predicho, pero creo que todavía hace falta un gran acto de fe para decir que, sólo con esta arquitectura de predicción, vamos a conseguir algo tan inteligente”.

Goldman Sachs sostiene que la IA generativa podría traer un importante beneficio económico debido a su capacidad para automatizar una gran parte de las tareas laborales. Su estimación implica un aumento bruto acumulado de hasta un 15% en la productividad laboral y el crecimiento del PIB de EEUU tras la adopción generalizada de la tecnología:

Opinan que la automatización de muchas tareas expuestas a la IA no es rentable hoy en día, y puede que no lo sea ni siquiera en los próximos diez años. La adopción de la IA sigue siendo muy modesta más allá de las pocas industrias (incluidas la informática y la infraestructura de datos, los servicios de información y la producción cinematográfica y sonora) que estiman que se beneficiarán más, y es probable que las tasas de adopción se mantengan por debajo de los niveles necesarios para lograr grandes ganancias de productividad agregada durante los próximos años.

Esto explica por qué sólo aumentan su pronóstico del PIB de EEUU en 0,4 p.p. para 2034 (con aumentos menores en otros países) desde sus previsiones de crecimiento potencial global el otoño pasado. Al eliminar los impactos compensatorios del crecimiento de la redirección parcial del gasto de capital de otras tecnologías a la IA y el crecimiento más lento de la productividad en un contrafactual sin IA, esta cifra anual de 0,4 p.p. se traduce en un aumento del PIB del 6,1% gracias a la IA para 2034, frente a la estimación del 0,9% de Acemoglu:

Dicho esto, la automatización de las tareas expuestas a la IA que ocurra en un horizonte más largo podría generar ahorros de costes significativos. El coste de las nuevas tecnologías también tiende a caer rápidamente con el tiempo. Dado que la IA seguirá un patrón similar y el coste marginal de implementación será muy pequeño una vez que se desarrollen las aplicaciones, esperan que las tasas de adopción y automatización de la IA superen con creces la estimación de Acemoglu del 4,6%.

También están en desacuerdo con Acemoglu en no incorporar mejoras de productividad derivadas de nuevas tareas y productos en sus estimaciones debido a su cuestionamiento de si la adopción de la IA conducirá a la reasignación de mano de obra y la creación de nuevas tareas. El registro histórico proporciona evidencia sólida de que el crecimiento económico deriva de la reasignación de recursos impulsada por la tecnología y la expansión de la frontera de producción y anticipan que la IA aumentará la producción tanto al aumentar la demanda en áreas donde la mano de obra tiene una ventaja comparativa como al crear nuevas oportunidades que antes eran tecnológica o económicamente inviables:

Esta dinámica se manifestó claramente tras el surgimiento de la tecnología de la información (que creó nuevas ocupaciones como diseñadores de páginas web, desarrolladores de software y profesionales del marketing digital, e impulsó indirectamente la demanda de trabajadores del sector servicios en industrias como la atención sanitaria, la educación y los servicios de alimentación).

El 60% de los trabajadores actuales están empleados en ocupaciones que no existían en 1940 y la creación de nuevos trabajos impulsada por la tecnología representa más del 85% del crecimiento del empleo en los últimos 80 años:

La inversión en IA ha aumentado en los últimos años y el mercado ha mejorado significativamente sus expectativas de inversión en IA en todo el conjunto de hardware de IA, aunque mucho menos en el espacio de IA más amplio hasta ahora.

La inversión en software relacionado con IA aún no es visible en los datos oficiales de EEUU u otros mercados desarrollados, como tampoco lo es la inversión en hardware relacionado con IA, lo que sugiere que otros factores están desempeñando un papel más importante que la IA en la configuración de las perspectivas de gasto de capital agregado. Sin embargo, los envíos de los fabricantes de algunos componentes relacionados con IA han aumentado...

... aunque este aumento no ha sido uniforme en las principales economías desarrolladas, con Estados Unidos a la cabeza. La adopción de IA sigue siendo moderada, aunque es mucho más alta en las industrias tecnológicas y otros campos habilitados digitalmente y se espera que aumente significativamente en estos sectores en los próximos seis meses.

A pesar del aumento de las tasas de adopción, hasta ahora hay poca evidencia de un desplazamiento neto de la mano de obra debido a la IA, y el desempleo no parece mostrar diferencias marcadas entre los trabajos:

Repasemos una breve historia de los avances de la IA con sus triunfos y decepciones:

Todavía hay quien se extraña de que las bolsas española y europea se queden siempre atrás en comparación con la estadounidense. No tenemos Google ni Microsoft ni Meta ni Nvidia y nuestra respuesta es regular la inteligencia artificial antes de tenerla. Imitemos el buen hacer de EEUU o, al menos, no los distraigamos. Como decía Antonio Machado: “De diez cabezas, nueve embisten y una piensa”.