El mercado alcista en vigor acaba de cumplir dos años. Y tiene margen para seguir subiendo.
Primero, porque se apoya en una combinación alcista que solo se da cada mucho tiempo, como es la coincidencia de una revolución tecnológica con un periodo de bajada de los tipos de interés.
La revolución tecnológica viene de la mano de la inteligencia artificial generativa y, como todas las revoluciones tecnológicas / industriales, genera un incremento de productividad en las empresas, que va directamente a la cuenta de resultados.
La bajada de tipos empieza ahora, pero hace tiempo que empezó a descontarse. Y también va directamente a la cuenta de resultados (en forma de menores costes financieros).
La última vez que se produjo una coincidencia como esta fue en 1995, cuando al desarrollo de los ordenadores personales se unió el de Internet, acompañado, todo ello de un proceso de bajada de tipos, que se inició en 1995 y acabó en 1998 (el mercado alcista duró hasta mediados del año 2000).
La bajada de tipos empieza ahora, pero hace tiempo que empezó a descontarse
Pero hay otro motivo por el que pensamos que esta tendencia alcista tiene cuerda para rato: dos procesos de limpieza que refuerzan la solidez de la tendencia.
En los barcos pesqueros, al final de un día de faena se limpia la cubierta. Y se hace baldeando cubos de agua. A más profundo el baldeo, más limpia queda la cubierta.
En los mercados, el “baldeo” se produce cuando los inversores se ponen nerviosos y venden en pánico sin un motivo real. Lo hacen porque en las redes sociales y los medios “todo el mundo dice que hay que vender” (qué fácil sería ganar dinero si bastara con hacer lo que hace todo el mundo). A más pánico, más limpia queda la bolsa, porque el que no ha vendido no piensa hacerlo sin un motivo sólido. Y, a menos inversores dispuestos a vender, más sólida la subida posterior.
En este mercado alcista ya se han producido no uno, sino dos baldeos. El más reciente hace un par de meses, cuando en EEUU se publicó una cifra de paro superior a la esperada y muchos incautos - o sus gestores / asesores - cayeron en la trampa y salieron corriendo en busca de la salida. Pensaban que llegaba el hard landing (aterrizaje duro) del que tanto se hablaba en las redes.
En realidad, todos los demás datos señalaban claramente hacia un aterrizaje suave. Pero el mercado había subido mucho y esos influencers que tuitean pero no invierten - y por lo tanto se pierden las subidas -, estaban deseando que el mercado bajara. Y, de paso, llamar un poco la atención para ganar seguidores. Al final fue una falsa alarma, pero el “baldeo” fue intenso.
En los mercados, el “baldeo” se produce cuando los inversores se ponen nerviosos y venden en pánico sin un motivo real
Previamente hubo otro “baldeo”. Fue en el verano de 2023, cuando caló la idea de que la inflación se mantendría “alta por mucho tiempo” y, con ella, los tipos de interés. Ah, y que había una “burbuja” en el sector tecnológico (siempre hay una burbuja en la mente de los “influencers”).
Finalmente, a primeros de 2024, se comprobó que ambas cosas eran una exageración. La inflación seguía bajando y lo de la burbuja en la tecnología era el típico “gancho” para ganar seguidores. En los mercados el miedo es el mejor reclamo posible. Pero, como dijimos en su día, la llegada de la inteligencia artificial generativa justificaba sobradamente aquellas valoraciones.
Además, el periodo bajista previo (2022) supuso un baldeo espectacular. La guerra de Ucrania, el coste de las sanciones (alza brutal del precio de las materias primas), la coincidencia con el reinicio de la actividad económica tras los confinamientos, el aumento de la masa monetaria y de la deuda pública (para financiar los confinamientos), todo ello generó mucha inflación y mucho miedo (esta vez justificado). Cayeron tanto los precios de los bonos como los de las acciones,
En otras palabras: el inicio de este mercado alcista viene de una buena limpieza previa. De hecho, si el periodo actual se asemeja a 1995 en cuanto a que se unen varios factores muy positivos, en aquel se unió todo lo negativo.
La fuerza de los mercados, tanto al alza como a la baja, depende de los motores que la impulsan. Pero también de los excesos anteriores. Las bajadas son más profundas cuando se ha creado una burbuja - de las de verdad - en las valoraciones. Las subidas son más potentes cuando se viene de un gran pesimismo.
Además, la salud de los mercados alcistas tiene mucho que ver con las limpiezas que se produce a lo largo de los mismos. En solo dos años hemos tenido dos bastante concienzudas.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.