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Opinión

El Clean Industrial Deal: la gran oportunidad para la industria española

Gonzalo Sáenz de Miera
Publicada

La Unión Europea se enfrenta a un desafío sin precedentes: reducir su dependencia energética y de materiales críticos en un contexto internacional marcado por la incertidumbre geoestratégica y la creciente competencia entre bloques económicos. En este escenario, la única estrategia viable es la combinación de dos factores clave: competitividad y descarbonización.

Los avances en torno a la autonomía estratégica, la competitividad y la descarbonización representan una oportunidad económica e industrial, que permitirán, al mismo tiempo, reducir nuestra vulnerabilidad ante los vaivenes del mercado energético y responder a la emergencia climática. Pero para que esta transformación sea un éxito, debe llevarse a cabo de forma competitiva, garantizando que Europa y España sigan siendo actores industriales de primer nivel.

El Clean Industrial Deal, que la Comisión Europea ha presentado este miércoles, 26 de febrero, es una pieza clave para alcanzar estos objetivos. Nos encontramos en un momento decisivo: lo que se apruebe en la UE en los próximos meses –incluido el objetivo de reducción de emisiones a 2040– marcará el rumbo de la economía europea durante las próximas décadas.

El Clean Industrial Deal no es solo una estrategia climática: es la hoja de ruta para garantizar que la industria española y europea sigan siendo competitivas, innovadoras y resilientes.

Descarbonizar la industria no es un reto, es una necesidad. Desde el Grupo Español para el Crecimiento Verde (GECC), estamos convencidos de que la industria del futuro será limpia, y las empresas que lideren esa transformación serán las más competitivas. Muchas de las soluciones para lograrlo ya son plenamente viables y económicamente competitivas, como las energías renovables, la electrificación y la eficiencia energética. Otras, como el hidrógeno verde o la captura de carbono, requieren apoyo, innovación y escalado.

En este ámbito será fundamental contar con las infraestructuras de red necesarias para que la energía renovable y las soluciones electrificadas puedan llegar a cubrir las necesidades de la demanda y estar así a la altura de los importantes retos planteados.

Las empresas estamos tenemos claro que Europa debe acelerar la transición verde, porque el mundo no espera. China y Estados Unidos han puesto en marcha estos últimos años ambiciosos planes de apoyo a sus industrias limpias, y si Europa no actúa con la misma determinación, corre el riesgo de quedarse atrás.

Por eso, el Clean Industrial Deal debe ser un instrumento eficaz para consolidar y expandir nuestras ventajas competitivas en sectores estratégicos como la electrificación, la economía circular, la digitalización y, por supuesto, apoyar decididamente y de manera eficiente a la industria Net Zero europea.

La descarbonización ya no es solo un asunto ambiental, sino un pilar de seguridad económica y geoestratégica.

Para ello, es fundamental modernizar el marco regulatorio, que hasta ahora ha estado diseñado para una economía dependiente de los combustibles fósiles. Es necesario simplificar los procesos administrativos sin reducir la ambición climática, asegurando que la implementación de las regulaciones se haga con claridad y eficacia.

También debemos mejorar infraestructuras clave como las redes eléctricas y el almacenamiento energético, anticipándonos a las necesidades futuras para evitar cuellos de botella que ralenticen la transición. Además, una fiscalidad alineada con los objetivos climáticos, y que deje de penalizar la energía local frente a la importada, permitirá incentivar la inversión en tecnologías limpias y penalizar las emisiones contaminantes de manera justa y progresiva.

Otro aspecto crucial es garantizar estabilidad y previsibilidad en la regulación. La incertidumbre regulatoria frena la inversión y da ventaja a quienes no comparten nuestras reglas, como China.

Para impulsar sectores estratégicos y atraer capital privado a gran escala, Europa debe desarrollar mecanismos eficaces de reducción de riesgo (de-risking) que mejoren la viabilidad económica de los proyectos en tecnologías limpias emergentes. La transición verde no solo requiere innovación tecnológica, sino también instrumentos financieros sólidos que permitan movilizar inversiones con confianza.

Construir alianzas

Para que esta transformación sea un éxito, debemos cambiar la narrativa y trabajar con todos los actores implicados. La descarbonización ya no es solo un asunto ambiental, sino un pilar de seguridad económica y geoestratégica.

Es fundamental establecer alianzas más amplias, sumando la voz de la industria, los agricultores, los jóvenes, las universidades y otros sectores que pueden contribuir a acelerar esta transición. No podemos quedarnos en nuestra burbuja: necesitamos salir al mundo, escuchar a quienes tienen preocupaciones legítimas y construir una visión común basada en la oportunidad que supone la economía verde. Nadie puede más que todos juntos.

Los avances en torno a la autonomía estratégica, la competitividad y la descarbonización representan una oportunidad económica e industrial.

El mundo está inmerso en una carrera tecnológica y económica en la que Europa no puede quedarse atrás. Mientras debatimos sobre regulaciones y políticas, otros países avanzan con pasos firmes para atraer inversión y desarrollar las industrias del futuro.
La revolución tecnológica y la transición energética se están acelerando. Las decisiones que tomemos en las próximas semanas determinarán si desde Europa y España lideramos esta nueva economía o nos quedamos rezagados.

El Clean Industrial Deal no es solo una estrategia climática: es la hoja de ruta para garantizar que la industria española y europea sigan siendo competitivas, innovadoras y resilientes. Es una oportunidad que no podemos dejar pasar.

***Gonzalo Sáenz de Miera, presidente del Grupo Español para el Crecimiento Verde