
Centro de datos.
La digitalización de la economía y de la sociedad es una realidad que cada año avanza de forma exponencial. Así, en 2024, los usuarios de internet ascendieron a 5.44 billones, lo que eleva la tasa de penetración mundial de internet al 67,1% de la población mundial. Es decir: más de 2 de cada 3 habitantes de la tierra están conectados.
Además, la cantidad total de datos consumidos en todo el mundo fue de 149 zettabytes, 29 más que en 2023, y 52 más que en 2022. Un consumo que en 2028 se habrá multiplicado por 2,6, alcanzando los 394 zettabytes.
A todo esto, se suma la revolución de la inteligencia artificial, que implica la necesidad de aumentar la capacidad de computación y, por tanto, de los centros de datos que albergan la infraestructura informática necesaria para crear, ejecutar y almacenar los datos asociados a esa inteligencia artificial.
Nuestro país dispone de la capacidad para generar la energía necesaria para este proceso de digitalización económico y social
Por ello, en este contorno de digitalización global en rápido crecimiento, de crecimiento exponencial de la economía digital, los centros de datos se convierten en uno de los epicentros de la economía y de la sociedad. Así, según el último informe elaborado por Spain DC (sobre el año 2022), estos centros tuvieron un impacto de 73.307,06 millones de euros, un 2,49% del PIB nacional, y generaron casi 500.000 empleos.
En este contexto, España se posiciona como hub de referencia y mercado clave de estas infraestructuras en Europa. Un posicionamiento que viene motivado porque los hubs del FLAP-D (Frankfurt, Londres, Ámsterdam, Paris y Dublín), en los que están ubicados la gran mayoría de los centros de datos en Europa muestran signos de saturación debido a la escasez de suelo y de energía, y por las ventajas competitivas de nuestro país.
Unas ventajas que se resumen en la privilegiada posición geográfica de España que concentra cada vez más cables submarinos de fibra óptica, las autopistas de los datos por las que circula del 99% del tráfico mundial de internet. En la actualidad, 37 cables submarinos pasan por España convirtiéndonos en un centro clave en la conectividad de Europa con América y África y, en un futuro, gracias al continuo despliegue de estos cables con Asia.
En la disponibilidad de suelo y, especialmente, en la gran facilidad de acceso a fuentes de energía renovable puesto que la disponibilidad de energía eléctrica y su precio competitivo es un factor crítico para este sector que cada vez apuesta más por la sostenibilidad y el uso de energía renovable. No olvidemos que la mayoría del gasto de operaciones de un centro de datos se destina al pago de la factura de la luz.
La transición digital impulsa la transición hacia una sociedad y economía más sostenible y que genera crecimiento, riqueza y empleo
Todos estos factores han propiciado que el sector de los centros de datos en España haya tenido un auge sin precedentes en los últimos años. De hecho, se espera una inversión directa de aproximadamente 8.000 millones de euros hasta 2026, lo que se traducirá en un impacto en el Producto Interior Bruto (PIB) de 60.000 millones de euros.
Ahora bien, si queremos que el posicionamiento de España como hub tecnológico del sur de Europa se consolide y perdure en el tiempo, empresas y administraciones públicas deben trabajar conjuntamente atrayendo inversiones, aportando crecimiento y empleo cualificado a España.
La inestable realidad política de Estados Unidos está cambiando sus ejes geopolíticos, así como sus relaciones exteriores, lo que incrementa el atractivo de nuestro país para empresas europeas, chinas, japonesas, coreanas, e, incluso, norteamericanas.
Transformación digital y transición energética van de la mano. Y, en este sentido, contamos con una gran ventaja competitiva: la producción de energía renovable, gracias a nuestro elevado número de horas de sol al año y de viento, así como con empresas de energía limpia que son referente mundial.
En estos momentos, España ha alcanzado los 355 MW aplicados a este sector, pero podrían aumentar, según cálculos de Spain DC, hasta los 2.180 MW en los próximos cinco años atrayendo más de 21.800 millones de inversión directa, más otros 36.500 millones de inversión indirecta, hasta un total de 58.000 millones.
A este respecto hay que señalar que en 2024 la energía renovable supuso el 56,81% de toda la generación eléctrica española aportando un total de 148.975 GW (fuente: informe de Asociación de Empresas de Energía Renovable), un dato que pone de relieve que nuestro país dispone de la capacidad para generar la energía necesaria para este proceso de digitalización económico y social sin comprometer la viabilidad de los sectores tradicionales (industria, …).
Se espera una inversión directa de aproximadamente 8.000 millones de euros hasta 2026
Y nos muestra que se debe seguir apostando por la producción de energía renovable, para aumentar nuestra ventaja competitiva y seguir atrayendo inversiones en centros de datos.
Por otro lado, se debe poner la demanda de energía de estos centros en relación con la demanda total para “desmontar” algunos de los falsos mitos que circulan alrededor de estas infraestructuras, su elevado consumo de energía y agua. Así, la Agencia Internacional de Energía (AIE) en su informe anual, “Perspectivas energéticas mundiales,” indica que, aunque se espera que el consumo de electricidad de los centros de datos crezca rápidamente seguirá siendo una pequeña parte, menos del 10%, del crecimiento general de la electricidad mundial, y menos de un tercio del crecimiento de la demanda de vehículos eléctricos, por ejemplo.
Respecto al consumo de agua, hay que indicar que existen técnicas de refrigeración avanzadas (enfriamiento adiabático, por aire o por líquidos no acuosos) de los equipos que han reducido ese consumo y que, si nuevamente ponemos en relación el consumo de agua de los centros de datos con otros usos, vemos como los centros de datos que tiene previsto implantar AWS en Aragón consumirán menos de agua de la que consumen otros sectores más tradicionales, así utilizarán un 20% menos de agua que la planta que el gigante mundial de la automoción Stellantis tiene en Figueruelas.
Y, por último, no hay que pasar por alto un hecho muy relevante y es que la digitalización y el análisis de datos permiten gestionar más eficientemente los recursos y rebajar el consumo de electricidad y agua.
En resumen, la transición digital impulsa la transición hacia una sociedad y economía más sostenible y que genera crecimiento, riqueza y empleo y en la que se debe fomentar y apoyar la presencia de empresas españolas, tanto en las fases de desarrollo como de suministro de energía, para no depender de terceros y aumentar nuestra soberanía energética, digital y estratégica.
*** Antonio González Terol es director de relaciones internacionales de Solaria Energía.