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Opinión

Un 2025 cargado de retos y ajuste para los mercados

Jesús Sáez
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En el marco del actual ajuste monetario que nos llevará a tipos definitivamente más bajos, la clave ahora está en justificar cuál debe de ser el ritmo y profundidad de estos cambios para alcanzar el famoso tipo neutral, el considerado como adecuado para una economía en concreto. Esto es, según sus características, dinámicas, motores de crecimiento, debilidades o fortalezas ajustadas a un determinado período de tiempo.

Este camino, en el que se mueven las principales economías, y sus bancos centrales como representantes de las decisiones y anuncios a realizar, no está exento de dificultades. Vivimos un período en el que el número de eventos de riesgo que se mantienen vivos, y que van dando la bienvenida a otros nuevos sin cerrarse los existentes en muchos casos, es realmente llamativo.

Si recordamos todos estos aspectos a monitorizar, creo que superamos el doble dígito, podemos nombrar algunos relevantes a la hora de intentar encontrar respuesta a cómo se mueven los precios de los diferentes mercados. A saber, y empezando por uno que ofrece pocas dudas sobre su papel protagonista, los riesgos geopolíticos, encabezados por la situación en Israel, Líbano, Irán, o los que pueden desencadenarse también entre China y Taiwán, para los que Estados Unidos no será un mero observador. Estas situaciones afectan a un elemento que, a su vez, desencadena otros miedos y riesgos, como es el precio del petróleo, últimamente al alza, y que puede volver a liberar fantasmas de inflación, enemigo que se entendía vencido.

Otros aspectos por monitorizar tienen que ver con las expectativas que los agentes van teniendo sobre los movimientos de tipos oficiales por parte de la Fed (que han corregido a la hora de esperar menos recortes en este 2024, ahora en torno a -45 puntos básicos, bp), o por parte del ECB (que no se han movido tanto a la hora de esperar incluso algo más, empezando por un primer escalón de -25bp el jueves).

Estas expectativas vienen sin duda afectadas por otro elemento representado por los datos macroeconómicos, que vienen a confirmar que el aterrizaje será suave en Estados Unidos, y se mira muy de cerca al mercado laboral toda vez que Powell lo ha puesto en el centro de atención como fundamental input de decisión futura para los tipos. Mientras, Europa va mostrando números que están más en línea con una economía en un peor estadio de actividad, reflejado en los últimos indicadores, y afianzado por esas expectativas para tipos que no deben ahora mismo cambiar dada esta descontada debilidad económica.

Otros aspectos por monitorizar tienen que ver con las expectativas que los agentes van teniendo sobre los movimientos de tipos oficiales por parte de la Fed

En Estados Unidos, además, aparecen otros focos de preocupación. Acaba de pasar el huracán Milton, con importantes consecuencias, mientras el tiempo avanza hasta situarse a escasas 3 semanas de las elecciones, con el país muy endeudado, una carrera que no cesa en términos de déficit creciente, y que no parece cambiar. A ver quién dice en plena campaña electoral que tiene previsto gastar menos, o ingresar más. Sin duda que a aquella economía le vienen mucho mejor unos tipos a la baja, más allá de que sus datos sean buenos, pero por el principio básico de querer pagar menos por la deuda a futuro.

Por Europa, mientras, también aparecen preocupaciones relacionadas con las finanzas públicas. Es el caso de Francia y las exigencias y retos que se le presentan para reducir el déficit, con el primer ministro empeñado en que los planes a este efecto sean bien tomados por el mercado, y sus bonos dejen de sufrir de excesiva volatilidad en un período en el que el mercado de bonos ya viene teniendo mucho de eso.

Si miramos más allá, tampoco se libran otras economías de tener a los agentes de mercado dedicando un especial seguimiento a otros temas. El principal quizás es China y ese plan de estímulos que vuelve a defraudar en cuanto a la concreción en cifras, pero que se hace casi necesario para poder solucionar algunas debilidades económicas generales y sectoriales que esa economía presenta, y que van a poner en riesgo la consecución de los ambiciosos objetivos gubernamentales de crecimiento del PIB.

También hay que mirar a otros países como Japón, que presenta a un nuevo primer ministro al que se empezará a notar en términos de decisiones y a la espera de que el yen deje de seguir perdiendo recorrido. También de que los tipos allí puedan empezar a tomar el sentido contrario al de la mayoría, después del movimiento marginal que ya comunicó otro “nuevo inquilino”, de su banco central en este caso.

Llegado a este punto, no son pocos los eventos de riesgo que afrontamos, pero podemos seguir enumerando más. Las bolsas merecen una clara mención por cómo lo están haciendo últimamente. En Estados Unidos se mueven en el entorno de máximos, mientras en Europa muestran menos alegría, pero sólo en torno a un 5% por debajo de los máximos de principios de siglo. Aparecen los resultados empresariales del tercer trimestre como aire fresco, un testeo de la economía real y de cómo cada cual navega en aguas más o menos complicadas.

En Estados Unidos se mueven en el entorno de máximos, mientras en Europa muestran menos alegría, pero sólo en torno a un 5% por debajo de los máximos de principios de siglo

En concreto, el sector tecnológico afronta un reto importante, mientras se sigue sosteniendo esa rotación que se da desde lo defensivo hacia lo cíclico. Estos movimientos se extenderán solo mientras el soft siga venciendo al hard en lo que a nomenclatura del aterrizaje para la economía más importante se refiere. Y, en Asia, de manera más errática, las bolsas siguen intentando ajustar las noticias a los precios de este mercado equity, aun sin tener nadie certeza de dónde tienen que cotizar algunos los valores e industrias.

En resumen, los mercados van mejor de lo que podrían ir con todo lo que tienen que monitorizar, En líneas generales, si la economía americana confirma que evita la recesión, aun a sabiendas de que Europa va menos bien; si los precios siguen cumpliendo con su tendencia a la baja, mientras el mercado laboral sigue enfriándose; y si los resultados empresariales vuelven a convencer un trimestre más, a la vez que el resto de factores pueda no resultar en peores escenarios que los previstos, podemos encarar con ciertas garantías el año que viene esperando mucho bueno desde diferentes ámbitos.

Se presenta un 2025 realmente importante en cuanto a retos y ajustes hacia una nueva realidad en tipos y bolsas. Veamos antes el resultado de las elecciones en Estados Unidos y las posibilidades de que, gane quien gane, esa economía no vuelva a mostrar señales de inflación a través de mayores tarifas comerciales, o señales de peligroso ritmo de endeudamiento creciente a través de un mayor gasto que se acompañe de lo mal recibido que es el incremento de impuestos por parte de los mercados. En nada estamos ya con villancicos de fondo y vidas más iluminadas y decoradas, otro año que está volando y entraremos en el segundo cuartil de siglo.

*** Jesús Sáez es Head DCM Iberia en Natixis CIB.