“It’s no fun being an ilegal alien” Tony Banks, Phil Collins, Mike Rutherford.
La izquierda no defiende la inmigración ilegal por solidaridad. Lo que busca es crear una subclase dependiente y votantes rehenes a los que además condena a vivir en el asistencialismo mientras expolia a los contribuyentes para pagar su falsa solidaridad.
Sánchez se ha ido de gira por África para vender su última idea genial, "la migración circular", una sandez que solo se le ocurre a un intervencionista obsesionado con la ingeniería social. Eso sí, ha prometido 250.000 empleos para inmigrantes en Mauritania. Sánchez sabe exactamente dónde hay 250.000 empleos para inmigrantes mauritanos, mientras cuatro millones de demandantes de empleo españoles no los encuentran. Es un visionario.
Pero Sánchez también ha dado marcha atrás en su discurso y ahora defiende en Senegal la “expulsión de inmigrantes irregulares” para "desincentivar" a las mafias. Ese enésimo cambio de opinión no es una casualidad. Muchos países de Europa han visto saltar todas las alarmas ante la llegada descontrolada de inmigrantes a las costas españolas porque muchos de ellos luego van a otros países. Probablemente ha recibido un toque de atención.
¿Y qué nos cuenta la ultraizquierda plañidera? Que no hay seres humanos ilegales, que las expulsiones en caliente son racismo y xenofobia y que la inmigración es buenísima para las pensiones y la economía.
Es curioso que la misma ultraizquierda que aplaude hasta sangrarles las manos a dictaduras teocráticas y comunistas digan que no hay seres humanos ilegales. Intenten ustedes emigrar de una dictadura comunista o a una dictadura teocrática. Que la misma ultraizquierda que defiende la represión fronteriza contra los que vienen a contribuir y traer riqueza de manera legal diga esa sandez es hilarante.
Es curioso que la misma ultraizquierda que aplaude hasta sangrarles las manos a dictaduras teocráticas y comunistas digan que no hay seres humanos ilegales
Controlar la inmigración es una cuestión básica de seguridad nacional. Si tenemos fronteras y estados, controlar la inmigración es una tarea esencial de dicho estado, igual que la defensa. Si quieren fronteras abiertas, dimitan, políticos intervencionistas. Si no sirven para gestionar el estado que adoran, renuncien.
¿Xenófobo? ¿Racista? Todos los países del mundo tienen política de inmigración. Lo alucinante es que la izquierda de Europa y EEUU haya tomado la bandera de blanquear la inmigración ilegal. Eso sí, no dicen una palabra ante las enromes restricciones fronterizas en países como Egipto, Jordania, Irán, Turquía, Rusia, China y tantos otros, y ya no vamos a comentar las de Japón o Corea. ¿Nadie se ha preguntado por qué los inmigrantes ilegales de Senegal y Mauritania no se quedan en Argelia o Marruecos?
Los inmigrantes ilegales que asolan nuestras costas pagan a las mafias entre 4.000 y 6.000 euros por venir a España. Las mafias venden que la probabilidad de que se les deporte es muy baja, además de los beneficios sociales que van a recibir.
En cualquier caso, el problema de la inmigración ilegal, que reconoce el propio Sánchez al hacer semejante gira africana, no se soluciona acogiendo a todo el que venga. No ha ocurrido en ningún momento de la historia. La izquierda argumenta que España es un país de emigrantes. Sí, pero no de emigrantes ilegales y mucho menos de emigrantes que no tienen intención de adaptarse, buscando vivir de ayudas públicas, que es uno de los problemas sociales que se está creando en toda Europa.
En Senegal hay 8,2 millones de personas menores de 18 años, y en Nigeria más de cuarenta millones. En África hay 650 millones de menores de 18 años. ¿Los vamos a acoger a todos a 3.000 euros al mes cada uno? ¿Y a los familiares que lleguen después? Los problemas de la inmigración ilegal no se solucionan subvencionándola, sino en origen, con apertura económica, inversión y comercio. Hasta Sánchez ha terminado por entenderlo.
Controlar la inmigración es una cuestión básica de seguridad nacional
La inmigración legal puede ser una fuente de riqueza y prosperidad solamente si esa inmigración viene a adaptarse, aportar y trabajar. Cuando la inmigración se convierte en un arma política para crear subclases dependientes, se hacinan a propósito y se crean suburbios donde termina por imponerse una sociedad paralela que ni se adapta ni quiere hacerlo, generando una enorme tensión social.
La inmigración ilegal no crea riqueza, empleo ni sostiene el sistema de pensiones.
Si la inmigración ilegal fuese una solución a la sostenibilidad de las pensiones, el empleo y la economía, Francia sería el país con menos deuda y más crecimiento, y es lo contrario.
¿Qué no hay "efecto llamada"? Veamos. En 2023 llegaron a España 56.852 inmigrantes ilegales, un 82% más que en 2022. En 2016 fueron 16.292. De esa ola solo se repatría al diez por ciento, según las fuentes del propio ministerio.
La inmigración ilegal, según fuentes del propio gobierno, cuesta aproximadamente 20 millones de euros al año. Solamente tres millones de euros en alimentación. Las cifras son bastante mayores. El ex presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, mostraba que solo el Gobierno autónomo gastaba cada mes 13 millones de euros.
Los inmigrantes ilegales no arreglan el agujero de la Seguridad Social, como afirma la izquierda. Ya he explicado que si eso fuera así, Francia no tendría un sistema insostenible, el cuarto peor en cuanto a pasivos no financiados, que suponen un 400% del PIB, según Eurostat.
Es normal. Un inmigrante ilegal cuesta unos 800 euros al mes y, si se regulariza, suele percibir un salario muy bajo en trabajos temporales o precarios, pero tiene acceso a relevantes ayudas públicas. Si cotiza, los pasivos que asume el Estado son mayores a su aportación a la seguridad social, algo que ocurre en casi todos los casos. Por lo tanto, con la inmigración ilegal, en un país como España, que tiene un 500% del PIB en pasivos no financiados del sistema de pensiones, según Eurostat, y una deuda de la seguridad social de 116.000 millones, no solo no se sostienen las cuentas públicas, sino que se hacen más insostenibles.
Si no se toman medidas serias, como hacen centenares de países de todo el mundo, la inmigración ilegal generará un gravísimo problema social y económico. Desde Alemania a Suecia o Francia vemos como el descontento se dispara. Los pobres inmigrantes ilegales engañados, hacinados en suburbios e inadaptados, y los contribuyentes, por el continuo expolio fiscal para mantener una política equivocada. No es multicultura, es multi-ruina. La izquierda solo busca clientes rehenes y votos cautivos pagados con el dinero de los demás.